LIBRO

Los hermanos Felgueroso y la minería asturiana    

Obra dirigida por Carlos Roces Felgueroso y elaborada por Bernardo Roces Montero, Gijón, 1999.

0.- EL PORQUÉ DE LAS COSAS

Gijón, 1956.     A la puerta de casa, un joven toma el aire mientras descansa de sus estudios. En esto, pasa un viejo minero por la calle, y se queda mirando por la ventana de la casa, con mucha atención. Mira hacia adentro, hacia un cuadro. 

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 Es el retrato de un hombre mayor, de pelo y bigote blancos. De repente, el minero hace ademán de dirigirse a la puerta. El joven le franquea la entrada. El minero inquiere:

            - Ési del cuadru ¿ye don Constante Felgueroso?

            - Sí

            - ¿Qué fai ahí?

            - Ye'l mi güelu - contesta el joven.

            - ¿Quién lu pintó? - insiste el viejo.

            - Pintélu yo.

Con un poco de sorna asturiana, el jubilado dice: - ¡Qué vas a habelu pintao tú! - Y, cambiando repentinamente el tono de su voz, muy serio ahora, dice: - Hombres como ési non teníen que morir.    

El joven pintor era Carlos Roces Felgueroso, y esa conversa­ción le hizo reflexionar sobre su abuelo. La reflexión le llevó a desear saber más, y quiso escribir un libro que reivindicase a las personas que de verdad han trabajado por el bien de la comunidad. Personas como los Felgueroso, que prefirieron trabajar duro, luchando contra las burlas, la incomprensión y el olvido, mientras proporcionaban empleo a miles de asturianos, son los que ahora, en este libro, han de recibir el reconocimien­to de la historia, más o menos brillante, más o menos gloriosa, y más o menos auténtica.                                              ---  

Han pasado más de cuarenta años desde entonces.  

Sobre la familia Felgueroso se escribió el guión para hacer una película.  Faustino González Aller y Jesús Rubiera tenían  la ilusión de llevar la historia por el mundo entero, pero algunos miembros de la familia se opusieron a ello. Por esa razón, la película se tituló "Jandro", y el apellido de los protagonistas pasó a ser Ordieres, malográndose la idea original[1].  

Más tarde se escribieron tratados sobre minería y combustibles en Asturias, en varios de los cuales no aparece ni siquiera mención de los hermanos Felgueroso. Así, quien consulte hoy esos textos difícilmente pueda vislumbrar la verdadera historia de la minería asturiana.  

Pero la memoria del pueblo es firme. Y ellos, los que importan, siempre estarán en nuestro recuerdo: hombres como éstos no deberían morir.  

1.- LOS ORÍGENES

EL SIGLO XVIII: LA ILUSTRACIÓN

La Ilustración fue un movimiento filosófico, político y económico que se basaba en la razón, en la inteligencia y en el desarrollo humano, y que tuvo su vigencia en el siglo XVIII. En esas fechas comenzaba un proceso de industrialización y de educación en España, entre cuyos principa­les exponentes se encuentran dos asturianos: Gaspar Melchor de Jovellanos y el padre Feijóo. Los ilustrados se aplicaron a la creación y gestión de diversos centros de estudio, porque creían (un tanto ingenuamen­te) que el conocimien­to científico era la mejor, la única manera en que el ser humano podía progresar económicamente y ser feliz.  

Fue una época optimista y luminosa de la historia de España, aunque solamente afectara a las clases superiores. Pese a todos los esfuerzos ilustrados, el grueso de la población española continuó en la incultura, el analfabetismo y en unos sistemas de produc­ción tradicionales y poco rentables.  

La Revolución Francesa de 1789 dio un golpe mortal a la Ilustra­ción española, pues los monarcas (el régimen de Carlos III se llamó "despotismo ilustrado") temieron por su real cabeza. Ello trajo el brusco paro de las reformas, y la vuelta de numerosos aspectos del llamado "Antiguo Régimen", para que no ocurriera en España lo que había ocurrido en Francia.

JOVELLANOS 

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Gaspar de Jovellanos, visita de minas de Asturias, hacia 1789.- Apunte de Carlos Roces, para cuadro del Foro Jovellanos

Era por estas fechas cuando Jovellanos acariciaba la idea de abrir en Asturias varios centros de estudio para la formación de pilotos navales y de mineros. Su propósito era poner los medios para el aprovechamiento racional de las minas: veía claramente que hacía falta tener ingenieros en las explotaciones, y buenos marinos en los barcos de transporte. Pero esa visión no obtuvo resultados prácticos. Es muy ilustrativo para este particular un artículo publicado por Carlos Roces en El Comercio, de Gijón, el día 20 de mayo de 1998:  

JOVELLANOS, LA MINERÍA Y LOS HERMANOS FELGUEROSO  

El día 6 de abril de 1930, en el diario La Prensa, de Gijón, el ingeniero don Ignacio Patac publicaba un artículo con el título “Gijón, cuenca carbonífera”. Decía entonces:  

“La riqueza más positiva y más importante de Asturias, constitúyela, sin duda alguna, el carbón. Pero los asturianos todavía no nos hemos percatado bien de esta sencilla verdad.  

Solamente Jovellanos, con su clara intuición con su cerebro privilegiado, en una época en que no podía ser sospechada siquiera la importancia extraordinaria que iba a tener bien pronto la explotación del carbón en el mundo civilizado, se dio cuenta, a finales del siglo XVIII de la riqueza de estos yacimientos. Y comprendió además que para explotarlos era necesario hacer buenos mineros y buenos pilotos; los primeros para arrancar con arte la sustancia útil de las entrañas de la tierra, y los segundos para transportarla en sus navíos por todo el litoral español y aun para llevarla a otros continentes”.  

“(...) De este magnífico pensamiento de Jovellanos, en cuya realización puso sus mejores cuidados, sus más hondos cariños, no queda nada en pie. - Continúa.- Ha transcurrido cerca de siglo y medio desde que el gran gijonés señaló esta ruta luminosa para explotar nuestra riqueza, y enterrada definitivamente la obra del insigne patricio, los establecimientos oficiales de hoy siguen extendiendo principalmente títulos de abogados y bachilleres con una constancia y una prodigalidad dignas de mejor causa, con planes de enseñanza continuamente modificados, eternamente deficientes y muchas veces absurdos”.  

(...)En abril de 1932, el ingeniero Ignacio Patac publica una serie de artículos sobre la necesidad de implantar en Gijón una escuela de minas, siguiendo el plan que trazó Jovellanos.  

Se refiere a la magnífica “Oración Inaugural” de Jovellanos, el día 7 de enero de 1794, en el Instituto de Náutica y Mineralogía. Un discurso modelo de buen decir, profundidad de pensamiento y claridad didáctica, en el que exhorta a sus paisanos a que se decidan a cultivar sus riquezas naturales y se abstengan de ir a buscarlas al otro lado de los mares. Jovellanos terminó su insuperable discurso profetizando los días venturosos, de prosperidad y bienestar que la explotación del carbón proporcionaría a los asturianos. Y dice que cuando sus cenizas “que no reposarán lejos de vosotros” (...)  

“Os predicarán desde su sepulcro que estudiéis continuamente la naturaleza, que sólo busquéis en ella las verdades útiles y que consagréis toda vuestra aplicación, toda vuestra sabiduría, todo vuestro celo al bien de la patria y al consuelo del género humano.”  

“Pero el eco de tan elocuentes palabras - dice Patac - la armoniosa vibración de tan firme y equilibrado pensamiento, bien pronto fueron apagadas”. Pero prendieron, un siglo después, en el corazón de cada uno de los hermanos Felgueroso

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Aspecto que ofrecía el teatro Jovellanos de Gijón, en el acto de la conferencia del ingeniero D. Ignacio Patac en torno a la cuenca carbonífera de Gijón, en la que se refirió de forma detallada a los trabajos de los hermanos Felgueroso, en las zonas de Leorio, Vega y San Martín de Huerces.

 

EL SIGLO XIX EN ESPAÑA

El siglo XIX comienza con una guerra (1808-1814) y sigue con la monarquía absoluta de Fernando VII hasta 1833. Se produjeron numerosos disturbios y represiones aunque, conforme pasaban los años, se fue suavizando la garra de acero absolutis­ta, y se aceptaron parte de las reclamaciones de los "liberales".   

Con el período isabelino (1833-1868) se inician las Guerras Carlistas. Pese a ellas, hubo una cierta estabili­dad política: "sólo" cinco gobiernos distintos, separados por levantamientos, rebeliones militares y guerras civiles: lo normal en este país. El régimen isabelino fue derribado por la Revolución de Septiembre de 1868, llamada La Gloriosa.  

Lo que seguía no fue mucho mejor: derribada la reina Isabel II, empieza el "sexenio revolucionario". Este período extraordi­naria­mente inestable (que coincide con las revoluciones burguesas en toda Europa) se puede dividir en tres etapas: en la primera (1868-71) se suceden un gobierno provisio­nal y una Regencia; en la segunda etapa (1871-73) con el rey Amadeo de Saboya se intenta una monarquía democrática. La tercera fase corresponde a la Primera Repúbli­ca (1873-74: once meses, cuatro gobiernos: constituyen­te, república federal, república radical unitaria y república unitaria conservadora). Por fin, tras el golpe de estado del general Pavía, la cuarta etapa (diciembre de 1874), la Interinidad, concluye con la proclamación del rey Alfonso XII.  

Y en esta España belicosa, aterradora, primitiva y desgasta­da por mil y una guerras, llena de soberbia, corrupción e injusticia social, pobre de solemnidad pero orgullosa de un Imperio que ya no poseía, atrapada en un concierto europeo en el que no tenía ninguna importancia, retrasada industrialmente y ciega a muchas cosas, es donde nacen los hermanos Felgueroso.

LA HISTORIA DE UN LUGAR  

 

CIAÑO DE LANGREO

 

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Ciaño. a principios del siglo XX

Ciaño es un pequeño pueblo del concejo de Langreo, en Asturias, España. La comarca en la que se asienta es conocida como "la cuenca del Nalón", "el Valle del Nalón", o uno de los "valles mineros" de Asturias. Desde finales del siglo XIX hasta finales del XX, Langreo basó su existencia en la minería de hulla.

 

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Casa de los Felgueroso en Ciaño  Hijas de Constante Felgueroso,       en casa  Parte de atrás de la casa

Hasta la aparición de las industrias mineras, esta zona de Asturias (en realidad, prácticamente toda Asturias, si exceptua­mos a Jovellanos, a Feijóo y a unos pocos más) no tuvo NINGUNA importancia económica, social o cultural en España, y mucho menos en el mundo. Enredados en un mundo primitivo y tradicional, los lugareños vivían en una economía de subsistencia no muy distinta de la que se dio durante la Edad Media (esa misma Edad Media en que Asturias fue la cuna de España). Su dieta, hasta la introduc­ción del maíz y la patata america­nos, consistía en unos pocos cultivos, castañas y productos ganade­ros. El bocio (enfermedad provocada por carencias alimentarias) era una enfermedad común. Se sabe que en algunos lugares se recogía el carbón artesanalmente para uso doméstico.

 

Los esfuerzos de industrialización que en su tiempo incoara Jovellanos se estrellaron contra lo que los ilustrados llamaban "abulia" o "pereza empresarial", y contra la desorgani­zación de las empresas y concesionarios instalados.

 

La razón para que comenzase la industrialización de la minería hullera en Asturias no fue por el buen corazón de nuestros gobernantes ni por la iniciativa de nuestros nativos, sino, como en tantas otras cosas, por un interés pura y duramente económico: la industria necesitaba carbón (como sustituto combustible de la madera en la siderurgia) y, si no se conseguía en territorio nacional, habría de ser importado de Inglaterra. Y esa posibili­dad aterraba a la proverbial soberbia hispánica. En especial, porque Inglaterra era un enemigo tradicional de la Corona española.

 

Aunque desde mediados del siglo XVIII se embarcaban cargamentos de carbón en los puertos asturianos, según consta en la documen­ta­ción recogida por don Luis Adaro, LA PRIMERA sociedad comercial que se constituyó en Asturias para explotar una mina de carbón de piedra lo hizo el 5 de abril de 1838, en Turiellos, Langreo. Hasta ese momento, la recogida del carbón de las Reales Minas de Carbón de Langreo se había realizado sin apenas organización, usando y abusando de la corrupción adminis­trativa, y con fines casi totalmente militares. A partir de ese momento, la industria minera empezó a convertirse en algo serio.

 

En estas primeras minas nadie sabía lo que era una jornada de ocho horas, ni se les había ocurrido que podía existir un salario mínimo. Por supuesto, nada de seguros de enfermedad ni de jubilación. El peón que tanto trabajaba, tanto cobraba (más bien poco): de todas formas, los "brazos" laboraban en la mina cuando les convenía, pues contaban con otros medios de supervi­vencia. ¿Medidas de seguridad? Apenas. Las máquinas tardaron bastante en introducirse, y no permitían grandes alardes técnicos. Pero hemos de reconocer que se trataba de los comien­zos. A lo menos, las ganancias que conseguían los trabajadores les permitieron acercarse a la civilización con un poco de dinero en el bolsillo. Y la transi­ción desde "la aldea perdida" a un lugar que podamos llamar "civilizado" es un asunto difícil.

 

La evolución de la historia corría veloz, y la minería se iba abriendo camino. Conforme pasaban los años, fue aumentando la producción (siempre con un carácter mínimo: los carbones extraídos solían utilizarse para el autoconsumo y en la industria siderúr­gi­ca. Incluso era necesaria la importa­ción). Sin embargo, la minería iba mostrando su capacidad de producir riqueza. Los medios de transporte eran precarios: el carbón se llevaba en las lentas, caras, peligrosas y populares "chalanas" por el río Nalón hacia el puerto de San Esteban de Pravia, o en ruidosas carretas de bueyes por empinados caminos de montaña hasta el de Gijón.

 

Fue en 1852 cuando la Reina Madre doña María Cristina de Borbón inauguró la primera línea del ferroca­rril entre Sama de Langreo y Gijón. La construcción del "puerto de refugio" de El Musel comenzaba en 1862, y hasta 1899 (tras muchos acciden­tes) no pudo darse por terminado. El ferrocarril que atravesara el puerto de Pajares no llegó hasta 1884.

 

En el tiempo de la fundación de aquella primera empresa comercial (1838), Gabino, el que habría de ser padre de los hermanos Felgueroso tenía dos años de edad. Y ese mismo año nacía Genara, la que habría de ser la madre. No deja de ser simbólica la coincidencia del nacimiento de los progenitores y del de la industria minera asturiana.

EL ENTORNO

 

Cuando Gabino Fernández Felgueroso y Rodríguez se casó con Genara González García, el rendimiento de su tienda de La Nozaleda, en Ciaño, era suficiente para mantener una vida digna. No obra en nuestro poder el certifi­cado de matrimonio, pero podemos estimar que ella tenía 21 años, y él 23, hacia 1859.

 

Pese a la precariedad de muchas de las instalaciones, ya existían en la zona numerosas minas dedicadas a la explotación de los riquísimos fondos hulleros de Langreo. En la época del casamien­to de los padres de los hermanos Felgueroso había 2.300 minas descubiertas y solicitadas cuyos expedientes se hallaban en tramitación; según datos de don Luis Adaro[2], 247 minas ya daban beneficios y 110 minas se encontraban en laboreo. Era ya, pues, a esa altura del siglo XIX, una comarca discretamente próspera, y netamente minera.

 

Las condiciones de vida en aquella época eran muy diferentes de las que pueda disfrutar cualquier persona que lea esta narración. Por supuesto, no había luz eléctrica ni agua corrien­te. Los sistemas sanitarios eran muy deficientes (los "retretes" no existían como hoy: entonces, la palabra tenía su valor etimológico, y se hacían las necesidades en "un lugar retirado"). La medicina del siglo XIX desconocía casi todos los adelantos que hoy tiene la Seguridad Social, y era bastante poco eficaz. Por fortuna, la mayoría de los niños se tenían en casa, con el inestimable auxilio de la comadrona, figura muchas veces a medio camino entre la bruja y la abuela de todas las madres. De las montañas bajaban muchachas recién paridas (abandonando en ocasiones a sus propios hijos), para amamantar a los retoños de los "señoritos" de ciudad: era la única manera en que estas jóvenes podían progresar en los centros urbanos sin necesidad de venderse a otros apetitos. Y, desde luego, los lujos como lavarse con cierta frecuencia se reservaban a los terrate­nientes, a los caciques locales y a los urbanícolas (y no siempre, ni todos).

 

Consecuencia de todo ello, la mortandad infantil era altísima aunque, como la natalidad también era muy alta (pues apenas se conocían métodos de control), el equilibrio resultaba adecuado. No existían las prestaciones por desempleo, la jubilación ni la legislación laboral, que llegarían mucho más tarde. El trabajo en la mina era mucho más duro que ahora, y se cobraba numerosas víctimas, ya que se desconocían las medidas de seguridad que hoy día son obligatorias en toda prospección.

 

El analfabetismo era abrumador, y pocos podían permitirse el lujo de tener estudios: los pobres debían poner a los niños a trabajar en cuanto pudieran llevar un cesto a la espalda. Y los que podían estudiar, nobles y burgueses, lo hacían en colegios religiosos.

LA FAMILIA

 

En estas condiciones, la familia Fernández-Felgueroso iba creciendo.  

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Adelaida, la mayor de los cinco hermanos.  D. José Cueto González, su marido.

La primera hija en llegar fue Adelaida, en 1861, y fue muy celebrada. Sin embargo, según la visión tradicional de la época, cabe la duda de si los padres deseaban que su primogénito fuera un niño. Ella funcionaría, más adelante, como una especie de "madre piquiñina" para los dos menores. Casó con don José Cueto González, y tuvieron nueve hijos: de ella parte la rama de la familia que se llaman los Cueto - Felgueroso. Quedó viuda en 1921 y murió en 1938.  

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Edificio llamado "Casa de Doña Adelaida", en Langreo, que fue construido para ella y su numerosa familia por sus hermanos. Acabó siendo residencia de ingenieros de Duro Felguera, muchos años después.

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Víctor Felgueroso, el mayor de los varones   Su esposa, Ceferina González.

Poco después, en 1863, nacía Víctor, el mayor de los varones, que habría de ser un poco "in loco parentis" el cabeza de familia a efectos de negocios, en especial tras la muerte del padre. Se habría de casar con Ceferina González, e iba a tener siete hijos.  

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Constante, en la época en que estudiaba Capataz de minas en Mieres y despues. Su esposa, María Figar, con años de diferencia

Constante, o Constantino, nace en el año 1865. Muy vinculado con su hermano mayor, ellos dos serían los primeros en salir a estudiar a Mieres. Ya crecido, casaría con María Fernández - Figar, y tuvieron siete hijos. 

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Carlos Roces con su abuela, María, Viuda de Constante 

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Rosario, que no tuvo hijos  D.Jesús Fdez.-Solís y García-Bernardo

En el año 1868 nace Rosario. Siendo mujer, y ni la mayor ni la pequeña, cultivó siempre un sentido común muy acusado, y un gran instinto protector. Casaría con don Jesús Fernández - Solís García - Bernardo, aunque enviudó sin descendencia en 1918. En el concejo de Langreo (donde siempre vivió) se le tiene un especial cariño por la cantidad de obras de asistencia social que puso en marcha y mantuvo durante toda su vida. Sería la que sobreviviese a todos sus hermanos, pues murió, a los 101 años, en Ciaño, en el año 1969.

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Secundino, el menor de los hermanos Celsina Fernández-Nespral, su esposa.

Y, por último, en 1872, nace el más joven de la familia, Secundino, quien habría de casar con Celsa Fernández - Nespral, y de cuyo matrimonio nacerían ocho hijos.

 

Los tres varones, habiendo nacido en un pueblo minero, pronto empezaron a entrar al "tajo". Primero, como "guaje de mina", pasando luego a aprendiz. De todas maneras, los primeros juegos ya se realizaban cerca de los pozos, o en las instalacio­nes de superficie, lugares estupendos para esconderse y espiar las actividades de los mayores. Los pequeños desafíos pudieron tener fatales consecuencias, pues la inconsciencia infantil no entiende de peligros, y todos deseaban mostrar su hombría. Era, además, una época en que la vida humana apenas tenía más valor que la tierra en que se sepultaba.  

Pasaba el tiempo, y los dos mayores empezaron a trabajar. Conscientes sus padres de que sin estudios no lograrían progresar demasiado, los enviaron a la Escuela de Facultativos de Minas de Mieres.  

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Mientras sus hermanos trabajaban y estudiaban, la mayor, Adelaida, comenzaba a tener hijos. Familia muy numerosa.

Esta vida era agotadora: tras pasarse toda la semana, de lunes a viernes, en los pozos, trabajando para arrancar a las piedras el sustento, el sábado por la mañana (durante todo el curso académico, de Octubre a Junio) partían caminando con sus bocadillos, por caminos de montaña hasta Mieres, unos quince kilómetros, en un trayecto que duraba dos horas. Permanecían allí, estudiando, hasta el domingo por la mañana, y a la tarde volvían a Ciaño, donde todo empezaba de nuevo.

 

El continuo sacrificio y la necesidad de permanecer unidos ya estaban forjando los caracteres de un equipo de hombres capaces de mover montañas. Los resultados académicos eran excelentes, y se les consideraba alumnos de lo más aventajado. Años más tarde, se uniría a ellos en la caminata el hermano pequeño, Secundino.

 

Fue en la Escuela donde trabaron contacto con los estudios geológicos del insigne ingeniero de minas Guillermo Schulz, de cuya lectura habrían de extraer en el futuro la idea de buscar carbón hacia el norte y la costa. Y fue también en la Escuela donde empezaron a escuchar los rumores sobre algo que llevaba funcionando ya en Europa varios años, y que llegaba a España: la Asociación Internacional de Trabajadores.

 

Terminaron los estudios, recibieron el título (Víctor, el 3 de abril de 1884)[3] y, acto seguido, pasaron a prestar servicio como capataces en varios grupos mineros de los alrededores. La vida parecía, por fin, sonreírles.

 

Sin embargo, los tiempos estaban endureciéndose. El precio de venta del carbón era inferior al costo de la extracción, y muchas minas fueron abandonadas.


2.- EN LANGREO (1893-1920) 

A finales del siglo XIX, la industria minera estaba sufriendo una transformación: aumentaba la demanda de carbón para las industrias siderometalúrgicas, llegaban capitales extranjeros y de otras partes de España, y se tendía a la agrupación de explotaciones en manos de grandes empresas. Además, el movimiento obrerista progresaba en España (en 1869 se organizan secciones dependientes de la primera A.I.T., y la U.G.T. se funda en 1888), exigiendo mejoras en las condiciones laborales. Consecuencia de no poder afrontar la competencia, muchas minas pertenecientes a empresas pequeñas estaban cerrando en Langreo.

Y los Felgueroso no estaban dispuestos a quedarse sin trabajo, ni a permitir que Langreo se hundiera en la miseria debido a la descapitalización.

EMPEZAR DESDE LA NADA  -  MINAS DE SAÚS

El 1 de septiembre de 1893 se funda la Sociedad Felgueroso Hermanos, que toma en arriendo las minas de Saús a la Compañía de Carbones Asturianos. Aunque el arrendamiento estaba firmado por D. Víctor Felgueroso, el resto de su familia tenía también participaciones, según esta proporción:

 

D. Gabino Felgueroso............................ 10 por 100

"  Víctor Felgueroso................................. 41 por 100

"  Constantino Felgueroso...................... 25 por 100

"  Secundino Felgueroso........................ 10 por 100

Dª. Adelaida Felgueroso........................   7 por 100

"   Rosario Felgueroso ...........................  7 por 100[4]

 

El capital inicial era irrisorio, aunque era prácticamente todo lo que los Felgueroso tenían, y no se podía conseguir más dinero: 20.000 pesetas de D. Gabino, 5.000 de D. Víctor y 3.000 de don Constante. Después de inmovilizar capitales, sólo quedaban 8.000 pesetas para los gastos de organización.    

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Los guajes y las carboneras de Saús Constante con Gabino y Víctor  Víctor y Constante Felgueroso en Saús

 

Estas minas tenían justa fama de ser ruinosas: varias Sociedades habían intentado explotarlas sin resultado, puesto que el precio de costo siempre resultaba superior al precio de venta.    

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Edificio de la Central Térmica Las escuelas para los hijos de los mineros 

 

Durante los cinco primeros años sólo don Víctor Felgueroso llevó la dirección y administración de las minas pues, al tratarse de un negocio pequeño, no necesitaba la ayuda de sus hermanos. Al cabo de dos años, en 1895, había logrado beneficios suficientes como para devolver el capital invertido por su familia.  

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D. Lucio Muñoz, maestro con los niños Estado actual de las antiguas escuelas  Pabellón adjunto

Más aún: el 28 de abril de 1896 compraban las minas de Saús por 140.000 pesetas, que se pagarían a plazos y sin intereses. El primer plazo se pudo pagar con los beneficios de los primeros meses del año.    

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Uno de los edificios sirvió como vivienda, oficina y biblioteca de los Hermanos Felgueroso en la primera época de las minas     Panorámica de la mina de Saús, hace un siglo y estado actual del edificio de la Central térmica.

Dos años más tarde, en 1898, la Sociedad estaba en disposición de comprar de nuevo: se trataba de las minas "Clara Matilde" y "Benita" (que serían el embrión del "Grupo Ciaño") adquiridas a la señora viuda de Arias, por 12.500 pesetas, y la mina "Entralgo", en Laviana, de los señores Kessler, Laviada y Compañía, por 60.000 pesetas.    

 Según la historia de la minería en Asturias..

"En 1917 tenemos registrada la primera aplicacion de la energia electrica en la zona. Un pequeño grupo termoelectrico que la Sociedad Hermanos Felgueroso instala en su explotacion de Saus, servira para proporcionar fuerza motriz en las labores de extraccion y tambien para el alumbrado dentro de las galerias. Al año siguiente, sera la recien formada Compañia Hulleras del Rosellon la que emplace un ingenio de las mismas caracteristicas en la localidad de Curuxona."

 

                              MINAS DE  "LA MUEVA"

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Plano inclinado de la mina "La Nueva", que había sido comprada por los Hermanos Felgueroso en el mes de Febrero del año 1899 Aspecto de otra de las minas que se explotaban a principios del siglo XX. sin castilletes y usando la tracción animal como único sistema de transporte.

 

La compra más audaz de esta etapa se efectuó el 19 de febrero de 1899:  Las minas de "La Nueva" llevaban abandonadas cuarenta años y, adquiridas y gestionadas por don Víctor, a los cuatro meses (en junio) estaban en producción.  

“Fueron compradas a los señores don Inocencio Sela, don Policarpo Herrero y don Wenceslao González en la cantidad de 1.000.000 de pesetas, a pagar 100.000 al contado y el resto en doce años, a razón de 75.000 pesetas anuales, con interés de 5 por 100. Además, pagaríamos un canon de 50 céntimos en tonelada, a partir del mes de marzo de 1911.”[5]  

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Varios miembros de la familia Felgueroso, en las minas de Saús, años después de su compra, a final del siglo XIX, pero antes de su venta a la Sociedad Metalúrgica Duro Felguera, en el año 1920.

LA SOCIEDAD REGULAR COLECTIVA 

Tras convertirse la pequeña sociedad familiar en una empresa mediana, era preciso replantear el marco jurídico. Así, el 23 de marzo de 1899 se constituye la Sociedad Regular Colectiva Felgueroso Hermanos como continuación de la Sociedad Felgueroso Hermanos. Contaban para empezar con el capital de 250.000 pesetas, que era aproximadamente el beneficio de la explotación desde el año 1896 hasta la fecha de la escritu­ra de constitución de la sociedad.  

            Se modificó entonces la participación que cada socio había de llevar en lo sucesi­vo, después de devolver el capital, con arreglo a lo convenido en un principio, quedando esta participación como sigue:  

D. Gabino.................................................. 10 por 100

"  Víctor .....................................................  27 "

"  Constantino........................................... 25 "

"  Secundino ............................................  22 "

D.ª Adelaida ............................................  8  "

"   Rosario ................................................  8  "[6]

 

El 10 de agosto de 1900 la escritura de propiedad de las minas "La Nueva" pasaba a ser de los Felgueroso, quedando hipotecadas por la cantidad de 825.000 pesetas. Y, el 29 de agosto, se las vendían a los señores don Carlos de Barberá, don Ernesto Latast y don Gustavo Bord, por cuatro millones de pesetas. En el mismo día se canceló la hipoteca que gravaba estas minas. Los 4.000.000 de pesetas se convino que se pagarían en la siguiente forma:

                          1.500.000 pesetas al contado;

                        1.000.000  "              en 1 de octubre de 1901

                        1.000.000  "              en 1 de octubre de 1902; y

                          500.000  "               en 1 de octubre de 1903.  

Por último, el 31 de agosto de 1900, se compró la mina "Petróleo" a don Manuel Ortiz y Hermanos por 30.000 pesetas.  

La gestión de don Víctor había convertido en rentables unas minas inútiles. No se trataba de magia ni de ingeniería financiera: simplemente, la aplicación de los principios de optimización de recursos que todo buen empresario debe conocer, combinado con el recio sentido común del minero. Estas minas, y las que habrían de venir, necesitaban de empresa­rios que supiesen trabajar "a pie de tajo", gente que no quisiera vivir de rentas, sino que supiera mancharse las manos sabiendo muy bien lo que estaba haciendo. Y, así, honradamente, hacer que algo sin valor pasase a ser preciosísimo.  

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En estos momentos habían quedado saneadas las minas, y la empresa obtuvo un beneficio de 2.897.161 pesetas, a los siete años de empezar con un capital de 28.000 pesetas. Cierto es que, desde nuestra perspectiva, eso no parece dinero para una empresa importante. Sin embargo, compárese el capital inicial y el valor de las minas al principio, y en lo que se habían convertido tras pasar por las manos de don Víctor Felgueroso: había centuplicado su valor.  

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Constante, Gabino y Víctor, en su jornada de trabajo.

Y, sobre todo, el mérito mayor de esta empresa es que no contaba con el respaldo de entidades multinacionales, ni los empresarios eran nobles, indianos[7] o terratenientes con rentas que invertir, sino gente de la mina, que habían estudiado mucho para prepararse y que habían arriesgado en este negocio todo lo que tenían.    

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Durante los primeros años del siglo XX, se seguirían explotando los chamizos y minas con sistemas muy rudimentarios.  Sería muchos años después cuando se comenzarían a levantar castilletes, como los del grupo Barredos, de los Hermanos Felgueroso

 

Las minas de Langreo iban a seguir siendo rentables durante muchos años. De hecho, los beneficios que dieron durante los años de la Gran Guerra permitieron a los Hermanos Felgueroso mantener en marcha las ruinosas exploraciones que darían lugar a Mina La Camocha. Concretamente, entre los años 1914 y 1918 la Sociedad Felgueroso Hermanos fue la quinta empresa entre los principales productores de hulla[8],

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La explotación de las minas en la zona de Langreo era una tarea muy difícil, pues los sistemas eran anticuados. En la modernización de las explotaciones tuvieron los Felgueroso una parte decisiva.

 hasta que, al vender en 1920 todas las minas que los Felgueroso tenían al sur del río Nora a Duro-Felguera, éstas pasarían a engrosar la ya majestuosa producción de ésta. Pero antes de ello, antes de desprenderse de las minas de Langreo, los hermanos Felgueroso habrían de empezar con la epopeya de La Camocha.

Y ésa es una historia que empieza con el final del siglo.  

3.- GIJÓN 

A principios del siglo XX, Gijón era una población de 52.000 habitan­tes, que contaba con una incipiente actividad industrial. A mediados del siglo anterior habían entrado en funcionamiento la carretera Carbonera, el Ferrocarril de Langreo y la comunicación ferroviaria con Oviedo, casi al tiempo en que empezaban los trabajos de Siderúrgica Moreda y Gijón. Y, a finales del XIX se concluía la construcción del puerto de refugio de El Musel y se fundaba la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Gijón. A principios de siglo Gijón se estaba convirtiendo en un polo de atracción para los emigrantes.  

Y otra de las características que definen Gijón en estas fechas (y hasta el final de la guerra civil) es el movimiento ácrata, debido probablemente al influjo anarquista catalán llegado por vía marítima y a las penosas condiciones socioeconó­micas en que se desarrollaban las vidas de los obreros gijoneses sin cualificar[9].  

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El muelle de Fomento de Gijón, hacia el año 1900.

El puerto y la pequeña industria eran sus bazas económicas principales. Pero, en cuanto al carbón, no había más relaciones con el negro mineral que las que se derivaban del consumo y embarque del que procedía de Langreo. Y eso iba a cambiar en breve. Al pasar el siglo.  

La verdad es que, dada la atormentada tectónica astur, a nuestra región se la tenía por paraíso de los geólogos desde el inmemorial Guillermo Schulz, que la recorrió de cabo a rabo y fue uno de los primeros en intuir sus innume­rables posibilidades mineras. El carbón constituía un reto permanente a la iniciativa empresa­rial, tras hallarse en abundancia en la zona central de Asturias. El libro de la tierra lo integran una serie de páginas que normalmente se superponen por orden de antigüedad, recubrien­do el hullífero un manto mesozoico que aflora por muy diversos lugares, desde Luanco a Llanes y, siguiendo con el ejemplo, desde Cangas de Onís a Llanera o Gijón.  

Con ello se indica la imposibilidad teórica de hallar por estos pagos tan preciada reliquia fósil y es aquí donde entran los llamados visionarios, unos hermanos Felgueroso a los que impele la prospección. Vieja y entrañable histo­ria la que a partir de ese instante se va a escribir. Concejo de Gijón y parroquia de Vega. Año de gracia de 1901. Se inicia la epopeya. Y la leyenda. Porque a Víctor Felgueroso jamás se le olvidará que, hablando con los más ancianos de entre los lugareños, éstos le explican que en aquel prado donde se va a abrir un pozo solía pastar una vaca, mocha por faltarle un cuerno. De ahí, acaso por contracción o corruptela popular, prado de La Camocha y por último simplemente La Camocha.[10]


TIERRA 

Los hermanos Felgueroso habían deducido, en base a su conocimiento de la obra del geólogo Guillermo Schultz, y de su propia experiencia minera que, si había carbón en Langreo, probablemente habría de haberlo también cerca de la costa asturiana. Sus trabajos de investigación les llevaron a iniciar las obras de lo que habría de ser La Camocha, entre Vega y San Martín de Huerces.    

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Los Hermanos Felgueroso recorrieron los alrededores de Gijón, estudiando las zonas más idóneas para hacer la prospecciones en busca del deseado carbón. Era una larga y difícil tarea.

Así, a principios de 1901 solicitaron la concesión de varias pertenencias en el Concejo de Gijón, a nombre de la Sociedad Regular Colectiva Felgueroso Hermanos. Tras haber consultado con el geólogo don Lucas Mallada, de la Sociedad Española de Sondeos y Alumbramiento de Aguas, éste estuvo de acuerdo en que el lugar elegido por ellos para iniciar las prospec­ciones era el más correcto, y les animó a comenzar con la empresa.  

En el mes de noviembre había ya un resultado positivo: las muestras extraídas por la sonda habían llegado a terreno carbonífero a los 160 metros de profundidad. En diciem­bre, el balance era inmejorable: a 200 y a 234 metros de profundidad se habían cortado tres poderosas capas de carbón de calidad excelente.  

Pese a las buenas noticias, el sondeo hubo de ser interrum­pido primero, y suspendido después, por un fallo mecánico: la cabeza perforadora de la sonda, compuesta por una corona de diamantes, se rompió y quedó enganchada, imposibilitan­do la prosecución de la profundización hasta que pudieran efectuarse trabajos más concienzu­dos. Sin embargo, el sondeo había demostra­do que existían buenas razones para comenzar a explotar en este punto.

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Los trabajos de prospección, de los hermanos Felgueroso duraron treinta años en Gijón

AGUA 

En 1902, consecuencia de los datos obtenidos, se imponía comenzar las profundizaciones, y el primero de mayo iniciaron la perfora­ción de un pozo en San Martín de Huerces. El propósito era llegar a la capa de carbón y comenzar, desde allí, la excavación de las galerías transversales. Pero no pudo ser.  

Los primeros 16 metros se bajaron fácilmente, en margas del trías, pero a esta profundidad apareció un manantial de agua de 60 litros por minuto que dificultaba los trabajos. Desde los 38 metros aparecieron nuevos manantiales, em­pleándose entonces una bomba de vapor que elevaba 500 litros por minuto, lo que resultaba deficiente para el agotamiento, consiguiendo llegar a fin de año a la profun­didad de 46 metros.[11]  

Puede imaginarse el lector las dificultades que supone para los mineros trabajar bajo esas condiciones. En primer lugar, las bombas de extracción no tenían la suficiente potencia como para agotar el agua. En segundo, un recurso para condiciones tan adversas es la utilización de una campana neumática, un ingenio que permite trabajar bajo el agua a costa de elevar la presión atmosférica sobre los trabajadores. El trabajo de las bombas de extracción (pues en vista de las dificultades se compró otra bomba más) junto con el uso de la campana neumática permitió llegar hasta los 62 metros, profundi­dad a la que se sufrían tres atmósferas de presión que ponían en peligro la vida humana (la presión atmosférica que soportamos normalmente es de una atmósfera, como resulta fácil suponer). Fue preciso suspender los trabajos en este pozo en 1904.  

El 19 de octubre de 1904 moría Gabino, padre de los cinco hermanos Felgueroso, orgulloso de que la Sociedad que habían fundado empezaba a ser una empresa importante.  

Abandonado este primer pozo, comenzaron a excavar otro, a un kilómetro hacia el oeste[12], pero a los 115 metros volvieron a tropezar con la zona acuífera, y tuvieron que desistir. Se trababa, indudablemente, de un manto freático y no de una simple corriente de agua subterránea[13].  

El pozo primero costó 126.203 pesetas, sin incluir maquinaria, edificios, herramientas y terrenos. El número 2, incluida una galería horizontal más baja que la entrada del pozo, costó 33.362. En total, lo invertido hasta fin de este año 1904, incluyendo depósitos para registros, ascen­día a 356.554 pese­tas.[14]

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Constante, acompañado de su hijo Cuno y de otros asesores, en una de sus viajes a Alamania, con el fin de estudiar los sistemas de profundización en los pozos de las minas con problemas de vías de agua.

  "Ante este inconveniente tan grave, decidieron los prospectores hacer una visita a Francia, Bélgica y Alemania, con objeto de estudiar en qué forma se hacían las profundizaciones en casos análogos. No encontraron los visitantes ningún pozo en el que se registrase caudal tan elevado como en el de La Camocha, y el procedimiento más eficaz entonces, que era el de congelación previa de los terrenos, resultaba muy costoso"[15].

DICEN QUE VA BAJO EL MAR 

Como consecuencia de estos hechos, la voz popular hizo correr una leyenda, que más tarde se convertiría en canción, que decía que la mina se extendía bajo el mar. No podemos evitar la tentación de reproducirla aquí, junto con unas palabras de su autor. Este pregón fue pronunciado por José León Delestal el 9 de junio de 1989 ante el monumento erigido en Ciaño a los hermanos Felgueroso:  

 

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D. José León Delestal, momentos antes de la lectura del Pregón de las fiestas de Ciaño, en 1989

 

Yo he tenido la suerte, más que el acierto, de escribir una canción que ha hecho diana en el corazón popular. Todos la conocéis, supongo, o casi todos: "La mina y el mar", "La mina de La Camocha" como popularmente se la titula. Esa canción tuvo su inicio, su germen, en esta casa, en los tiempos de mi niñez, cuando aún duraban los ecos (había sucedido unos años antes) de la polémica levantada en torno a los ciañeses hermanos Felguero­so, a los que se tachaba poco menos que de dementes e insensatos por ponerse a perforar el pozo de La Camocha, en el que comprome­tieron su prestigio y hasta la última peseta de su fortuna. Decían que era una locura intentar extraer carbón tan cerca del mar. Aquella locura (que luego se reveló como un acto de absoluta cordura y sensatez empresarial e industrial) dio pie, al cabo del tiempo, a una leyenda que yo escuché de muy niño en mi casa, donde todo lo relaciona­do con la mina cobraba una especial resonancia, cordial y emotiva, pues no en balde mi padre había sido entibador de Carbones Asturianos, y mi abuelo y mi tío reparaban casi todos los relojes de la minería langreana.  

La leyenda (cierta o no, daba lo mismo) decía que en algunos tajos de La Camocha se oía, arriba, el fragor del mar. Pasó el tiempo. Sobre la leyenda oída en la más tierna niñez fueron posándose, sedimento tras sedimento, todas las vivencias, nociones y experien­cias que acarrea el río de la vida, hasta que un día, sin saber por qué, cualquier remolino de la memoria, pienso, el recuerdo salió a flote.  

Y aquella leyenda tan breve, tan sencilla, de los mineros que oían arriba el bramido del mar, pulsó las cuerdas de la inspira­ción y empezó a desple­garse en mi pensamiento, convirtién­dose, verso a verso, en una historia en la que se hermanaban dos tipos de vida, dos géneros de muerte, dos destinos: el del hombre de la mina y el del hombre del mar, hermanados por la muerte. Después, un amigo, un artista, el maestro Casanova, le puso música nuestra, tradicional, y ya el poema tuvo alas para volar.  

 

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..."...ahí está, en la impavidez del bronce y de la piedra, la memoria de los hombres que perforaron esa mina...."

 

¿Por qué os lo cuento? No, por Dios, no lo toméis a vanagloria. Lo digo porque si alguna vez os lo cantan aquí, penséis que también es algo vuestro, algo de Ciaño, porque ahí está, en la impavidez del bronce y de la piedra, la memoria de los hombres que perforaron esa mina que camina bajo el mar, y allí fue, en aquella casa, donde un niño, nacido entre sus paredes, escuchó la leyenda que había de convertirse en canción para que Asturias se emocionara con ella, haciéndola suya[16].    

                                                                                                                      José León Delestal

 

"Dicen que va baxu el mar

la mina de La Camocha.

La mina de La Camocha

dicen que va baxu el mar.

 

Por eso en el tayu

se oye esti cantar:

probe del marineru

con su barcu veleru

solo

frente a la tempestad.  

 

La mina de La Camocha

dicen que va baxu el mar

y, a veces, los mineros

sienten les oles bramar.  

 

La mina de La Camocha

dicen que va baxu el mar.

 

Por eso en la proa

se oye esti cantar:

probe de aquel mineru

que trabaya ensin mieu

a la quiebra y el gas.  

 

La mina de La Camocha

dicen que va baxu el mar

y acasu los marineros

sienten el grisú explotar.

 

Probe de aquel mineru

que muere siempre solu

en la oscuridad. (...)

Así ye la mina y el mar.

  José León Delestal  

 

                       

En realidad, la leyenda no deja de ser eso. Porque ni el agua de La Camocha es del mar (pues se trata de agua dulce, procedente del manto freático), ni la mina llegaba tan lejos. Esa corriente que desemboca en el Cantábrico era conocida por los marinos, que en ocasiones, y sabiendo de su existencia, podían tomar de ese agua mientras navegaban. O eso dicen las historias[17].  

 

PRIMERA INTERRUPCIÓN EN GIJÓN

Las prospecciones de Gijón hubieron de ser abandonadas, pero la Sociedad continuó avanzando. Conscientes los Felgueroso de que era necesario convertirse en una empresa grande para conseguir rentabilidad, obraron en consecuencia[18]:

 

Así, en 1905 compraron la mina "José María" a don José Cabeza Vigil, por la cantidad de 6.000 pesetas.  

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Túnel construido, a principios del Siglo XX, por la "Compañía de Ferro-Carril de San Martín-Lieres-Musel" al inicio del tramo proyectado. Proyecto que fracasó, pues los seis millones de pesetas de capital inicial se agotaron en el año 1906.

Y, en el mismo año, entraron en negociaciones con la Compañía del Ferrocarril a Lieres-Musel para construir un ramal ferroviario desde las minas de Saús al Fresno. Sin embargo, la Compañía fracasó y, con ella, el proyectado ramal de Saús (después de haber invertido en ello 271.633 pesetas).  

El problema con el transporte ferroviario no era nuevo, por desgracia. Antes de haber proyectado el ramal de Saús al Fresno, los Felgueroso ya habían intentado construir un tren de vía estrecha desde Saús a Boca-Sur, que enlazase con el ferroca­rril de Langreo. Para ello habían adquirido los terrenos necesarios.    

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Desde el comienzo de sus explotaciones mineras, fue el transporte  uno de los principales problemas que se les planteó a los Felgueroso Hasta que se vieron obligados a tender sus propias léneas ferroviarias y tener sus trenes propios. Esta es la locomotora "Felgueroso"

En realidad, no todos los necesarios: el trazado de la línea debía pasar forzosamente por la propiedad perteneciente a la Sociedad Fábrica de Mieres. Cuando entraron en negociaciones con la SFM, ésta se negó a ceder los terrenos a ningún precio. Lo más particular es que era terreno sin valor ninguno, dedicado a escombrera. Y no cabía derecho a expropiación forzosa. No era éste un problema exclusivo de Asturias: el tendido ferroviario en toda España sufría de similares carencias, con un trazado radial y centralista que, sin unir los centros de producción con los de consumo, corría paralelo al trazado de las carreteras nacionales.[19]

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Cuadro pintado por Carlos Roces, con técnica mixta de "collage", sobre el minero en el tajo.

Continuaban las inversiones, y el 20 de marzo de 1907 se compraron las minas de Barredos a la Sociedad Figar y Nespral, por la cantidad de 750.000 pesetas.  

Pero la empresa no iba bien, debido por un lado a su rápido crecimiento, y por otro a las antedichas dificultades de transporte. Se produjeron importantes problemas económicos que, durante tres años, les pusieron al borde de la quiebra. Para solucionarlos, el 17 de mayo de 1907 los Felgueroso otorgaron ante el Banco de España una emisión de obligaciones hipotecarias para que se les concediera una cuenta de crédito. Con esa inyección de capital se pudo salvar la situación.  

Por fin, en 1909, por convenio con la Compañía del Ferroca­rril de Langreo, que autorizó la construcción de un ramal de vía ancha desde Saús a Boca-Sur (el presupuesto era de 320.000 pesetas, inclu­yendo terrenos y material fijo: los Felgueroso se encargaron de la construc­ción y la Compañía les abonó dicha cantidad)[20], pudieron llevarse los carbones hasta los lugares de consumo y transporte.  

 

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Constante, Víctor y Secundino Felgueroso, juntos, en los talleres de la mina , antes de que le fueran amputadas las piernas a Víctor, en el año 1917.

 

Superadas las dificultades más importantes, la empresa volvió a la prosperidad: el 30 de abril de 1912 compraron las minas "Trespanda" y "Solana" a don Julio Bertrand, por la cantidad de 18­.000 pesetas; y, en julio "Garrucha" y "Fabia­no" a don Lucas Marina y don Esteban Rebollos, por 12.000 pesetas.  

 

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Fueron muchos años los que tuvieron que transcurrir para que los chamizos dejaran de existir y se modernizasen los sistemas de extracción Mientras tanto, los ferrocarriles de transportes de viajeros iban modernizándose y se facilitaba el envío de carbón a largas distancias.

 

En 1914 arrendaron la mina "Aurora" a don Mariano Ajuria y los señores Hernández Mendirichago y Cía., por diez años, prorrogables por periodos de otros diez, pagando un canon variable entre cincuenta céntimos y una peseta, según la producción. Este canon era redimible en cualquier tiempo, por 1.000.000 de pesetas. Por otro lado, convinieron con don Joaquín Velasco una permuta de macizos en Carrio, que fue de grandísima importancia para la empresa.  

FUEGO 

En los años 1908, 1909 y 1910, la empresa toda estuvo a punto de quebrar. Sin embargo, una vez superada la angustia, siguieron trabajando y creciendo. Todas estas inversiones tuvieron fruto.  

En 1914 comienza la Guerra Europea (la Gran Guerra, la primera Guerra Mundial). Consecuencia de ello, Inglaterra tenía graves problemas con su producción de carbón. Sin embargo, la maquinaria bélica seguía necesitándolo. España, como país neutral, tenía abierto un mercado privilegiado y sin competencia digna de mención. Y eso repercutió fuertemente sobre los precios y la producción de los carbones asturianos.

 

Pero fue también una época de desenfrenada especulación, de ganancias masivas y de progresivo ahondamiento de las diferencias sociales. El esplendor momentáneo no fue acompañado de las necesarias reformas estructurales que garantizaran la competiti­vidad futura de la industria nacional frente a la extranjera[21].

 

No adelantemos acontecimientos.

 

En el año 1913, el Instituto Geológico de España acuerda comprar material de sondeos para el reconocimiento de criaderos de minerales en la nación. Los hermanos Felgueroso ven entonces la oportunidad de retomar su frustrado proyecto gijonés, y ofrecen al Estado contribuir a los gastos con 65 pesetas por metro sondeado en el caso de que se instalara dicho material en sus concesiones. Ofrecen también el agua y los terrenos necesarios.  

El director del Instituto Geológico, don Luis Adaro, aceptó la oferta y, en abril de 1914, comienza el sondeo número 2 de Caldones, bajo la dirección del personal del Instituto.

 

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Víctor, Constante y Secundino, siempre unidos. Durante la Guerra Europea, de 1914 al 18, alcanzaron prosperidad.

Escribe Víctor:   "Al terminar el año de 1914, ya era próspera la marcha de la Sociedad y estábamos en condiciones de aumentar considerablemente la producción, merced a las varias compras de minas colindantes con las primitivas nuestras, a permutas y a la concesión de otras minas, solicitadas por nosotros, lo que nos permitió disponer de mayor campo de explotación en los grupos de Aramil, Saús, Ciaño y Barredos, así como principiar el pozo de Barros. Esta oportuni­dad de poder aumentar la producción en el preciso momento en que aumentaba la demanda y subían enormemente los precios como consecuencia de la guerra europea, fue lo que influyó decisiva­mente en el gran éxito de nuestra empresa[22].  

D. Víctor se refiere, cuando habla de prosperidad, a las minas de Langreo y Siero. Las prospecciones en La Camocha eran un pozo sin fondo.

 

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Víctor Felgueroso, gerente de los negocios de los hermanos, a pesar de haber perdido sus piernas.

El 20 de octubre de 1914, la sonda de Caldones había alcanzado el terreno carbonífero a los 324 metros. Sin embargo, otro contratiempo iba a dar al traste con el proyecto.  

En la noche del 20 de enero de 1915, los trabajos de sondeo habían llegado hasta los 564 metros. Los motores de vapor de la maquinaria perforadora eran alimentados por grandes hornos de carbón. Los operarios de retén atendían sus labores en las cercanías y mantenían las ruedas girando.

El sondeador se da cuenta de que el agua empieza a ascender con una fuerza inesperada. Además, la sonda gira sin resistencia, como si se hubiera roto el varillaje, por lo que proceden a extraerlo[23]. De pronto, surge un potente chorro de agua, como un géiser, y todos los obreros se apartan de las inmediaciones del sondeo. Eso les salvó la vida.

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Vista del "Mecheru de Caldones" en el año 1915

Ya alejado el personal, se produce una terrible explosión que se pudo escuchar en muchos kilómetros a la redonda. El gas subterráneo había prendido fuego en los hornos, y había explotado al contacto con el aire exterior, destruyendo el castillete y la maquinaria de sondeo, e incendiando los barraco­nes. La llamarada alumbró la noche, y la luminosidad se podía ver desde Gijón. El pueblo lo llamaría "el mecheru de Caldones". Ante el desastre, el Instituto retiró la maquinaria que se pudo salvar, y los Felgueroso quedaron, una vez más, a su propia suerte.

 

EL MECHERU DE CALDONES

 

Espectáculo tan llamativo como éste despertó el lógico eco en los medios de comunicación (científicos, escolares e informa­tivos). Tuvo también su reflejo en el decir popular, que no salía de su asombro. Como muestras, pondremos las siguientes:  

(...) de improviso, en la mañana del 21 de enero se produjo un incendio de gases, con llamaradas de intenso color rojizo y gran fuerza calorífica, que brotando del suelo, donde se hallaba introducida la sonda, se elevaban a una altura de unos diez metros adoptando varias formas por la acción del viento.  

Fenómeno tan sorprendente atrajo numeroso público, y los técnicos creyeron al principio que se había descubierto una mina de petróleo. Pero examinados los gases, se incli­naron después a opinar que se trata más bien de un rico gas combustible que podrá utilizarse para diversas industrias. El análisis científico se está llevando a cabo en varios laboratorios.  

Hasta el día 25 de enero no se logró extinguir el incendio, consiguiéndose al fin por medio de una múltiple corriente de anhídrido carbónico.[24]  

Por otro lado, en la prensa de información general, daba sus opiniones sobre la naturaleza de este fenómeno también un ilustre ingeniero.  

- ¿Puede ser petróleo el combustible que se quema en la boca del orificio de sonda de Caldones?  

Por la naturaleza geológica de los terrenos que atraviesa el sondeo no es ningún disparate suponer que el taladro de sonda, después de haber atravesado pizarras y calizas carboníferas, haya llegado a un yacimiento artesia­no de petróleo, subiendo este líquido hasta la superficie. 

A veces las cuencas hulleras confinan con las cuencas petrolíferas y con las grandes líneas de fractura. (...) Pero eso no quiere decir que los petróleos procedan de la hulla. (...) Los yacimientos petrolíferos tienen gran relación con los grandes sistemas de fracturas de la corteza terrestre, que son al mismo tiempo ejes de vulca­nismo, y que esta relación puede ser la causa de que a veces se encuentren asociados a las cuencas hulleras. Lo que parece indudable es que todos los yacimientos petrolí­feros tienen una íntima relación con los volcanes.  

- Pero en Caldones, hasta ahora, al menos, no es posible sospechar la existencia de estos fenómenos de vulcanismo, ni de grandes fracturas de terreno, pues las capas atrave­sadas por la sonda, en los 565 metros de recorrido parecen yacer en la misma postura, aproximadamente, que cuando se formaron.  

Es verdad: los estratos parece que no han visto perturbado su sueño mil veces milenario por revoluciones volcánicas, y esto me hace desconfiar de que estemos en presencia de un yacimiento petrolífero.  

- ¿Y del color de la llama, de la ausencia de humos y de olor, qué opinión ha formado Ud.?  

Que los (...) petróleos, por muy depurados que lleguen a la superficie, no pueden producir una combustión tan completa como la que presenta esa llama, en la que no se percibe ningún olor. Para ello sería necesario que las paredes del orificio de sonda tuvieran una temperatura bastante supe­rior (...) a fin de que el petróleo llegara a la superficie completamente gasificado.  

- ¿Luego Ud. no cree que se trata de petróleo? ¿Cree Ud. entonces que se trata de gases en combustión?  

Ni lo creo, ni lo dejo de creer. (...) Cuando se apague, aunque parezca paradójico, entonces será cuando empezaremos a ver con mayor claridad.[25]

 

Estado actual de la tubería que queda como testimonio del "Mecheru de Caldones"

En un reportaje de 1990 se efectuó una entrevista al último testigo vivo del mechero, Corsino Ceñal, de 81 años. No podemos evitar la tentación de extractar un fragmento:  

Eran las cuatro de la mañana y todos nos asustamos. (...) Debía tener 15 ó 20 metros de altura. (...) Por la noche, la gente andaba en camisón y pijama por los "praos" para ver el "mecheru". (...) De día la Guardia Civil tenía que controlar las caravanas de gente que venían en bicicle­ta, en autobús y el coche de caballos a ver todo esto.[26]

 

Tal fue la expectación despertada, que el Príncipe de Asturias, hijo del rey Alfonso XIII, acudió para ver el asombroso fenómeno. Los Mecheros volverían a encenderse en otras dos ocasiones.


AIRE

 

Se establecen las precauciones precisas para sofocar el incendio, (por medio de gas carbónico) y para evitar nuevas deflagraciones y comienzan entonces nuevos estudios, pues se sospechaba que pudiese tratarse de gases petrolíferos. La extinción del fuego no se logró completamente hasta el día 25.  

Los gases fueron analizados por el señor Hauser y su composición es la siguiente:

                        Metano ............ 95'51 por 100

                        Etano .............  2'14 por 100

                        Hidrógeno .........  0'46 por 100

                        Nitrógeno .........  1'98 por 100

(...)

Los gases que se desprenden en la mayor parte de los yacimientos petrolíferos o en sus proximidades son bastante parecidos en su composición a los de Caldones, y aunque existía la posibilidad de encontrar petróleo no hubo ningún dato que confirmase esta existencia.  

El análisis de los gases que se desprenden de los yacimien­tos petrolíferos de Norteamérica, en comunicación con el Carbonífero inferior, es el siguiente:

                        Metano .............. 70 por 100

                        Etano ...............  1 -

                        Hidrógeno ........... 20 -

                        Otros gases .........  9 -

 

De Patagonia se recibieron noticias sobre la composi­ción de los gases que se desprenden en los yacimientos petrolíferos de aquel país, semejante casi a la del gas de Caldones.[27]

 

Las expectativas en torno a la posibilidad de un yacimiento petrolífero pronto fueron abandonadas, y la bolsa de gas se agotó antes de que se pudiese decidir sobre su utilización industrial (canalización de los gases, obtención de gasolina, ob­tención de "negro de humo"...) pues, o bien los gases no eran apropiados para los fines que se perseguían, o la cantidad de gas disponible no era suficiente.  

La Sociedad Felgueroso debía decidir en este instante si le convenía aumentar el número de sondeos en Caldones con objeto de disponer de un gran volumen de gases, o proseguir el reconoci­miento de la cuenca hullera, en uno de cuyos bordes se habían encontrado los gases, y si el resultado de este reconocimiento era satisfactorio, profun­dizar un pozo ya que en esta fecha el procedimiento de cementación para atravesar terrenos acuíferos se empleaba mucho, era eficaz y relativamente económico.  

Optaron los prospectores por lo segundo, y emprendieron (a principios de 1916) una nueva campaña de sondeos, con material de su propie­dad y bajo su dirección, empleando personal autóctono, con lo que se consiguieron avances muy satisfactorios.[28] 

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Constante Felgueroso, en la preparación del primer pozo de La Camocha

Pese a todo, La Camocha continuaba sin dar fruto, y los trabajos de Gijón hubieron de interrumpirse una vez más por la escasez de materiales y de equipo debida a la guerra europea en curso.  

El 5 de agosto de 1916 moría Genara, la madre de los hermanos Felgueroso ..

Mientras tanto, continuaba la adquisición y permuta de nuevas minas, tanto en Langreo como en Siero. Los beneficios de todas ellas permitieron sostenerse a la empresa, evitando la quiebra.  

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4.- 1917 

La Guerra Europea fue causa de enriquecimiento de la España neutral. Sin embargo, cuando el conflicto se hallaba en su punto álgido, en febrero de 1917 se produce en el Imperio Ruso un vuelco de los aconteci­mientos: la Revolución Bolchevique. Reflejo de ella, en España se llamó a la Huelga General Revolucionaria el 13 de agosto.  

"Pedimos la constitución de un Gobierno provisional que asuma los poderes ejecutivo y moderador, y prepare, previas la modificaciones imprescindibles en una legislación viciada, la celebración de unas elecciones sinceras, de unas Cortes Constituyentes que aborden en plena libertad los problemas fundamentales de la constitución política del país. Mientras no se haya conseguido ese objetivo, la organización obrera se halla absolutamente decidida a mantenerse en su actitud de huelga.  

Ciudadanos: no somos instrumentos de desorden, como en su impudicia nos llaman con frecuencia los gobernantes que padecemos. Aceptamos una misión de sacrificio por el bien de todos, por la salvación del pueblo español, y solicitamos vuestro concurso. ¡Viva España!"[29]  

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Mientras los hermanos Felgueroso seguían sacando carbón de las minas, sus familias iban aumentando.

Además del descontento de los obreros, la problemática sociopolítica se complicaba por el disgusto de la burguesía y el ejército ante el sistema de turno de partidos propio de la Restauración. La oficialidad del ejército formó las llamadas "Juntas de defensa", movimiento sindicalista a través del cual los militares querían defender sus intereses. Por otro lado, la burguesía catalana exigió al Gobierno que convocara las Cortes y, ante la negativa de éste, reunió en Barcelona una asamblea de diputados a la que se unieron parlamentarios liberales de otras regiones, que preparaban el cambio de la estructura política del país.  

En estos momentos, la Monarquía se veía atacada por tres flancos: el proletariado, el Ejército y la burguesía industrial. Si se hubiera producido la conjunción de estas tres fuerzas, el régimen habría caído. Sin embargo, la burguesía no podía arriesgarse a dar un paso tan extremo, el ejército apoyó a la Corona, y el levantamiento obrero (UGT y CNT) fue fácilmente aplastado por la fuerza en tres días.  

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En esta época es cuando a Víctor Felgueroso le amputan la segunda pierna, pero siguió trabajando

Contra lo que nosotros presumíamos la convulsión de 1917 no halló eco alguno en las representaciones de los países aliados, a pesar de la significación aliadófila de ésta; en cambio, motivó una activa gestión adversa de parte de las diplomacias de las naciones centrales.

 

Y para aumento de contratiempos algunas deserciones vinieron a comprometer aún más la situación. Una de ellas fue la de Secundino Felgueroso. Es muy conocida en Asturias la familia de los Felgueroso, de recio abolengo trabajador y que ha contribuido mucho al desarrollo industrial hullero. Constituye su tronco actual tres hermanos: Víctor, Constantino y Secundino.(...) En la mocedad oyeron un día a Melquiades Álvarez uno de los inflamados discursos republi­canos que éste solía pronunciar de propaganda juvenil por los pue­blos; lo admiraron, trabaron amistad con él y lo siguieron en sus orientaciones ideológicas. De capataces de minas, los Felgueroso, siempre unidos, se convirtieron en arrendatarios de pequeñas explotaciones, más tarde en dueños de grandes yacimientos y, por último, en una de las firmas mineras más importantes de Asturias. La guerra europea acrecentó de tal modo el valor del carbón que los hermanos Felgueroso, fusionadas sus minas con Duro-Felgue­ra, pudie­ron forjarse la ilusión, desvanecida después por reveses de la suerte, de poseer un nuevo El Dorado. ¡Se veían de la noche a la mañana multimillonarios, ellos que se habían pasado los mejores años de su vida arrancán­dole penosamente al mineral negro las posibilidades de sólo un vivir ni pobre ni potentado! Pues uno de estos millonarios, Secundi­no, asistía, con no poco asombro mío, a las reunio­nes revolucionarias de El Noroeste, y allí, en compañía de proleta­rios sindicalistas y socialistas, intervenía en las proposiciones que surgían sobre el medio más eficaz de derrocar al régimen político de privilegio de castas y clases sociales que padecía España. Otra nota exótica en aquellos conciliábulos subversivos la hacía un americano, banquero, industrial y terrateniente, millonario, como Felgueroso, y como éste, amigo de Melquiades Álvarez.

 

A mí no me cabía en la cabeza que estos dos hombres, buenos, tal vez, para aceptar los hechos consumados, formasen en la legión de combatientes que había de desatarlos, y tanto me preocupaba esta duda que al terminar una de aquellas sesiones memorables, no pudiendo contener más tiempo mis escrúpulos, llamé a un lado a Melquiades Álvarez y le pregunté: "¿Pero es que estos dos hombres (el americano y Felgueroso) son de confianza?..." "De absoluta confianza", me atajó Melquiades Álvarez. Y añadió: "Felgueroso es amigo mío casi desde la niñez y coincidente en política desde hace muchos años; el americano es hombre leal, respondo de él".[30]

 

Los síntomas de la inquietud social que se manifestó, en parte, con la convulsión del 17 fueron anulados violentamente. Sin embargo, los problemas de fondo persistían, y darían lugar en el futuro a más manifestaciones políticas, huelgas, la dictadura, la República, la huelga del 34, y finalmente la Guerra Civil.  

EL FINAL DE UNA ÉPOCA  

Los Felgueroso fueron siempre conscientes, como se ha visto, de que en la unión estaba la fuerza. Aplicado este convencimiento a su propia gestión empresarial, en el pasado habían intentado convertirse en una empresa grande.  

En 1920, venteando los tiempos difíciles que se aproximaban para la mediana empresa minera por la competencia de las titánicas minas inglesas que volvían a entrar en actividad, decidieron que era hora de convertirse en cola de león.  

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Víctor, con su esposa Genara, sus hijos Gabino y Luis y su nueras Mª Antonio León y Elena Koppel.

Cuando el año 1920 venden a Duro-Felguera parte de sus minas, Víctor para a ser Vice.Presidente de Duro.

Así, el 1 de marzo de 1920, con efecto desde el 1 de enero, los Felgueroso vendieron a la Sociedad Metalúrgica Duro-Felguera los grupos de minas de Aramil, Bendición, Saús, La Moral, Barros, Ciaño y Laviada-Barruelos, por la cantidad de 12.875.000 pesetas, que se cobraron en acciones de la Duro, a la par. En ese precio se incluía todo, exceptuando las existencias de carbón, las cuales fueron cobradas en metálico. En la escritura se expresaba claramente que las propiedades mineras que aportaban a la Duro Felguera eran las que los Felgueroso tenían al sur del río Nora, y que las minas al norte de dicho río quedaban en su poder.  

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Cuando, en 1920, los Felgueroso vendieron sus minas a Duro Felguera, pasaron a ser consejeros y se encargaron del control de las minas. Muchas infraestructuras de la zona minera se modernizaron gracias al impulso que los Felgueroso dieron a la minería en la zona del valle de Langreo y en Gijón

La Sociedad, además de la explotación e investigación de minas de carbón, realizó trabajos de investigación de minas de plomo en la provincia de Murcia, de antimonio en Lugo, de barita en Luanco, de hierro en Gozón, Pravia y Grado. Todos estos trabajos fracasaron, abandonando las minas a excepción de las de Grado. También se solicitaron minas de cuarzo aurífero, que fueron renunciadas.  

Estos quebrantos, así como los demás que se detallan a continua­ción, están deducidos de los beneficios. El detalle es como sigue:  

Minas de plomo en Cartagena  ............. 33.234

Minas de antimonio en Lugo ..................  7.539

Minas de barita en Luanco   .................. 27.695

Minas de hierro en Grado  ..................... 31.929

Minas de hierro, "María", en Pravia .......  4.408

Minas de hierro en Gozón  ....................  10.966

Minas de cuarzo aurífero  ........................  1.000

Ferrocarril de Saús al Fresno ............  271.633

Minera Cántabro-Asturiana................. 225.000

Partidas fallidas .................................... 124.126

Total....................................................... 737.530  

 

El importe de las partidas fallidas equivale a 0'06 por tonelada producida y a 0'18 por 100 del valor total de la producción. En estas partidas no se incluyó una cuenta por anticipo sobre el canon de la mina "Aurora", por ser ajena al negocio de la venta de carbones.  

En esta primera época hubo varios periodos de dificultades financieras, siendo el más grave en los años de 1908, 1909 y 1910, en que la sociedad estuvo en verdadero peligro de quiebra.  

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Los ferrocarriles mineros unían  las explotaciones para facilitar la salida del mineral. Después de las minas primitivas, con rampas, se cpmenzaron a elevar los castilletes por la cuenca de Langreo

Con la aportación de nuestras explotaciones a Duro-Felgue­ra, termina la primera época de nuestra Sociedad. Los resultados obtenidos van detallados en el cuadro que se adjunta.  

El total de beneficios netos es de....... 29.251.487 ptas.

Los dividendos repartidos .................  27.533.000 "

Hay una diferencia de............................ 1.709.234 "  

que queda como Capital para entrar en la segunda época: este Capital está representado por lo siguiente:  

Investigaciones en Gijón ....................... 1.099.114 [31]

Minas de hierro en Grado  ............................ 7.309

Minera Cántabro-Asturiana........................ 50.000

Disponible .................................................  552.811  

El disponible es la diferencia que resulta entre el realizable y disponible del activo y el exigible del pasivo.  

El total de los dividendos repartidos en efectivo y en acciones de Duro Felguera, a la par, equivalen a MIL VECES el capital aportado.  

No se llevó libro de actas ni hay ningún acuerdo por escri­to; únicamente, al constituirse la Sociedad Regular Colectiva se autorizó al Gerente, don Víctor Felgueroso, por acta notarial, para todos los actos de compra, venta, permutas, hipotecas, pignoraciones, etc., sin limitación alguna; y después de la aportación hay otra acta, que se refiere a la transformación de la Sociedad, en la cual se expresa lo siguiente: "Y que terminada ya la Sociedad Regular Colectiva Felgueroso Hermanos, por su transforma­ción en Anónima, los aquí reunidos (los cinco herma­nos), aprueban en absoluto todo lo hecho por los gestores de la misma en el tiempo de su duración y expresan, no sólo su conformidad, sino también su verdadera satisfacción por el acierto con que en todo tiempo ha sido dirigida".  

En marzo de 1920, los socios gestores de la Sociedad Felgueroso Hermanos, pasan a ser Consejeros-Ponentes de la Duro-Felguera.  

De este modo, los Felgueroso entraron a formar parte de la empresa más poderosa de la siderometalurgia y minería asturiana, Duro-Felguera, mientras que conservaban en sus manos, entre las otras al sur de río Nora, la que habría de ser, en el futuro, y atravesando grandes sacrificios, Mina La Camocha.


5.- LA SEGUNDA ÉPOCA

 

LA ENTREGUERRA MUNDIAL EN ESPAÑA: CUESTIONES SOCIO-POLÍTICAS

 

A partir de la crisis de 1917, los partidos Liberal y Conservador (que sostenían el turno de partidos de la Restaura­ción) se ven deslegitimados, y su programación política se agota, mostrando que el sistema que en su momento instituyera Cánovas del Castillo no daba más de sí. Se formaron gobiernos de concentración en los que participaban otros partidos. Aun así, entre 1917 y 1923 hubo trece cambios de gobierno y treinta crisis parciales.  

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D.José Cueto,  marido de Adelaida  Felgueroso, muere en el año 1921, dejando una numerosa familia.                          

   En la foto con su hijo Celso y algunas de sus nietas

Con el final de la Gran Guerra, el espejismo económico de prosperidad comercial se colapsa, lo que origina el hundimiento de la producción minera, textil y agrícola. El paro aumenta, y el nivel de salarios no compensa el hecho esperanzador de que en 1920 se consiguiera por ley la jornada laboral de ocho horas.  

En Cataluña, la CNT se enfrenta violentamente con la patronal mediante atentados terroristas, y ésta responde con bandas armadas que elevaron a 400 el número de muertes violentas en 1920 en Barcelona, y otros tantos en el resto del país. Debido a numerosos cierres patronales, el paro estaba creciendo, y la Deuda Pública también, dramáticamente. El comercio exterior estaba en crisis. En 1921 muere asesinado el jefe del gobierno Conservador, Eduardo Dato, y el mismo año se produce el desastre de Annual, en Marruecos (14.000 soldados españoles muertos o desaparecidos en combate). La tensión ha llegado a un límite insoportable.  

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Constante, con su hijo Cuno...Felgueroso Figar, que no hay que confundir con otros. En estos primeros años del sigloXX, éste Cuno ya era Ingeniero de Minas. Después de la Guerra Civil y la muerte de su padre, vivió muchos años enfermo, por lo que no intervino activamente en los negocios familiares

Ante este caos político, social y militar, el Capitán General de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, da un golpe de estado el 12 de septiembre de 1923 y asume el poder. La Monar­quía, el ejército, la burguesía e, incluso, los radicales y los socialistas, aceptan el golpe, pues esperaban lograr reformas sociales y políticas tras la recuperación del orden público.  

La Dictadura fue concebida como un remedio temporal, en la línea regeneracionista de Joaquín Costa:  

"El Directorio asumirá el poder durante quince, veinte, treinta días: el plazo necesario para que el país mismo nos facilite hombres nuevos, civiles, pero no perte­necientes a la clase política, capaces de gobernarlo."  

Pese a estos propósitos, la Dictadura iba a durar seis años.  

En la primera etapa (el Directorio Militar) se logran resolver dos graves problemas: el terrorismo y la pacificación del Protectorado español de Marruecos (con el desembarco de Alhucemas en 1925).  

Con la aparición del Gabinete Civil (1925) se entrevé un intento de institucionalizar el Régimen que, pese a los éxitos económicos (debidos especialmente a la coyuntura internacional favorable) es visto por los intelectuales como un recorte de las libertades civiles y políticas. Por otro lado, los caciques locales veían cercenado su poder sobre las elecciones amañadas que caracterizaron el sistema de turnos de la Restaura­ción. El ejército estaba descontento, los nacionalistas también, y se levantaron voces solicitando que se interrumpiera el carácter de excepcionalidad del régimen.

 

Tantas voces contrarias movieron a Alfonso XIII a pedir la dimisión de Primo de Rivera en enero de 1930. El rey planeaba la restauración del régimen constitucional de 1876, pero el Pacto de San Sebastián (entre socialistas, republicanos y catalanistas de izquierda), un importante grupo de intelectuales republicanos y parte del ejército (Sublevación de Jaca), no tienen intenciones de permitir que la Monarquía vuelva por sus fueros.

 

Además, después de haber mejorado netamente la producción agrícola, haber crecido la industria siderometalúrgica y de combustibles (se funda CAMPSA), las vías y los medios de comunica­ción, la economía empieza ahora a deteriorarse, pues las ondas de choque previas y posteriores a la crisis mundial de 1929 (hundimiento de las Bolsas, etc.) comienzan a llegar a España. De modo que la Dictadura no había resuelto los problemas de fondo, y tampoco pudo hacerlo la monarquía.

 

En las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, las coaliciones republicanas triunfan sobre las posiciones monárqui­cas en 41 de las capitales de provincia. Ante un ultimátum revolucionario, el rey suspende el ejercicio del poder real y sale del país para evitar una confrontación civil.

 

La Segunda República Española se proclama el 14 de Abril de 1931.

 

Pero los problemas no habían hecho más que aplazarse.


LOS AÑOS 20 PARA ASTURIAS[32]

 

Tras el final de la guerra mundial en 1919, como habíamos visto, cesa la situación de excepción comercial que favoreció el rápido auge de muchos negocios. Sin embargo, debido a una huelga en Inglaterra, las consecuencias económicas no se dejaron sentir hasta 1921 y 1922.

 

Los costes de carbón, ahora que se terminaba la situación de privilegio, tenían que competir con los ingleses, que copan de nuevo el mercado. La razón era sencilla: era mucho más barato el carbón inglés aunque tuviese que viajar en barco hasta Bilbao (35 pesetas por tonelada) que el asturiano que sólo tenía que llegar hasta la costa (60 pesetas por tonelada).

 

La razón principal de esto era la inclinación de las vetas carboníferas, que raramente aparecían horizontales (lo que hubiera abaratado mucho los costes), sino en formaciones irregulares, onduladas y plegadas, que obligaban a trabajar en condiciones desfavorables en las minas asturianas.

 

Esta diferencia en los costes se intentó solucionar rebajando el salario de los obreros, pero sólo tuvo resultados parciales, reduciendo los precios hasta 50 pesetas por tonelada. Se da la circunstancia de que, debido a ello y a los subsiguien­tes recortes, en las industrias siderometalúrgicas los mineros recibían un salario menor que el personal de las fábricas, pese a que realizaran trabajos equiparables.

 

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una de la explotaciones de hulla que luchaban por sobrevivir

La Asamblea de Sociedades Hulleras se reúne el 2 de febrero en Madrid (Secundino Felgueroso se encontraba en ella como miembro de la Junta Gestora), y presentan al Gobierno una serie de peticiones, apoyadas por las "fuerzas vivas" asturianas. Estas peticiones son las siguientes:

 

1ª.- Fiel observancia de la Ley de protección a la produc­ción nacional de 14 de febrero de 1907, haciendo obligatorio el consumo de carbón nacional en los servicios públicos.

2ª.- Exención del impuesto del 3% sobre el producto bruto del carbón, que había sido eliminado con carácter transitorio por González Besada en el periodo de la guerra.

3ª.- Derogación de disposiciones que prohiben la exportación de carbón.

4ª.- Restablecimiento de primas a la explotación del carbón.

5ª.- Restablecimiento de tarifas especiales ferroviarias para el transporte de carbón.

6ª.- Supresión de cuantas trabas se opongan a la libertad comercial y de facturación.

7ª.- Restablecimiento de los derechos arancelarios sobre el carbón.

8ª.- Supresión de los arbitrios extraordinarios sobre el carbón establecidos durante la guerra.[33]

 

Muchas de ellas van a tener efectos a corto plazo, pero reflejan un grave lastre de la minería española frente a la inglesa: no podía competir en capacidad ni producción, por lo que el recurso del proteccionismo se hacía inevitable, gravando a la hacienda pública con otro peso y poniendo la intensidad de la gestión empresarial en un tris de estatalizarse.

 

Estatalización que, por otro lado, era vista con buenos ojos por los sindicatos, en especial por el Sindicato Minero, liderado por Manuel Llaneza. Creía el sindicato que la mayor presión debía ejercerse sobre el Estado para que protegiese las minas, no sobre los patronos, que no podían concederles lo que pedían. Llaneza hacía especial hincapié en la reducción de personal de adminis­tración y de vigilancia, y en el abaratamiento del transporte ferroviario.

 

En octubre de 1921 se reúnen en Madrid representantes de la industria minera española con los parlamentarios, para plantear­les la problemática del coste del carbón, y solicitar soluciones. La comisión, presidida por Melquiades Álvarez y entre cuyos miembros estaban Víctor y Secundino Felgueroso, logró que la Armada consumiera carbón asturiano.  

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Discurso político de Melquiades Álvarez  Desde un Balcón de la Calle Corrida de Gijón

En 1922 se reúnen los sindicatos con la APMA para establecer unos criterios racionales de entendimiento, evitando en lo posible el enfrentamiento y la huelga, que habría de ser perjudicial para todos. El principal caballo de batalla era el salario. En esos días la minería se hallaba seriamente paralizada con acumulación de stoks e inmovilización del comercio. Y la crisis continuaba.  

En 1923 se firmaría un tratado comercial con Inglaterra con efectos sensibles sobre la economía, que recibiría una fuerte protesta en Asturias de todos los sectores, desde el Partido Reformista de Melquiades Álvarez hasta las patronales, pasando por los sindicatos, las Cámaras de Comercio y los diputados regionales. Se trataba de evitar la ruina de Asturias.  

El tratado con Inglaterra se firmaría finalmente pero la presión asturiana logró que se redujera el tonelaje de la importación inglesa y que se aprobara una nueva prima a los carbones consumidos en la costa.  

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Mientras todo esto sucede, la familia Felgueroso sigue creciendo. Adelaida con varias decendientes

A la altura de 1926, ya nadie podía dejar de darse cuenta de que la situación, tal y como se planteaba, no era sostenible. Si la minería asturiana necesitaba como condición inexcusable que la industria inglesa sufriera penalidades, nunca podría remontar­se la eterna crisis.  

Y esa consciencia de la crisis se plasmó en que prácticamen­te todos los sectores mineros reclamaron la intervención estatal. Pero no todos lo veían del mismo modo:  

Por un lado, los estamentos patronales deseaban la interven­ción estatal, pero "estimulando a la iniciativa privada, sin la menor intromisión en la gestión de las empresas producto­ras". Nótese que eso significaba que los patronos siguieran obrando a su libre albedrío, mientras que el Estado les arbitraba las dificultades.  

La otra opinión, mantenida por Manuel Llaneza, era la necesidad de que se nacionalizara la producción minera. El argumento era directo y sólido: si las minas no eran de interés nacional y además no producían beneficios, debían ser cerradas. En cambio, si eran un bien de interés público, debía ser el estado el que las gestionara, por pura coherencia.  

La postura que resultó de esta polémica fue la plasmada por el Dictamen oficial sobre la industria hullera asturiana, en 1924, que establecía la aparición de un organismo (el Consejo Nacional de Combustibles) que sobre la industria minera habría de "ejercer una acción sostenida y constante, no fragmentaria y transitoria, que esté en todo instante solícita a sus necesidades y pronta a acudir hasta donde sea preciso, pensando que cada día tiene su problema y cada medida de protección que se intente, su momento exacto de aplicación".  

El elemento patronal vio en el Consejo una amenaza a su poder sobre la industria, y muchos se retiraron de la Comisión de Combustibles. Sin embargo, el Gobierno se mantuvo firme en su postura de que no habría protección sin intervención, y el Consejo fue ratificado tras una serie de concesiones mutuas.  

Pero resultaba patente para todos (sindicalistas, empresa­rios y Estado) que la situación de la minería era terrible, y que hacía falta hacer algo, pronto, sin que cupiera esperar a que funciona­se el Consejo, antes de que la crisis inminente estalla­se. Comenzaron otra vez las reuniones de "fuerzas vivas" en Asturias, los días 3, 10 y 16 de Febrero. A estas asambleas y manifestacio­nes acudía Víctor Felgueroso como representante de la Cámara Minera, y Belarmino Tomás como representante del Sindicato, entre otros muchos elementos de todos los ámbitos de la minería asturiana.  

La clave de las reivindicaciones era la misma que había comenzado a darse en el año 23 y que habría de durar hasta bien entrados los años 90: reclamaban protección de las producciones y obligatoriedad del consumo de carbón autóctono.  

Y la respuesta del Directorio llegó con el Real Decreto de 27 de febrero de 1926, en el que se imponía el consumo de carbón nacional en el ferrocarril, en metalurgia y producción de gas, industrias eléctricas, azúcar, tejidos y cemento, y la Marina (de guerra y mercante). Además, se fijan precios mínimos, la obligación de clasificar el carbón por calidades y de que las empresas se sindiquen.  

Todos los sectores vieron con agrado este decreto, cuyos defectos no empañaban la buena voluntad de las partes. Pero, aun contando con las ventajas, la situación de las minas sigue siendo crítica, pues las medidas de protección no las han convertido en competitivas frente a la pujanza inglesa.  

El agobio de la minería se alivia entre 1926 y 1927 debido a una prolongada huelga en Inglaterra, que reproduce condiciones similares a las de los años de la guerra, con idénticos resulta­dos de especulación, enriquecimiento fácil y no reinversión. Cuando Inglaterra vuelve a estar en el mercado, la crisis regresa. Y este mecanismo ya se conoce: sólo cuando Inglaterra es débil, la mina asturiana tiene posibilidades.  

En 1927 la situación vuelve a ser grave, y tanto la patronal como los sindicatos vuelven a pedir medidas de protección. De hecho, el Congreso del Sindicato Minero, capitaneado por Manuel Llaneza, se centra en ese tema, hablando de la "extremada gravedad, jamás imaginada, en que se halla nuestra industria". La única solución que se entrevé es la protección total, la obligación a todas las empresas públicas del consumo del carbón nacional. De ahí se derivará, a través de una prolongación del R.D. de 27 de febrero de 1926, la aparición del Estatuto Hullero.  

El problema principal consistía en que la calidad del carbón español era menor que la del inglés, y sus precios más altos. De ahí que el consumidor quisiera comprar extranjero antes que nacional, y buscara la manera de burlar la ley para conseguir más y mejor y más barato.  

El Estatuto Hullero se centraría en dos tipos de medidas: las de auxilio económico a las empresas y las de optimización de la estructura de la industria minera. El grado en que se hubieran de aplicar tales medidas condicionarían la independencia de cada una de las empresas, desde una libertad fiscalizada y transparen­te hasta la intervención del estado en las mismas.  

La medida más enérgica era la del control del comercio: se establecían cuotas de mercado, se fijaban precios y salarios, y se obligaba a las empresas concertadas a suministrar preferente­mente a los servicios públicos, y a éstos a consumir obligatoria­mente el carbón de aquéllas, se establecían rebajas de impuestos...  

La reacción de la patronal no fue homogénea y, hacia el 1929, prácticamente todas las empresas estaban adscritas a las facilidades, aunque pocas solicitaron los créditos privilegiados porque la situación había mejorado lo suficiente como para poderse permitir inversiones propias.  

La existencia desde 1926 de un franco proteccionismo para la producción industrial española, y el orden público derivado del endurecimiento de las leyes restrictivas de la libertad fue, junto con las medidas económicas, lo que permitió el crecimiento del consumo de carbón industrial, producido ahora con mayor racionalidad y eficacia.  

Ello llevó a nuevas demandas de salario por parte de los sindicatos, que fueron rechazadas por las empresas, pese a que en abril de 1930, con la elevación del cambio de la libra esterlina, la paridad en el mercado internacional favorecía a la divisa española y encarecía el comercio para las exportaciones inglesas.  

En este punto de la historia de la minería parecían haberse solucionado buena parte de sus problemas históricos. Sin embargo, irónicamente, las tornas volvían a cambiar: en estos años comenzaba a afianzarse el imperio de Su Majestad el Petróleo.  

 

Secundino Felgueroso y el Rotary Club de Gijón 

La lista de socios del Rotary Club de Gijón, (nº 2.486, fundado en diciembre de 1926) en su edición del año 1928-1929 informa de que su Vicepresidente 1º era Secundino Felgueroso González, que también se encuentra el Comité de Programa, junto con Enrique Cangas y Pedro de Silva.  

Los datos que aporta sobre Secundino son:

Producción hullera

Consejero – ponente de la Sociedad "Duro – Felguera"

Marqués de San Esteban.

Teléfono 33.

Part. Martínez Abades 23, 2º.

Teléfono 328.  

Según consta en dicho documento, los fines del Rotary son:  

Estimular y alentar

El ideal de SERVIR como base de toda empresa digna.

Elevadas normas de ética en los negocios y profesiones.

La aplicación del ideal de servir por cada Rotario a cada persona, negocio y vida en la localidad.

El desarrollo de la amistad como una oportunidad para ser útil.

El reconocimiento de la utilidad de todas las ocupaciones y la significación por cada Rotario de su ocupación como una oportunidad para ser útil a la localidad.

El aumento del conocimiento, buena voluntad y paz internacionales por medio del  compañerismo de los hombres de negocios y profesiones de todo el mundo, unidos por el ideal de SERVIR.

El club se reunía los martes, de una y media a tres, en el Hotel Comercio, y tenía sus oficinas en la calle Salustio Regueral 12, 1, teléfono 1049.  

6.- DESCUBRIMIENTO.

AÑOS 20 EN GIJÓN 

Los años 20 para los hermanos Felgueroso se convirtieron en su consagración como gestores: como hemos visto, Víctor y Secundino se encontraban en los Consejos de Administración de numerosas empresas, a la cabeza de las cuales se encontraba Duro-Felguera, una de las más poderosas industrias asturianas de entonces y de ahora. Y se encontraban también entre los representantes empresariales que llevaron a cabo buena parte de las negociaciones con las autoridades, metidos hasta el cuello en el terrible "maelstrom" de las tensiones por la supervivencia de la minería asturiana.  

Respecto a La Camocha, era Constante el responsable de llevar adelante las obras de exploración.  

En el año 1922, a unos 10 metros del primer pozo, abren otro. Se pretendía aprovechar el agua para el suministro de Gijón, por lo que el Ayuntamiento financiaría la extracción y canalización del agua. Nuevo fracaso, pues alguien dictaminó que el agua no era potable. Tienen que desistir de este nuevo intento.  

A fin de poder proseguir los trabajos, los tres hermanos Felgueroso constituyeron una Sociedad Anónima. Lanzan al mercado unas acciones, para conseguir el capital necesario.  

Nuevo fracaso. Tampoco tiene éxito la suscripción de acciones de la Sociedad Anónima Felgueroso. Los inversio­nistas no se fían. ¿Por qué? Los informes técnicos de los geólogos e ingenieros de minas son adversos.  

Los bancos no están dispuestos a financiar la "aventura"... Hay una campaña en contra. Pero no creo que sea ahora el momento de citar hechos y nombres concretos.  

Los únicos que se fiaban, en aquellos momentos, eran unos cuarenta hombres. Éramos nosotros, los mineros que trabajá­bamos con los tres hermanos Felgueroso. Estábamos con ellos. Así, al ver la situación de la empresa, ofrecimos trabajar a jornada completa, cobrando solamente la mitad.[34]  

Habiendo ya averiguado los bordes de la cuenca gijonesa en Caldones, la lógica exigía que los siguientes sondeos se hicieran alejándose de dichos bordes, y de acuerdo a esa idea, se instalaron los sondeos números 5 y 6.  

El sondeo número 5 se perforó en el barrio de Aroles, parroquia de Vega, del concejo de Gijón. Está situado entre los de Caldones y el de Huerces, formando con todos ellos aproximadamente una línea recta.  

Los trabajos dieron comienzo el día 16 de agosto de 1929 y se terminaron el 9 de noviembre del mismo año.[35]  

Sin embargo, las esperanzas depositadas en este nuevo sondeo no dieron los resultados apetecidos: los estratos eran demasiado profundos, inclinados, escasos y prácticamente inútiles, y hubieron de abandonar a los 285 metros de profundidad.  

En vista del resultado del sondeo de Aroles, el número 6 se situó en Leorio, dentro también del Concejo de Gijón, aproximadamente sobre la alineación de los demás sondeos, pero al Noroeste del número 1.[36]  

La exploración se desarrolló entre el 1 de diciembre de 1929 y el 2 de abril de 1930. Y aquí se recogieron grandes cantidades de carbón, decantado de las aguas que iban saliendo. Demostró ser un buen carbón de gas, de altísima calidad.  

Este éxito dio nuevos ánimos a los prospectores, y desmontando el castillete y la maquinaria, transpusieron con ellos las colinas liásicas que separan los valles de Llantones y Pinzales, instalándose audazmente en las inmedia­ciones del pueblo que lleva este último nombre, donde la carretera y el ferrocarril de Langreo se cruzan para llegar a los puertos de Gijón y El Musel.  

Esto fue el 13 de abril de 1930. A los once días se empezaba la perforación, batiendo el récord de montaje[37] del castillete

El sondeo se interrumpió a los 435 metros de profundidad, y con él terminaron las labores de exploración e investigación.  

El 1 de julio se comenzó la profundización del pozo de La Camocha, para reconocer de un modo definitivo el terreno.

 

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Preparación del pozo nº 1 , en el prao de "la vaca mocha", lugar designado después de terminadas las prospecciones

 

 

"CAVAD AQUÍ: VAMOS A DESENTERRAR ESE CARBÓN" 

Cuando Abel fue abatido por Caín, sintió el crujir de dientes que sienten tantos y tantos asturianos cuando intentan crear riqueza en su tierra. El mismo coraje que provoca la reacción del "pues os vais a enterar".  

Después de haber sido el payaso de las bofetadas de todos los correveidiles de Gijón, que decían que los Felgueroso esto y la Camocha lo otro, y que el camión de carbón que pasa por allí de xuru que ye comprao, que ya ves lo que dijo el ingenieru l’otru día, y que los bancos non yos dan ni una perra... Después de todo eso, sólo quedaba una solución: o prendían fuego a la villa, o se metían bajo tierra.  

Y SE METIERON BAJO TIERRA 

En estos momentos cabía la posibilidad de utilizar un sistema revolucionario para superar la capa de agua que había hecho imposible continuar con el pozo. El acceso a tal recurso era el resultado de las gestiones que Secundino Felgueroso (el hijo de Secundino) había estado realizando en sus viajes por Europa. Se trataba de la cementación, que consiste en emparedar las vías de agua por medio de la inyección de cemento a presión en las grietas. Esta inyección cerraba el flujo de agua y permitía trabajar a la profundidad necesaria para alcanzar el carbón. Nos lo cuenta un testigo ocular.  

Llegó entonces el histórico momento. Fue el día 24 de junio  de 1930. Sabíamos dónde había carbón. Había que sacarlo.

Éramos siete personas... Las cuatro y media de la tarde. El Reverendo Párroco de Huerces iba a bendecir la iniciación del que sería el pozo nº 1.

Marcelino Menéndez, encargado de los sondeos, y yo, traza­mos un círculo en el lugar elegido por los hermanos Felgue­roso. El Sr. cura bendijo el lugar. Situándose en el centro del círculo, D. Secundino Felgueroso dijo solemnemente: "Profundizando aquí encontraremos carbón".  

Dieron entonces tres golpes simbólicos de azada cada uno de los presentes, comenzando por el ingeniero del Estado. Siguió el Párroco y los tres hermanos Felgueroso. Después yo, con la misma azada, comencé la profundización.  

Marcelino Menéndez y yo nos turnamos con la azada y la pala, hasta llegar al medio metro de profundidad. D. Constantino Felgueroso dijo que estaba bien para empezar y organizó los turnos de trabajo para el día siguiente. Yo mandaría un grupo de obreros desde las cuatro de la mañana hasta la 12, y Marcelino de 12 a 8.    

Así seguimos varios días, quedándose Marcelino al frente de los tres grupos que se formaron, para turnarse durante toda la jornada, mientras que yo pasaba a la carpintería, que era mi oficio. 

A los 180 metros de profundidad se hicieron dos transversales. Hacia el norte y hacia el sur. Lo mismo se hizo a la profundidad de 220 metros. Varias capas de carbón quedaron a la vista.  

A pesar de todo, las dificultades económicas continúan. La única inversión que hay es la de los Felgueroso.  

Se solicita ayuda estatal. No llega. Los cambios de gobier­no hacen que se extravíen los expedientes. Ante todas estas dificultades, se sigue la explotación con los pocos medios de que se dispone.[38]

 

Estos cambios de gobierno a que se refiere Benjamín Rionda eran los últimos coletazos de la monarquía alfonsina tras deponer al general Primo de Rivera, preludio de la llegada de la Segunda República Española. Nótese que, a pesar de que en otras minas los sindicatos solicitaron por estas fechas aumento de salarios, los miembros de la plantilla de La Camocha se ofrecieron a trabajar por la mitad de la paga, conscientes de que, de otra manera, la explotación no tendría futuro. La mina era cosa suya, los patronos eran sus compañeros y amigos, como se verá más adelante. Señal clara del carácter de los Felgueroso.  

Empezamos unos quince hombres a profundizar. Hasta llegar al carbón pasaron lo menos tres años durante los cuales la plantilla fue aumentando hasta unos cien que empezamos a hacer galerías a 180 y a 220 metros. (...)  

Bajo la dirección de los tres hermanos y con personal de estos limítrofes, se empezó a sondear el primer punto de los tres se hicieron, situado donde hoy está la barriada de obreros de La Camocha; allí se profundizaron unos trescientos cincuenta metros, alcanzando terreno carbonífero.(...)  

Se empezó el trabajo de perforación con los obreros de sondeos y algunos más que se iban admitiendo hasta completar una plantilla de treinta y cinco o cuarenta trabajadores. Con estos trabajadores se llegó a profundizar 220 metros y desde aquí se comenzaron a hacer las transversales de reconoci­miento, una a ciento ochenta metros (que es donde se encuentra la zona carbonífera) y la otra a la profundidad citada. A los pocos metros del avance de las transversales, se empezaron a cortar las capas de carbón en las dos plantas lo que les causó gran satisfacción a los hermanos Felgueroso.  

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Los hermanos Felgueroso, acompañados por otros técnicos, en las prospecciones de San Martín de Herces.

Cuando se cortó la primera yo fui a comunicárselo a don Constantino, que era el que nos regía en el destino de los trabajos. Cuando llamé a su puerta salió a recibirme una hija; era sobre las nueve de la noche y me dijo que, de parte de su padre, que si traía buenas noticias que pasara y, si eran malas, lo solucionaríamos nosotros por si eran averías; cuando le contesté que por suerte eran buenas, que estaba perforando una capa de carbón y que allí tenía el polvo para demostrarlo, salió corriendo don Florentino con una gran alegría y me ordenó que pasase aviso a su chófer para salir inmediatamente para La Camocha.  

Desde ese momento se empezaron con más ahínco los trabajos para buscar más, como así sucedió. Halladas éstas y puestas al descubierto, como carecían de medios económicos para su explotación decidieron hacer un empréstito por medio de acciones de quinientas pesetas, lo que no les dio resultado por haber pocas aportaciones. Fallado esto recurrieron al Gobierno para que los protegiese pero también les falló porque cada tres o cuatro meses había un cambio de Gobierno.  

Dados estos inconvenientes decidieron continuar los traba­jos con los medios económicos de que disponían, que eran acciones de la Duro-Felguera que se cotizaban a precios muy bajos y tuvieron que ir desprendiéndose de ellas, según les hacía falta para pagar gastos.[39]  

Eran tiempos socialmente difíciles. En primer lugar, como hemos visto, se estaba terminando el régimen monárquico de Alfonso XIII, y los continuos cambios de gobierno, a cual menos eficaz, estaban socavando la capacidad gestora del Estado. En segundo, la quiebra de la bolsa de Nueva York produjo también en España efectos devastadores sobre el mercado de valores. Por último, a pesar de la evidencia de que sí existía en Gijón carbón explotable, los inversores seguían sin fiarse, y el dinero no aparecía por ningún sitio. 

Parecía el momento oportuno para desesperarse y abandonar.


7.- LOS AÑOS 30: EL TRIUNFO

 

LA SEGUNDA REPÚBLICA ESPAÑOLA 

Según vimos en otros puntos, la monarquía de Alfonso XIII fue derrotada por la República el 14 de abril de 1931 debido a varios factores importantes:  

La peseta había sufrido la pérdida del 50 por ciento de su valor adquisitivo frente a la paridad oficial (en aquellos momentos, la libra esterlina), debido a los esfuerzos de ingeniería financiera conducentes y procedentes del proteccionismo.  

Consecuencia de la crisis bursátil de 1929, el comercio exterior se encontraba prácticamente hundido, con un profundo descenso en la producción industrial, minera, textil y de energía eléctrica. Todo ello condujo al paro obrero y al descontento social.  

El sistema monárquico y el turno de partidos, junto con la dictadura de Primo de Rivera, habían fracasado en sus intentos de poner a España en el camino de la modernidad. Añadido a esto, el movimiento político se había diversificado tanto que no era posible encajarlo en el rígido sistema anterior.  

Esa tensión políticosocial hizo que germinase la idea de un cambio de régimen, el cual iba a tener sus propias contradicciones y problemas internos.  

Y la República fue proclamada. El 15 de abril de 1931 se dicta el Estatuto jurídico del Gobierno Provisional, en el que se esbozaba el sistema de derechos y un programa de institucionalización. Sin embargo, los problemas no tardaron en surgir:  

            - Se puso de manifiesto la actitud netamente separatista de Esquerra Republicana de Catalunya contra la idea de una República Unitaria.

            - Se produjo el primer choque de ámbito religioso a pesar de la libertad de cultos que deseaba la República: el Cardenal Primado es expulsado de España por su desconfianza ante el nuevo régimen.

            - Se suceden los actos anticlericales (quema de conventos) y las revueltas anarcosindicalistas contra los socialistas del Gobierno (ambos especialmente en Andalucía).  

Pese a todo, las elecciones a Cortes de junio de 1931 dieron mayoría absoluta a las izquierdas socialistas. Estas Cortes elaborarían la Constitución de 1931.

 

            1931-1933

 

El Bienio Social-Azañista comenzó con la Reforma Religiosa (expulsión de los Jesuítas), la Reforma Agraria (expropiación de latifundios para su reparto entre los obreros) y el Estatuto de Autonomía Catalán. El gobierno de izquierdas fue atacado por varios frentes: la sublevación contrarrevolucionaria en Madrid y Sevilla del General Sanjurjo, la organización de las derechas en dos partidos políticos (C.E.D.A. y Renovación Española), y las revueltas anarcosindicalistas (que reaccionaban ante el creciente paro obrero), como la de Casas Viejas, reprimida violentamente por las fuerzas del orden. Las elecciones de noviembre del 33 iban a dar un vuelco a esta situación.

 

            1933

 

El triunfo del Partido Radical y la C.E.D.A trajo consigo la sistemática anulación de las reformas del bienio anterior (de la reforma agraria, de la estatalización de la enseñanza; se restauraron algunos privilegios clericales, se anularon leyes de la Generalidad de Cataluña). Sin embargo, no se resolvió el problema económico (y el paro seguía aumentando), provocando además otra serie de tensiones internas que habrían de conducir a la Huelga General Revolucionaria de 1934, que tantas consecuencias tuvo en Asturias. Se acrecentaron las protestas, sumándose además a diversos escándalos como el de Straperlo, y al hecho innegable de que las derechas no habían logrado resolver los problemas.

 

 

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En el año 1932 se sacó el primer carbón, aunque no se comercializaría hasta 1935. Pero todos los varones de la famlia se reunieron en torno a los tres hermanos Felgueroso para celebrar el descubrimiento de las primeras piedras.

 

 

            LA REVOLUCIÓN DE 1934

 

En octubre de 1934 se produjo un cambio en el gobierno de la República, con la entrada de tres ministros de la C.E.D.A. en el gabinete de Lerroux. Los partidos y sindicatos de izquierda protestaron violentamente, y la UGT llamó a la huelga a partir del día 5 de octubre. La huelga triunfó especialmente en Cataluña y Asturias, tomando aquí los tintes de una auténtica guerra civil.

 

La sublevación asturiana comenzó el día 5 en Lugo de Llanera, y se extendió rápidamente a las cuencas mineras y centros industriales de Mieres, Langreo y Gijón. En Sama la lucha fue especialmente encarnizada entre los rebeldes y la Guardia Civil y el Ejército, saldándose con numerosas víctimas de ambos lados. Una vez dominadas las cuencas, los sublevados avanzaron sobre Oviedo, armados con material de guerra contrabandeado, y toman varios barrios de la ciudad, incendiando la Universidad, la Audiencia y el Teatro Campoamor, y dinamitando la Cámara Santa de la Catedral. En Gijón, debido a factores diversos, la huelga no tuvo especial incidencia y, lo que hubo (los anarquistas se fortificaron en Cimadevilla, el Llano, Pumarín, el Natayoyo y La Calzada), fue neutralizado por las fuerzas gubernamentales, gracias al desabastecimiento de los sindicalistas gijoneses.

 

La Revolución de Octubre fue aplastada por abrumadora superioridad de fuerzas al intervenir el ejército y la Legión. Pese a ello, y a que fueron represaliados o muertos numerosos líderes sindicales, Asturias continuaría siendo un importante foco anarquista (en Langreo y Gijón) y socialista (en el resto de Asturias), lo que habría de notarse en la ya inminente Guerra Civil.

 

 

            1936

 

Las elecciones de febrero de 1936 señalaron la ascensión parlamentaria del Frente Popular (compuesto por Izquierda Republicana, Unión Republicana, PSOE, UGT, Federación Nacional de Juventudes Socialistas, Partido Comunista, Partido Sindicalista, Partido Obrero de Unificación Marxista, entre otros). Ante la tibia actitud del Gobierno frente a las reclamaciones de la izquierda, el Frente Popular produjo levantamientos, atentados y rebeliones (contra el Gobierno y entre las propias facciones frentepopulistas) que terminarían motivando el levantamiento del 17 de Julio en Melilla, primer acto de la Guerra Civil. La República había fracasado trágicamente como experiencia democrática, como administradora y como economista. Y el resultado fue una guerra civil y 40 años de dictadura.

 

 

LOS AÑOS 30 EN LA CAMOCHA

 

 

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Inauguración del Pozo Nº 1 de La Camocha

 

Como habíamos visto, la profundización del pozo de La Camocha había dado comienzo el 24 de junio de 1930, y muy poco antes (el 8 de abril) habían comenzado a publicarse noticias que ponían el acento positivo sobre las "fantasías" y "locuras" de los Felgueroso[40]:

 

Algunos periódicos han dado cuenta, bien parcamente, por cierto, del éxito alcanzado por las investigaciones que los señores Felgueroso Hermanos vienen efectuando en el concejo de Gijón, en busca de yacimientos hulleros.

 

Desde el año 1902, en que estos señores hicieron el primer sondeo (...), hasta hoy, van transcurridos 28 años. En ese lapso de tiempo, los señores Felgueroso, con una constancia admirable, con una fe siempre encendida y con un desprendimiento desusado entre los capitalistas españoles, han efectuado en este concejo seis sondeos, dos de ellos de gran profundidad, de más de setecientos metros. En estas investigaciones, se han empleado seis millones de pesetas.

 

Gijón no se ha dado cuenta de lo que representa esta larga labor, tenaz, dificultosa en extremo, llena de contrariedades y sinsabores, en un país como España en el que reina la incomprensión más absoluta para estas luchas modernas de la técnica industrial.

 

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   Automóvil Panhard, de 27 H.P., de los Hermanos Felgueroso, para sus continuos viajes a Langreo y a San Martín de Huerces.  

Gabino Felgueroso, en el automóvil de Víctor, su padre, en la zona de La Camocha.

 

Sin vacilaciones ni desmayos, a pesar de los fracasos -desde el punto de vista utilitario- de algunos de los sondeos, los hermanos Felgueroso emplearon los años más viriles de su vida en estos difíciles trabajos. Pero los resultados conseguidos hasta ahora han sido magníficos. (...)

 

Entre tanto, (...) puedo adelantar a mis lectores que se ha descubierto una faja de terreno hullero productivo de unos dos kilómetros de anchura y muy probablemente de unos diez kilómetros de longitud, dentro del concejo de Gijón y a muy poca distancia de esta villa.(...)

 

La riqueza más positiva y más importante de Asturias constitúyela, sin duda alguna, el carbón, pero los asturianos todavía no nos hemos percatado bien de esa sencilla verdad. Solamente Jovellanos (...) se dio cuenta, a fines del siglo dieciocho, de la riqueza de estos yacimientos.(...)

 

Todas las naciones se afanan por investigar y dar a luz nuevas riquezas. Algo se hace también en este sentido, oficialmente, en España (...), pero en modestísima escala.

 

Por esta razón el esfuerzo y el sacrificio de orden privado que representa la inmensa labor de los hermanos Felgueroso, dedicando su dinero y su trabajo, año tras año, a esta clase de investigaciones, son más de agradecer y admirar.

 

 

... Y EL PRIMER CARBÓN

 

Los trabajos continuaron y, el 3 de febrero de 1932, La Prensa, de Gijón, podía ya publicar lo siguiente[41]:

 

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Constante Felgueroso, en el pozo nº 1 de La Camocha, explica los trabajos realizados hasta conseguir el carbón

Dimos ayer la noticia de que en los trabajos de la Sociedad Felgueroso Hermanos está llevando a cabo en La Camocha, en la parroquia de San Martín de Huerces, de este concejo, se había logrado cortar una capa de carbón de metro y medio de espesor, a una profundidad de 180 metros, noticia que tiene una importancia grandísima para Gijón, por el gran desarrollo industrial que este hecho puede darle, y al mismo tiempo da satisfacción a los esfuerzos que aquellos industriales vienen haciendo desde hace muchos años en pro de este resultado realmente halagador.

 

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Secundino, Vístor y Constante

Con tal motivo ayer se dispuso la expresada Sociedad a inaugurar la extracción de carbón, invitando al efecto al alcalde de Gijón, técnicos, periodistas y otras personas, quienes se trasladaron a La Camocha, después de las tres de la tarde, en varios automóviles.

 

Allí vimos, además de los señores don Secundino, don Víctor y don Constantino Felgueroso, al alcalde de Gijón don Gil Fernández Barcia, ingenieros de la Sociedad Duro-Felguera señores Moreno, Laine y Felgueroso F. Nespral (don Secundino), catedrático del Instituto de Gijón señor Gómez de Llarena, ingeniero de la Jefatura Provincial de Minas don Celso R. Arango, ingeniero profesor de la Escuela de Capataces de Mieres don Ignacio Patac, ingeniero don Luis Felgueroso, don Joaquín A. Bonet director de LA PRENSA, don Florentino, don Secundino y don Víctor Cueto Felgueroso, don Gabino Felgueroso, don Secundino Felgueroso Figar, doña Rosario Felgueroso, doña Celsa Felgueroso, viuda de Hartasánchez, señora de Cueto Felgueroso (don Secundino), señoritas Rosario Felgueroso, Sarina Cueto y Celsina Hartasánchez Felgueroso, don Francisco Roces y don Faustino Hartasánchez Felgueroso, representantes de la prensa local y provincial y una brigada de salvamento de la Sociedad Duro-Felguera.

 

Esta brigada, al frente de la cual venía el ingeniero señor Laine, hizo un reconocimiento en el pozo, encontrándole libre de gases. Después, los obreros que trabajan en aquél bajaron a depositar una carga de dinamita para preparar un barreno, y luego que subieron, el alcalde de Gijón oprimió un botón eléctrico para hacer el disparo en el fondo del pozo a fin de proceder a la primera extracción de la capa cortada de que anteriormente se hacía referencia.

 

El momento resultó emocionante, y a pesar de producirse el disparo a 180 metros de profundidad se oyó indistintamente en la superficie, y él nos señaló el momento de la primera extracción de carbón en este concejo de Gijón, que si es industrial por muchos motivos, le faltaba el complemento de una cuenca carbonífera.

 

Después del disparo del barreno, bajaron nuevamente los obreros al fondo del pozo, y empezó a subir el carbón en calderos, saliendo en pocos momentos unas cuantas toneladas.

 

Al decir de los técnicos presentes, se trata de un rico carbón de gas admirable, con muy escaso tanto por ciento de materias volátiles, y dada la extensión que se supone a las capas, representa una riqueza grandísima, lo cual produjo en todos la natural satisfacción.

 

Algunos de los presentes recogieron como recuerdo una piedra de aquel mineral, siguiendo el ejemplo del alcalde, señor Fernández Barcia, que quiso llevarse una muestra para el Ayuntamiento, a fin de conservarla allí como recuerdo del primer carbón extraído en nuestro concejo (...).

 

OPINIÓN IMPORTANTE

 

Antes de retirarse de La Camocha, los invitados al acto de la primera extracción de carbón en este concejo de Gijón, todos felicitaron a los señores Felgueroso por el éxito que supone el hallazgo de esta capa de 1'50 metros a la profundidad ya dicha de 180, augurando un brillante porvenir a esta explotación. 

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La familia Felgueroso celebró jubilosamente los éxitos obtenidos después tantos años de lucha. En torno a Víctor, sin piernas,en su finca "Vista Alegre".Manolo Fdez, Coll, Francisco Roces, Celso Cueto, Gabino Felgueroso y esposas.

El ilustre ingeniero de minas, don Ignacio Patac, reconocido como una de las mayores autoridades en la materia, no ocultaba su satisfacción y decía que debíamos felicitarnos todos como gijoneses, pues el hallazgo de la cuenca carbonífera de Gijón supone una riqueza incalculable y no es aventurado suponer que ella hará que dentro de pocos años nuestro pueblo habrá alcanzado un desarrollo industrial considerable, si se secunda debidamente el esfuerzo hecho por los señores Felgueroso, a los que somos deudores de inmensa gratitud, pues gracias a ellos, a su tesón, a su amor al trabajo y a su desprendimiento (pues ni ellos ni sus hijos recogerán lo mucho que han sembrado), Gijón cuenta con la zona carbonífera de España más importante por su extensión y por la excelente calidad del mineral.

 

Y, por otro lado[42]:

 

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(...) El pozo de La Camocha, propiedad de los señores Felgueroso Hermanos, comenzó ayer a dar el carbón que durante muchos años se esperaba, según se ve, con absoluto fundamento. Es el premio a una perseverancia alimentada de esperanzas perfectamente cimentadas. Treinta años de lucha, treinta años justos, de luchas y de sinsabores, en que hubo de todo, desde las discrepancias técnicas, causa de decepciones, hasta las dificultades de orden material que, en espíritus menos fuertes que los de aquellos distinguidos industriales, habrían engendrado también el desaliento y hasta el abandono. Cuando ayer, en presencia de autoridades e ingenieros, subían del pozo, desde una profundidad de ciento ochenta metros, toneladas de carbón de espléndida calidad, el júbilo de todos no podía estar más justificado. Un júbilo que en los señores Felgueroso, presentes a la culminación de su obra, era emoción muy legítima; en los hombres de ciencia, un verdadero hallazgo, y en los gijoneses que allí estábamos, la iniciación de un porvenir de múltiples riquezas para Gijón. Algo de lo que entreviera Jovellanos en sus estudios y en sus informes acerca de la riqueza de nuestro subsuelo y de la necesidad de puertos en nuestras costas. Aquella piedra de carbón que el señor alcalde dispuso le fuese enviada para su colocación en sitio bien visible en el Ayuntamiento, como recuerdo de esta efeméride local, puede estimarse, por lo tanto, como la verdadera primera piedra de un Gijón nuevo.

 

Ésta es, pues, una gran realidad que debemos dejar consignada en las columnas preferentes de nuestro número de hoy. Lo señalamos con alegría, no ya tanto para destacar esta recompensa de la iniciativa privada, silenciosamente ejercida, como para registrar el hecho transcendental que supone la explotación de un gran yacimiento carbonífero, con capas de proporciones excepcionales, a unos kilómetros de nuestro puerto. Es tan vasto el horizonte que se abre ante nuestros ojos, que hechos como éste nos hacen pensar en lo que sería de nuestra villa si la voluntad y el tesón que ahora acaban de encontrar justa recompensa, hubiera acompañado otras iniciativas particulares en diversos órdenes de la actividad.

 

Con verdadero entusiasmo recoge LA PRENSA este acontecimiento de la vida gijonesa, por lo demás minuciosamente registrado en información que aparte publicamos. Se suma a la emoción legítima y enorgullecedora de los señores Felgueroso Hermanos y, al expresarles gratitud, cree interpretar cumplidamente el sentir de Gijón entero.

 

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Castillete del pozo nº 1 de La Camocha Otra vista del mismo pozo

El 2 de febrero de 1932 significó la consagración de La Camocha, y desde ese momento, todos se hicieron lenguas sobre la sabiduría de los Felgueroso.  

El 13 de marzo, don Ignacio Patac (que ejerció, además, como divulgador científico en la prensa de información general) pronunciaba en el Teatro Jovellanos una conferencia promovida por el Ayuntamiento y dirigida a todos los estamentos locales, provinciales y nacionales, con asistencia del elemento industrial, comercial y científico, además de numeroso público[43].    

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El día 13 de Marzo de 1932, D.Ignacio Patac y Pérez-Herce, en un acto promovido por el Ayuntamiento de Gijón, hablo sobre los descubrimientos de los Hermanos Felgueroso. La asistencia fue numerosa.

 

(...)El señor Patac (...) fue acogido con aplausos en la tribuna, y su exposición del tema a desarrollar fue tan clara y precisa, a pesar de la aridez del asunto y de su nada fácil comprensión para los profanos, que llegó a conocimiento de los oyentes en toda su intensidad, dándonos todos cuenta de la importancia de los felices descubrimientos hechos por los señores Felgueroso. Así se le aplaudió al final.(...)  

Comenzó diciendo el conferenciante que para salir al paso de posibles suspicacias, tan propias de la naturaleza humana, creía un deber manifestar a sus oyentes que él no era ingeniero de los señores Felgueroso Hermanos, ni le guiaba ningún interés económico ni de amistad con los concesionarios de minas de esta región. Que los estudios que desde hace varios años venía efectuado, tanto en este concejo como en los inmediatos, tenían un carácter puramente particular, pues su principal objeto obedecía al estudio de la comprobación o rectificación de una concepción suya, acerca de los terrenos carboníferos de Asturias lanzada a la publicidad hace diez o doce años. Para que el auditorio pudiera seguir fácilmente al conferenciante en su disertación, estimó éste necesario hacer un resumen previo de las distintas formaciones hulleras y del estado del asunto de la supuesta prolongación de la cuenca hullera central de Asturias por debajo de los terrenos secundarios de los concejos de Gijón, Villaviciosa y Colunga.  

Explicó a grandes rasgos el modo y el medio en que se formaron las cuencas hulleras, por la acumulación de los restos de la magnífica flora que poblaba entonces los continentes, detallando el doble y maravilloso papel de la vegetación de este periodo geológico, de purificación de la atmósfera, muy cargada entonces de anhídrido carbónico, y de acumulación del carbono para formar en el transcurso del tiempo los inmensos yacimientos de combustible que hoy explota la humanidad.(...)  

Presentó luego una magnífica proyección de un cuadro de la flora hullera, confeccionado por el paleofitólogo alemán H. Potonie y sobre él señaló las distintas clases de especies arbóreas que dieron origen a las capas de carbón. Pasó luego a explicar las dos distintas formaciones carboníferas que hubo en el periodo antracolítico poniendo ejemplos de cada una de esas formaciones, tanto de España como del extranjero.  

Detalló luego, con ayuda de proyecciones en las que se reproducían sus magníficos cortes estratigráficos, los estudios que el insigne e inolvidable ingeniero don Luis Adaro efectuó en Asturias y las ideas que abrigaba este notable ingeniero acerca de la prolongación del carbonífero de la cuenca central de Asturias hacia el mar, por debajo de los terrenos secundarios de Gijón y Villaviciosa. Explicó los primitivos trabajos de sondeo y perforación infructuosa de un pozo, efectuados por los señores Felgueroso, en la finca de La Camocha a principios de siglo, y los que se efectuaron más tarde por indicación del señor Adaro, en Caldones. Dijo que la interpretación oficial que se hizo entonces, de este primer sondeo, atribuyó al sub-hullero, o sea, a las hiladas estériles inferiores de la cuenca central, los estratos cortados en aquel lugar. No obstante, los testigos de sonda recogidos y estudiados por el conferenciante, le han inclinado a una interpretación diferente de este sondeo, que expone con detalle.  

Como consecuencia de sus estudios en las cuencas carboníferas del interior de España, concibió, hace años, el conferenciante, una concepción de las edades geológicas de las distintas cuencas hulleras nacionales, que se separa por completo de las ideas que prevalecen generalmente entre nuestros geólogos e ingenieros, acerca de este asunto. Esta concepción que expresó por primera vez en su obra "La formación uraliense asturiana", presentada al primer Congreso Nacional de Ingeniería del año 1919, fue estudiada y casi en su totalidad confirmada por el notable ingeniero de minas y estratígrafo don Ramón de Urrutia, prematuramente fallecido. Únicamente discrepaba el señor Urrutia de la concepción del conferenciante, en que Urrutia opinaba lo mismo que Adaro respecto a la prolongación de la cuenca carbonífera central. No obstante, el conferenciante seguía creyendo que el carbonífero de esta región septentrional de Asturias debía ser de edad posterior a la de la cuenca central, y el estudio de los materiales extraidos por los sondeos que posteriormente hicieron los señores Felgueroso Hermanos, así se lo confirmaron plenamente. Últimamente, los trabajos del pozo de La Camocha han aportado las pruebas más decisivas, por medio de los fósiles vegetales y animales que en ellos se encontraron y la especial estratigrafía de los terrenos que no pueden ser identificados con ninguno de los tramos de la cuenca central. Presentó un corte de los trabajos subterráneos del pozo de La Camocha, con su galería transversal de ochenta metros de longitud y la situación en este transversal de las importantes venas de carbón cortadas por el mismo. Luego proyectó en la pantalla una fotografía de la primera capa cortada, de 1'50 metros de espesor y después un plano del concejo de Gijón en el que señaló la posición de los sondeos efectuados por el conferenciante, como síntesis de sus estudios de estos sondeos. Es un corte sorprendente por los pliegues profundos que presenta y hace comprender claramente la importancia enorme de la cuenca carbonífera que tenemos bajo los pies.  

(...) Terminó el señor Patac diciendo que tales eran las conclusiones a que le habían conducido sus estudios, gracias a haber podido disponer de los datos aportados por los trabajos de los señores Felgueroso, sin los cuales no hubiera sido posible llegar a ellas. Que tanto los señores Felgueroso como él sabían bien que no habían de recoger ninguna recompensa material de esta larga labor, pero que su mejor premio consistía en la satiscacción experimentada por el deber cumplido, en el reconocimiento íntimo -dijo- de no haber empleado demasiado ociosamente nuestras vidas, sino en haber procurado hacer algo en provecho de nuestros semejantes, terminando con el recitado de otro párrafo de Cajal (...)  

"Debemos caer -dice Cajal- como la hoja del árbol arrancada por los primeros cierzos otoñales. Si ellas pensaran podrían decirse llenas de noble orgullo: "morimos consoladas porque sabemos que gracias a nuestra obra (...) el tronco del árbol, es decir, nuestra querida patria, se ha elevado y se ha robustecido con una capa más".(...)

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Vistas del primitivo lavadero de carbón correspondiente al primer Pozo, desde distintos puntos.


8.- EL HOMENAJE

El acto definitivo de consagración de los hermanos Felgueroso como un bien público fue el homenaje popular que se les tributó el domingo 10 de Abril de 1932[44].

 

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Fachada del Teatro "Campos  Eliseos" donde se celebró el Homenaje a los Hermanos Felgueroso,  10 de Abril de 1932

 

 En días anteriores, la Comisión organizadora había debido restringir el número de tarjetas de invitación, porque el gran interés despertado en toda la provincia y fuera de ella por la convocatoria por iniciativa popular estaba desbordando el aforo de los locales.  

Ya desde primeras horas de la mañana del domingo llegaban en tren y en automóvil numerosas personas y entidades desde toda la provincia, en especial del valle de Langreo. En autobús llegó la banda municipal de Langreo, con su director (Pedrosa), el alcalde y varios concejales, que presentaron sus respetos al alcalde de Gijón. La banda tomó un refrigerio y seguidamente fueron a la plaza del Galán, donde dieron una audición pública.  

 

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Tarjeta de la comida de homenaje a los Hermanos Felgueroso  

Reverso de la tarjeta con el menú de la comida

 

 

A la una y media de la tarde, el teatro de los Campos Elíseos tenía un lleno absoluto, con el patio de butacas, las plateas y los palcos, y hasta las entradas del entresuelo llenos de largas hileras de mesas. Se calculó en su momento que la asistencia fue de unas 800 personas, desde obreros y mineros hasta la burguesía industrial, ingenieros, profesores, políticos... Toda una representación de Asturias.

 

 

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Constante Felgueroso, el mediano de los cinco hermanos. Desde el año 1920 era Consejero de Duro Felguera. Hasta su muerte, en 1937

La mesa presidencial, ocupada por Constante, Víctor y Secundino Felgueroso, en el escenario de "Los Campos Eliseos" de Gijón

 

Victor Felgueroso, el mayor de los varones, ya le   faltaban las dos piernas. Había sido Vice-Presidemte de Duro-Felguera desde 1920 a 1930. Hasta 1944 fué Consejero

 

El escenario, decorado por un jardín, estaba ocupado por la mesa presidencial, en la que se sentaban los tres hermanos, Víctor, Constante y Secundino Felgueroso, Don Víctor en medio. A la derecha de don Constante, el alcalde de Gijón don Gil Fernández Barcía, el alcalde de Langreo don Celso Fernández, el diputado provincial don José A. Buylla, el Ingeniero Jefe de Minas don Celso R. Arango, el ingeniero de minas don Ignacio Patac, el Ingeniero Jefe de la División Hidráulica del Miño don Fernando Laguardia, el Presidente de la Junta de Obras del Puerto don Gumersindo Junquera y el de la Cámara de Comercio don Ángel Gómez Lamelas, don Luis Vereterra, el director de los Ferrocarriles Económicos don Antero S. Coronas, el presidente del Club de Regatas don Ramón G. Cobián, don Ramón Fernández por el Colegio de Agentes Comerciales, el presidente de la Patronal don Julio Paquet, los concejales señores Riestra, Tuero, Ruiz, León, Quirós, Suárez, Piñera, Tuya, y el secretario del Ayuntamiento de Langreo don Benjamín Fernández. A la derecha de los homenajeados estaban el primer teniente alcalde don Luis Blanc, el presidente de la Audiencia Territorial don José Prendes Pando, el jefe de obras públicas don José Goicoechea, el ingeniero director de la Junta de Obras del Puerto don Francisco Durán, el teniente de la Guardia Civil don Pablo González Anguiano, don Rafael González por el Círculo Mercantil, don Gerardo Berjano por la Cámara Minera, don Emilio Pérez por la Cámara de la Propiedad, don Marcelino S. Piñera por la Unión de los Gremios, don Antonio T. Vega por los navieros y consignatarios, don Eustaquio F. Miranda por la Industrial Asturiana, por la Cámara de Comercio de Oviedo don José Álvarez Díaz, por la Asociación de Agricultores don Pancracio García López, y don Andrés Suárez por la Asociación de Ayudantes de Minas. Por último, los miembros de la Comisión Organizadora y representantes de la prensa de la provincia.

 

 

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El "Campos Eliseos" como restaurante Mesa presidencial y panorámica  

Más alegres comensales

 

La comida fue amenizada por la Banda de Música de Langreo, y sobre los cubiertos fue colocado un folleto explicativo de los trabajos realizados por los hermanos Felgueroso.

 

En el momento de los cafés, se les entregó a los homenajeados unas flores para sus esposas y un álbum con las firmas de la Sociedad "La Montera" de Sama.

 

Procedieron luego a la lectura de adhesiones al homenaje, provenientes de todas partes de España, empezando por una del Gobernador Civil, que no pudo asistir debido a que estaba presidiendo en Oviedo un acto en honor de José Ortega y Gasset y de Gregorio Marañón.

 

Habló luego el segundo teniente de alcalde, don Isidro del Río, que glosó la vida y obra de los tres hermanos, poniéndolos como ejemplos de industriales para la regeneración de España. El ingeniero de la Junta de Obras, señor Durán, dio lectura a unos improvisados versos respecto a la explotación de La Camocha, por los que fue felicitado.

 

El señor Fernández Barcia, alcalde de Gijón, comienza haciendo público el acuerdo del Ayuntamiento que declara hijos adoptivos de Gijón a los señores Felgueroso y da el nombre de ellos a una calle[45]. Aprovecha la ocasión para pedir un aplauso para el obrero Segundo García, allí presente, que lleva treinta años al servicio de los homenajeados, siendo un ejemplo de laboriosidad y honradez. También propone que se pida la Medalla del Trabajo para los señores Felgueroso[46].

 

El representante de la Diputación don José Buylla, recuerda que en estos momentos se están celebrando en Asturias dos homenajes: uno a un insigne filósofo[47] y otro a los que convierten las ideas en realidades, como los señores Felgueroso.

 

 

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Secundino Felgueroso, el menor de los cinco hermanos, que actuó como portavoz familiar en la comida. En aquellos momentos era Vice-Presidente de Duro-Felguerro, así como Consejero de otras muchas sociedades.

 

Cuando don Secundino Felgueroso se levanta para hablar, toda la concurrencia estalla en unánime ovación. Éstas fueron sus palabras: 

 

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  Las palabras de don Secundino Felgueroso:: 

La inmensa satisfacción que nos ha producido el descubrimiento de la cuenca carbonífera del concejo de Gijón nos compensa de los grandes sacrificios realizados. Por si fuera poco aún, el acuerdo del Ayuntamiento de Gijón de nombrarnos hijos adoptivos de esta gran población nos colma de honor. Y ahora, como remate para obligarnos a nuestra gratitud, este banquete es premio superior a nuestros merecimientos y nos sirve de estímulo para proseguir la obra emprendida con la misma intensidad que hasta el presente. Nos consideramos orgullosos de ser hijos del pueblo, de un pueblo tan laborioso y trabajador como el de Langreo, que es noble y practica la gratitud, demostrándolo con el envío de esa representación y regalándonos esas flores para nuestras esposas y entregándonos ese álbum de "La montera" que agradecemos intensamente. Como hijos del pueblo, nosotros, señor alcalde de Gijón, aceptamos emocionados el nombramiento de hijos adoptivos de esta gran ciudad, que es el título supremo a nuestros merecimientos y la máxima aspiración.  

 

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Agradecemos el banquete y los honores y frases encomiásticas que nos habéis tributado, y vivimos reconocidos a la Corporación municipal, a las autoridades locales y provinciales, a la Comisión organizadora y a cuantos están presentes y se han adherido a este inmerecido acto con el que nos agasajáis.  

Yo debiera terminar con esto, porque ya veis que estoy sinceramente emocionado: pero como muchos nos preguntan qué causas nos indujeron a las explotaciones carboníferas realizadas en este concejo, tengo que complacerles.  

Nosotros, que hemos practicado intensamente las labores hulleras, observamos que la formación de las capas carboníferas de Langreo se extendía hacia el Norte. Así como en las cuencas extranjeras ocurría lo propio, creímos que la de Gijón sería una continuación de la de Langreo. Sin otras sugerencias que nuestras modestas observaciones, sin que nadie nos insinuase esa extensión, solicitamos la concesión de varias pertenencias en el concejo de Gijón, y al hacerse ello público, fue objeto de grandes comentarios, entre ellos algunos poco piadosos, que dejaban en entredicho nuestra fama de mineros. Sin detenernos, por medio de las cartas de Schultz, fijamos el emplazamiento de los sondeos, primeramente en Huerces, sitio estratégico bajo el punto de vista geológico, y consultamos con el eminente geólogo don Lucas Mallada, que nos confirmó nuestras suposiciones. En 1901 comenzaron los trabajos y se cortó una capa de carbón riquísimo que evidenció la extensión de la cuenca carbonífera langreana hasta este concejo.  

Esto hizo que otras personas se apresuraran a solicitar nuevas pertenencias, quedando denunciada la mayor parte del terreno del concejo gijonés. Luego era preciso averiguar su importancia, y se hicieron nuevos sondeos en otros lugares, practicándose el pozo que fue invadido por las aguas, comienzo de la odisea sufrida desde 1902. Luchamos con infinidad de inconvenientes, entre ellos la apatía, poco celo y abandono del personal extranjero a quien encomendamos las labores, y ello obligó a suspenderlas. En 1929 se buscan nuevos yacimientos más hacia el Norte, ocupando personal del país, perito, laborioso y competente, todo lo contrario del extranjero.  

En Leorio, se cortaron varias capas y un eminente ingeniero, don Ignacio Patac, que seguía atento nuestras investigaciones, nos ayudó con su competencia y profundos conocimientos, publicando artículos técnicos en los que hacía elevar a sesenta y tantos millones de toneladas la riqueza de esas capas de hulla. Siguieron los trabajos, y actualmente se practican galerías transversales que han cortado capas de carbón formidables (son ocho las actuales) con una potencia de 1'45 metros, algo grande y extraordinario, de carbón magnífico a seis kilómetros de Gijón y nueve del puerto de El Musel.  

Nos hallamos ante una cuenca minera capaz de transformar la vida económica regional, y queremos desarrollar su explotación en un plazo de unos dos años.  

Para ello realizamos las gestiones económicas precisas, que nuestras disponibilidades quedaron quebrantadas con los contratiempos padecidos desde 1901 (representan unos siete millones de pesetas) y estas gestiones las hacemos en Asturias, pero si no dieran resultado satisfactorio, iremos a buscarlas fuera. Si tuviéramos que continuar las labores con el ritmo que les marcasen nuestras disponibilidades, tendríamos que retrasar nuestra labor, pero con la conciencia tranquila de haber cumplido con nuestro deber.  

El acto finalizó con una distendida charla entre los tres hermanos y los numerosos asistentes que se acercaron para expresarles personalmente sus felicitaciones.  

 Gijón ya no volvería a ser el mismo... nunca más.  

 

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Sentados, los tres varones Felgueroso, rodeados de algunos de sus familiares más próximos, en La Camocha.  

Comida que los hijos de los Felgueroso ofrecieron a sus padres y tíos como celebración  del éxito de las prospecciones.

 

OTRAS COSAS, MÁS ADELANTE

 

Cuando fue sofocada la Revolución del 34, en Sama de Langreo fueron represaliados y expulsados de su trabajo muchos buenos mineros, expertos y capaces. Los Felgueroso, firmes en su ideal de cuidar de los suyos (eran y se consideraban mineros) dieron un puesto en La Camocha a esos hombres cuyo único delito era ser sindicalistas y luchar por la justicia. Así salvaron del hambre a numerosas familias (...otra vez), y de nuevo Langreo y Gijón quedaron hermanados por el trabajo. Esta mutua lealtad tendría nuevas manifestaciones durante los duros tiempos de la Guerra Civil

 

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El Capataz Reinerio Baragaño, contratado en el año 1935, para dirigir los trabajos de los mineros que, como él habían sido represaliados en la cuenca minera de Langreo. La imagen está tomada en La Camocha cuando se jubiló.

Y, en 1935 se realizaba la primera venta oficial de carbón a una industria, la panadería Figar de Gijón. A esas alturas, dice la voz popular, todavía quedaba gente que no se creía que la mina de La Camocha fuese una realidad, y sospechaban en voz alta que debía tratarse de una broma de enormes proporciones.

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Los empleados de la Panadería Figar quisieron dejar constancia de la llegada del carbón procedente de La Camocha.

Esta panadería era de la familia de la esposa de Constante Felgueroso, María Figar.


9.- LA GUERRA CIVIL.

 

Fue el estallido del odio, de la intolerancia y de la insensatez. Fue un borrón y cuenta nueva sanguinario y fratricida. Fue la gran bestia negra de todos los historiadores e hispanistas desde entonces. Fue el parto doloroso de la España que hoy conocemos, con sus miserias y sus vergüenzas, pero también con su modernidad y su actual democracia. Y, sin embargo, no era algo nuevo. La historia de España se ha escrito, desgraciada y frecuentemente, a golpe de bayoneta. La única diferencia respecto a otras guerras civiles fue la escalada de las hostilidades: fue una guerra en la que se implicaron todas las fuerzas de cada uno de los bandos, y en la que los malos siempre eran muy feos y querían matar a los buenos. Fue el triunfo de "la gran mentira" en ambos bandos.

 

Pero nada de eso era novedad.

 

1936

 

Como consecuencia de los desórdenes producto del triunfo del Frente Popular en 1936, un grupo de altos mandos militares entre los que se encontraban los generales Franco, Mola, Fanjul, Sanjurjo y Queipo del Llano, iniciaron el Levantamiento el día 17 de julio en los territorios españoles de África. Al día siguiente, y antes de que el Gobierno de la República pudiera tomar medidas, se sublevaron otras guarniciones en la Península, con el apoyo de los Requetés tradicionalistas en Aragón, y los Falangistas en Castilla la Vieja.

 

Debido al desigual éxito del levantamiento, España quedó dividida en dos zonas, y comenzó una Guerra Civil que se prolongaría tres años. Una de las razones para una dilatación tal del conflicto fue que los militares creyeron que se iba a tratar de un levantamiento militar al estilo del siglo XIX, y no contaban con que las condiciones habían cambiado radicalmente. Su idea inicial era tomar Madrid para terminar de una vez con la guerra.

 

La primera fase de la guerra fue de iniciativa del ejército nacional: desembarco de las tropas africanas en Andalucía y avance sobre Extremadura y Castilla, para ponerse a las puertas de Madrid. Sin embargo, no pudieron tomar la capital, que habría de resistir aún hasta casi el final de la guerra.

 

1937

 

En esta fase se produce la internacionalización del conflicto: Alemania e Italia iban a proporcionar recursos, material y hombres al bando nacional, mientras que la URSS, Francia e Inglaterra harían lo propio con el bando republicano. Los nacionales, posponiendo la toma de Madrid y controlando la mitad occidental de España, comienzan a presionar el norte industrial, conquistando Bilbao en junio y Gijón en octubre. Sin embargo, el ejército republicano había logrado organizarse por obra de Indalecio Prieto, y acometió las ofensivas de Brunete y Belchite, que fueron rechazadas o neutralizadas. Para continuar, los nacionales lograron vencer Santander y, por último, Gijón (en octubre).

 

1938

 

Liquidada la zona norte, el ejército nacional impuso la supremacía marítima en el Cantábrico, y la llevó al Mediterráneo. Además, lograron partir en dos el territorio republicano: Levante y Cataluña. Tras la Batalla del Ebro (infructuoso intento de los republicanos por invertir las tornas) la guerra estaba ya decidida, y sólo era cuestión de tiempo.

 

1939

 

En febrero toman Cataluña, y el gobierno de Franco es reconocido por Francia e Inglaterra. Manuel Azaña dimite como Presidente de la República. Los republicanos de Madrid tratan de negociar la paz, pero es inútil. El 26 de marzo se inicia la ofensiva final. El 1 de abril el parte de guerra diría: "En el día de hoy, vencido y desarmado el Ejército Rojo, han ocupado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado".

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El transporte del carbón desde la mina a Gijón o al puerto era un problema , por falta de vehículos. Durante la guerra civil fueron requisados los pocos camiones disponibles. Después de la guerra, se compraron tres camiones Fiat, de desguace del  ejército italiano. Se les colocó gasógeno, para usar madera, como  sustitutivo de la gasolina, muy escasa.

   

LA GUERRA CIVIL EN ASTURIAS 

El Alzamiento Nacional no triunfó en Asturias, a excepción de Oviedo. En la capital, el general Aranda tuvo noticias de la sublevación de África y acuarteló a buena parte de la Guardia Civil de la provincia. Cuando el día 18 el periódico socialista Avance dio la noticia de la sublevación, Aranda cooperó con las milicias, organizando un tren de obreros hacia Madrid, aunque se negó a distribuir armas alegando falta de órdenes de la autoridad republicana. Mientras tanto, continuaba acuartelando y armando a las fuerzas del orden y al ejército. El día 19 toma los puntos estratégicos de la ciudad, y se subleva. Los frentepopulistas se dispersan y comienzan a tomar posiciones en torno a Oviedo para sitiarlo.

 

En Gijón se formó un Comité de Guerra mayoritariamente libertario, con el apoyo de la Guardia de Asalto y los Carabineros, fieles ambos a la República. Al poco, llegan a Gijón las columnas anarquistas de La Felguera, en apoyo de sus compañeros gijoneses.

 

El día 20 de Julio se sublevan el Cuartel de Simancas, el 8º de Zapadores y el de la Guardia Civil. Este último es rápidamente neutralizado, pero los soldados del acuartelamiento de Simancas y del 8º de Zapadores intentan tomar la ciudad y son rechazados por las fuerzas republicanas. Se producen intensos combates callejeros durante seis horas, y los rebeldes se ven obligados a refugiarse y hacerse fuertes en sus cuarteles. Lo que parecía una simple retirada táctica se convierte en un asedio en toda regla. El cuartel de Zapadores caería el 16 de agosto, y todos los esfuerzos pudieron concentrarse entonces sobre el Colegio de los Jesuitas.

 

El crucero Almirante Cervera desde el mar apoya a los sublevados, bombardeando las posiciones republicanas.

 

Por fin, el 21 de agosto se produce el asalto definitivo a la guarnición de Simancas, a la bayoneta después de un intenso bombardeo. Cuando los milicianos entraron en el recinto incendiado, el coronel Pinilla envió un último mensaje por radio al Almirante Cervera, diciendo: "El enemigo está dentro, disparad sobre nosotros". Pero los artilleros navales sospecharon una trampa, y no abrieron fuego. Fue el fin de la sublevación gijonesa.

 

Sin embargo, una serie de errores tácticos y de coordinación entre las distintas facciones republicanas iban a impedir que se consolidara esta posición: por un lado, las fuerzas enviadas hacia Madrid fueron interceptadas en los trenes e inutilizadas por las tropas nacionales. Por otro, el no enviar al frente fuerzas bien equipadas (que se encontraban sitiando Oviedo) desequilibró la balanza en favor de los nacionales. Por último, el avance por Luarca y El Bierzo sobre Oviedo de las tropas nacionales iba a decidir finalmente el fin de la resistencia asturiana. Sobre Gijón iban a avanzar, tras la toma de Oviedo, las columnas navarras con un fuerte apoyo aéreo, marítimo y terrestre. El 21 de Octubre de 1937 se tomaba Avilés y Gijón, rindiéndose 20 batallones republicanos, mientras que unos 18.000 hombres continuaban la resistencia guerrillera en las montañas. Pero la guerra había terminado en Asturias.  

De mi abuelo Constante conservo y vago recuerdo, pues nací en el año 1934 y él falleció en el 1937

LOS FELGUEROSO DURANTE LA GUERRA

 

Los hermanos Felgueroso ya estaban muy viejos en estas fechas (Víctor tenía 74 años, Constante 72 y Secundino 67). De hecho, muchos de sus hijos estaban casados, y los tres hermanos tenían ya bastantes nietos. Pero veamos cómo encajaban los Felgueroso en la vorágine de la guerra. Cedamos primero la palabra a Víctor Felgueroso León, nieto de don Víctor[48].  

En julio de 1936, se paró en la puerta de "Vista Alegre", residencia de D. Víctor Felgueroso, un camión repleto de milicianos, hallándose éste en el jardín con su nieto mayor.  

Un grupo de milicianos "en plan militar" franquearon la entrada con su jefe al frente, un hombre bajo y fuerte. Éste preguntó si hablaba con D. Víctor, y al contestar él que sí, se quitó la gorra presentándose por su nombre y apellido manifestando que era hijo de un antiguo minero que había trabajado para él. Lo mismo hicieron el resto de los hombres que le acompañaban, hijos todos de antiguos conocidos de D. Víctor. Después de tales presentaciones, al preguntar don Victor a qué se debía la visita en aquellas fechas y con tanta gente armada, le contestaron que acababan de llegar de la cuenca minera de Sama y que les habían enviado a Gijón a tomar el Cuartel de Simancas, pero que antes de entrar en combate, sus padres les habían encargado visitarle para saber si se encontraba bien, tanto él como sus familiares y ponerse a su disposición, por lo que terminó diciendo que para cualquier cosa que necesitara, o si alguien trataba de molestarles enviara al "guaje" allí presente (Víctor, el nieto) a buscarles y que ellos acudirían inmediatamente en su ayuda.  

Al final de la guerra en Asturias, hacia septiembre de 1937 y en retirada desde Santander el ejército Republicano, se presentaron en casa de D. Victor unos militares para comunicarle que necesitaban su casa para albergar al Estado Mayor de una de sus Divisiones, dando un plazo de 24 horas para el desalojo y, al preguntar dónde iban a ir él y los 43 familiares que allí estaban, le contestaron que "como todos los refugiados" al Cine Campos Elíseos.  

Ante esta circunstancia, encargó a su nuera que fuera a visitar a Belarmino Tomás, en su oficina de la Calle Corrida, y que le dijera de su parte, que hasta ahora nada le había pedido ni solicitado, pero que ante esta situación le comunicara que de su casa no le echaba nadie y que si no había solución tendrían que sacarlo a la fuerza y no podría decir "con los pies por delante", ya que tenía amputadas las dos piernas[49].  

Al día siguiente, cuando se presentaron los oficiales del Estado Mayor a tomar posesión de la casa, se encontraron con un grupo de gente armada, enviada por Belarmino Tomás, que impedían su entrada.  

Por estas fechas don Constante se encontraba gravemente enfermo. De hecho, iba a morir en el año 1937. Debido a esta circunstancia, de igual forma que ocurría con don Víctor, una guardia de milicianos cuidaban de que nadie le molestara en su dolor, y no permitían que los demás revolucionarios atacaran a estos empresarios amigos. Sin embargo, esta circunstancia no se extendía necesariamente a los parientes de los Felgueroso. Cedamos la palabra a uno de los nietos de don Constante, Carlos Roces Felgueroso.  

Mientras don Constante estaba protegido por los milicianos, vivíamos en su casa su hija Pilar (mi madre) y el marido de ésta, mi padre Francisco Roces, en compañía de varios hijos, entre los que me encontraba yo, con tres años de edad. En las ocasiones en que los milicianos entraban en la casa por alguna circunstancia, mi padre (que no las tenía todas consigo) se escondía en un cuartucho oculto tras un armario, para evitar que lo vieran. Y, en algún momento, los milicianos me preguntaron si había visto a mi papá. Yo, según me contaba mi madre, les decía que sí, que le había visto, y ella bromeaba, ocultando el miedo, y decía "¡vaya cómo son los niños!: hace tanto que no ve a su padre que dice que lo ve por todas partes. No le hagan ustedes caso", evitando la tragedia por muy poco.  

Mi hermano Francisco, que tenía aspecto delgaducho, solía colarse por debajo de las lonas en las tiendas de intendencia de los soldados acampados en el chalet "La Diana", de mi tía Celsa Felgueroso, en Somió, para distraer latas de comida que luego repartía a escondidas con el resto de la familia. Nunca tuvieron estas inocentes y necesarias incursiones ninguna otra consecuencia.  

Volvamos a escuchar el relato de Víctor Felgueroso León:  

En octubre de 1937 y en retirada desde Bilbao, se presentaron en Vista Alegre dos oficiales de carrera al mando de la Escuela de Oficiales de Vizcaya, con un grupo de unos veinte "gudaris".  

Tras una cortés entrevista con D. Víctor acordaron alojarse en el garaje y dependencias anexas, considerando que no se disponía de otro lugar. Estos oficiales de carrera habían empezado la contienda civil en el bando nacional y se habían pasado al republicano por el frente de Vizcaya.  

La víspera de la entrada de la IV de Requetés de Navarra en Gijón, los oficiales vascos estuvieron toda la noche con D. Víctor y demás familiares, agradeciendo el alojamiento, despidiéndose emocionados y recordando a los suyos, pensando que no volverían a verles.  

Al día siguiente, entrando las fuerzas nacionales por Somió, camino de Gijón, ese grupo vasco realizó una ceremonia castrense que pocas veces se puede contemplar: la Rendición de Armas ante un Ejército Vencedor". Formados en la explanada, el oficial al mando dirigió unas palabras a los presentes y a la voz de "rindan armas" las depositaron en el suelo en perfecta formación, rompiendo filas. A continuación, encargaron al nieto mayor de D. Víctor que saliera a la carretera y que, en cuanto viera un oficial de alta graduación entre los Requetés de la IV de Navarra, le dijera lo que allí sucedía para que se hicieran cargo de ellos y de sus armas. Hechos prisioneros fueron trasladados a la plaza de toros de "El Bibio".  

Una vez terminada la Guerra Civil en 1939, se presentaron en "Vista Alegre" aquellos dos oficiales de quienes tanto nos acordábamos y sobre cuyo destino tanto nos habíamos preguntado. Y allí estaban, sanos y salvos y alegres. Nos dieron de nuevo las gracias y nos dijeron que, una vez hechos prisioneros, los habían enviado a la Legión hasta el término de la contienda.  

Querían hacernos partícipes de su alegría y la de sus familiares, lo mismo que habíamos compartido con ellos su pena y su dolor la víspera de la entrada de la IV de Navarra en Gijón.  

La guerra terminaría entonces para Asturias, aunque no para los asturianos: algunos se echaron al monte, "los fugaos", y siguieron con la guerrilla. Otros huyeron y muchos depusieron las armas.  

Durante la vigencia del estado de guerra bajo gobierno republicano en Asturias, las minas pasaron a formar parte de las Minas Reunidas, gestionadas por comisiones sindicales.  

Y es digno de señalarse que los hermanos Felgueroso fueron ahora también queridos y respetados por el gobierno franquista, al igual que lo habían sido por el gobierno republicano, por los sindicatos, por los empresarios y por todos los que tuvieron algún contacto con ellos. Pocos pueden decir tal cosa.  

En primer lugar, habían compartido inquietudes de justicia social con los principales líderes políticos y sindicales de la izquierda española, como Melquiades Álvarez, Belarmino Tomás, y otros. Por otro lado, habían trabajado duro para crear riqueza, lo que les granjeaba el respeto del resto de los empresarios. Y por fin, habían participado activamente en las actividades políticas encaminadas a la defensa de la minería del carbón ante las instancias nacionales de los años 20.  

Se habían convertido por méritos propios en una institución innegable.  

 

 

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Tren maniobrando en la mina Con carbón hacia Gijón Tren minero de La Camocha Sale de la mina cargado (dibujos de Carlos Roces9

10.- DESPUÉS DE LA GUERRA

 

La hermana mayor de los Felgueroso, Adelaida, muere en 1938. Don Constante murió en 1937, y doña María, su viuda, cedió el caserón familiar de la calle Uría a la Cruz Roja, por un precio simbólico. Transcribimos un artículo de La Nueva España de Gijón[50]:

 

En estos días está siendo restaurado el caserón de la Cruz Roja en la Calle Uría de Gijón. Y creemos que es un buen momento para contar parte de su historia.

 

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Según datos recogidos por don José Antonio Samaniego Burgos, Catedrático gijonés de Historia del Arte, (...)"con motivo de la Exposición regional (1899) levantó en la calle Uría un hotel don Saturnino Alvargonzález y Pérez de la Sala, edificio ocupado actualmente por la Cruz Roja. Llevaba en el sótano un oratorio de tracería gótica y fue construido por José Miguel de la Guardia, el arquitecto que dejó fama modernista en Oviedo con el palacete de Concha Heres. Realizado a base de piedra, ladrillo visto y metal en la buhardilla afrancesada, el edificio combina formas clásicas y barrocas, inmersas en una retícula de sensibi­lidad casi abstracta. La ejecución gana coherencia respecto al proyecto, al suprimir el mirador superior de la calle central y prolongar la buhardilla hasta el panel izquierdo de la entrada; de esta manera se intensifica el juego de arcos, frontones triangulares y guardapolvos rectos, se marca en la buhardilla la calle lateral de entrada, y el piso superior mantiene homogénea su decoración más plana, en juego con la inferior. La sinceridad de los materiales, el juego de líneas, por un lado, y de relieves, por otro, confieren al edificio un aire de nobleza y dignidad".  

Hacia 1914 el edificio fue adquirido por don Constante Felgueroso para residir allí con su familia, en un momento en que la empresa Felgueroso Hermanos había recuperado la liquidez (perdida, entre otras cosas, por las inversiones en Mina La Camocha). Los jóvenes vástagos de la familia se enfadaron porque desde su nueva casa debían tomar el tranvía para acercarse al centro de la ciudad.  

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En la fotografía podemos ver la escena de una boda en 1928: se casan Francisco Roces González y Pilar Felgueroso Figar. En la parte superior de la escalera se encuentra Constante Felgueroso con su esposa María Figar, padres de la novia. Junto a don Constante está Jorge Roces Rivero y, junto a doña María, Faustina González Ruiz, padres del novio.  

  Fue en esta casa donde Benjamín Rionda, minero de La Camocha, llevó emocionado a Don Constante la noticia del primer contacto efectivo con un filón carbonífero en la mina, en 1929.  

En esta misma casa murió don Constante en 1937. Al terminar la Guerra Civil doña María, su viuda, cedió el caserón a la Cruz Roja por un precio simbólico, con la única condición de que los locales se dedicaran a las labores asistenciales propias de dicha organización internacional.  

En los últimos años estos locales sirvieron como sede del Voluntariado de la Cruz Roja, respetando la voluntad de la donante. Y recientemente se hacen labores de restauración, coordinadas por el arquitecto gijonés don Ángel Noriega. (...)

 

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Cuando en el año 1945, el Gobierno Español concede la Medalla del Trabajo a los Hermanos Felgueroso, Víctor acababa de morir, por lo que la condecoración la recibió solamente Secundino en nombre de todos.
En la foto, Víctor, con sus descendientes, poco antes de morir.

MEDALLA DE ORO AL MÉRITO EN EL TRABAJO

 

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Secundino Felgueroso González, el menor de los hermanos, recibe la medalla del Trabajo, que le impone, en el Ayuntamiento de Gijón, Su Excelencia el Jefe del Estado, Francisco Franco Bahamonde.

En 1945 se concedería a los hermanos Felgueroso la Medalla de Oro al trabajo[51]:  

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La Camocha

Por sus trabajos constantes durante muchos años en el descubrimiento de la cuenca carbonífera de Gijón, en cuyos trabajos encontraron amarguras, sinsabores y muchos obstáculos, (...) se otorgó el nombramiento de hijos adoptivos a los Hermanos don Víctor, don Constantino y don Secundino Felgueroso González, habiéndose confeccionado tres pergaminos completamente iguales que fueron entregados solemnemente y dando el nombre de Avenida de Hermanos Felgueroso a la Carretera de Ceares, por la que circulaban constantemente en dirección al sitio de La Camocha para realizar los trabajos.

 

 

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Cuando la producción del pozo nº 1 resultó insuficiente, se construyeron dos pozos más. El 3º se construyó al mismo tiempo que se preparaba el ferrocarril de La Camocha a Veriña y al Musel, que fué inaugurado por Francisco Franco en 1949.

 

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Exterior e interior del lavadero del pozo nº3, con la maquinaria e instalaciones más modernas, para poder atender la producción de carbón que debería ser transportado por el ferrocarril durante la etapa de máxima producción de la mina.

 

 

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Montaje del motor eléctrico de la máquina de extracción del Pozo nº 3, hacia el año 1947  

Montaje del eje principal de la  máquina, instalada en las mismas fechas

 

En el año 1945 el Gobierno les concedió la Medalla de Oro del Trabajo a los Hermanos don Víctor y don Secundino habiéndose tomado el acuerdo en Consejo de Ministros el mismo día en que, desgraciadamente, fallecía don Víctor. No se concedió la medalla a don Constantino porque había fallecido ya años atrás.  

La iniciación de este homenaje la llevó la Corporación Municipal, que se dirigió a los Poderes Públicos, rogándoles el otorgamiento de tan preciada distinción y, una vez que fue concedida, pidió autorización para llevar a cabo una suscripción pública con cuotas limitadas por disposición expresa de los interesados, habiéndose obtenido una brillante recaudación que permitió el pago de todos los gastos sin ninguno para el Ayuntamiento salvo su cuota limitada para tener el honor de figurar en la cabeza de la suscripción, habiendo sobrado dinero que se invirtió en limosnas.  

El homenaje se hizo con la máxima solemnidad con que podía llevarse a cabo pues S.E. el Caudillo, Generalísimo Franco, con motivo de su viaje a Gijón, colocó personalmente la medalla a don Secundino Felgueroso González, hizo la colocación simbólica de la de don Víctor, entregándola a uno de sus hijos y a la memoria de don Constantino puso en manos de uno de sus descendientes una artística placa de plata con la consiguiente leyenda a los méritos del fallecido.(...)  

En la actualidad solamente quedan cuatro hijos adoptivos que puedan ostentar ese título que son: el Jefe del Estado Generalísimo Franco, don Secundino Felgueroso González, don José Antonio Girón de Velasco y don José María Fernández Ladreda.  

En el homenaje a los Sres. Felgueroso y como nota curiosa puede decirse que el día de la colocación de la Medalla de Oro a don Secundino estaban en el estrado del Salón de Recepciones los cuatro hijos adoptivos que quedan citados, coincidencia que seguramente no volverá a repetirse.

 

 

 

 
  Terminal del la línea del ferrocarril, en el interior de la mina  

 

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El problema del transporte del carbón desde la mina se resolvió en el momento que se logró terminar la línea férrea

En el año 1949, Francisco Franco inaugura el Ferrocarril Minero de La Camocha a Gijón. Máquina de vapor en la mina.

 

 Chófer con el automóvil de Secundino Felgueroso, ante su vivienda

 

REFLEJO DE LA CONDECORACIÓN EN LA PRENSA[52]:

 

(...)El Generalísimo (...) estuvo atentísimo con los comisionados, departiendo con ellos durante largo rato en amable conversación, durante la cual se interesó vivamente por los principales problemas que afectan a nuestra provincia, problemas con los que Su Excelencia está perfectamente identificado, sobre todo aquéllos que se refieren al desarrollo de la producción carbonífera y a la expansión del comercio de Asturias a través de sus puertos.  

Don Secundino Felgueroso González, presidente de la Junta de Obras del Puerto de Gijón (Musel) y consejero de Duro - Felguera, que fue quien sostuvo el peso de la entrevista y con quien trató más a fondo de las principales cuestiones tema de la conversación, expuso extensamente al Caudillo la necesidad de intensificar la explotación de los yacimientos carboníferos de Asturias, estimando que la ampliación de la producción de hulla contribuiría notablemente a resolver trascendentales problemas de orden industrial que hoy tiene planteados España, entre otros, el de restricciones de energía eléctrica. También se interesó el Generalísimo por las posibilidades de "La Camocha", uno de los más ricos veneros hulleros de la cuenca asturiana y acerca de cuya explotación el señor Felgueroso le facilitó detallada información.  

Derivó después la conversación con el Jefe del Estado hacia otros aspectos de las fuentes de la economía asturiana, tales como el desarrollo portuario y la producción de energía eléctrica. El señor Felgueroso dio a Su Excelencia amplias explicaciones acerca de tales problemas y de manera especial le habló del grandioso proyecto de ampliación del puerto de El Musel, completando los detalles que le había facilitado en anteriores entrevistas.  

El señor Barbáchano, testigo y partícipe de tan interesante conversación, terminó diciéndonos que todos los comisionados asturianos salieron encantados de su visita al Caudillo, haciendo calurosos elogios de su amabilidad y de su indudable preocupación por los problemas vitales de Asturias, y muy satisfechos de la documentadísima intervención del señor Felgueroso, cuyo profundo conocimiento de los diversos aspectos vitales de Asturias le permitió hacer un luminoso informe de nuestras riquezas y posibilidades de incrementarlas.  

                   

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Ferrocarril minero de La Camocha a Veriña y Gijón.

Cuadro pintado por Carlos Roces en el año 2001 y expuesto en el Museo del Ferrocarril de Gijón

      

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Secundino Felgueroso, con su hijo Cuno y sus hijas Conchita, Genara, Rosario, Celsina y Pacita.  Aquí con su hija Celsina y su marido, Julio González y los siete hijos del matrimonio.

      

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Delante: Secundino y Víctor, Celsa en representación de su padre, Constante y Florentino en representación de Adelaida.  

En la fiesta de Santa Bárbara, los hombres que regían la mina de La Camocha, reunidos para la celebración.

 

 

FALLECE EL ÚLTIMO DE LOS HERMANOS FELGUEROSO

 

En 1952, el día 26 de Abril,  fallecía el último de los hermanos varones, Secundino[53]:  

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A las cinco de la tarde de ayer empezaba a circular por la población una triste nueva. Había fallecido don Secundino Felgueroso González, hijo adoptivo de Gijón, presidente de la Junta de Obras del puerto e ilustre asturiano, que desde hace muchos años había traído al acervo de la prosperidad industrial de la provincia iniciativas y sacrificios. 

Hombre de gran capacidad de trabajo y de enérgica constancia en sus propósitos, deja como labor magnífica laboral las minas de La Camocha, que otros hubieran abandonado después de haber perdido en ellas todo su patrimonio. Nos recuerda el tesón de los hermanos Felgueroso aquel famoso mechero de Caldones, que ofrecía una veta de petróleo, pero que sirvió para descubrir ricas vetas de carbón, dejando a su muerte la prosperidad local de sus minas de La Camocha, a unos pocos kilómetros de la villa, donde en torno a las bocas de mina se ha levantado un pueblo.

 

Hay una avenida que sube por el camino de Ceares hacia la realidad de esas explotaciones hulleras que lleva el nombre de los hermanos Felgueroso, como premio a su tesón y como pago de gratitud a su magnífica labor.(...)

 

Al tener conocimiento del sentido óbito, se izaron banderas de condolencia a media asta, ceñidas con lazos de crespón negro, en la Junta de Obras del Puerto, en el Ayuntamiento y en otras entidades gijonesas.

 

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La Policía Municipal en traje de gala  

Gobernador Civil y militar, Alcalde, autoridades

 

 

Hoy será la conducción del cadáver a Ciaño, al panteón de la familia, para ir al reposo eterno en unión de sus hermanos, que tanto han hecho por el engrandecimiento de Asturias.

 

 

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Comitiva de coronas

 Representantes de todas las entidades  

Sociedades públicas y privadas.

 

Todos los asturianos tendrán en sus labios y en su pensamiento el tributo de una oración hacia la gigantesca figura llena de afanes sociales y humanos, de don Secundino Felgueroso González, que pagó ayer su tributo a la muerte, dejando la inmortalidad de su nombre y de su obra, tendida sobre Asturias y, principalmente, sobre la cuenca langreana, como una ejecutoria magnífica de hombre ejemplar.  

¡Descanse en paz!  

 

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LOS HOMENAJES PÓSTUMOS: 1962[54] 

Hoy es la hora de Ciaño, mi pueblo, que va a descubrir un monumento a los hermanos Felgueroso, también hijos de Ciaño. Hoy es como si, en mi pueblo y en el de los homenajeados, se descubriera un monumento al trabajo: dureza, perennidad y solidez de pétrea unión para perpetuarlo.  

Eso mismo, un andante y vigente monumento al trabajo, eran y fueron los hermanos Felgueroso: unidad, solidez de ideas, basamento inicial. A la larga, un equipo. Pero, un equipo en los albores del siglo XX, muy alicaídos por el demoledor paso colectivista del siglo XIX. Un equipo de trabajo formado por tres hermanos alumbrados por el alerta vigilante del adelantado, para lo que cincuenta años después, hoy, se considera como el factor laboral más interesante: el trabajo en equipo. Los hermanos Felgueroso son un ejemplo claro de esa modalidad conjunta y unitaria que engloba el esfuerzo individual y lo amplifica, lo suma al de otros individuos que se complementan. La razón social "Felgueroso Hermanos" fue, mucho más que una compañía mercantil o industrial, un "complemento de trabajo", todo un equipo laboral organizado y, sobre todo, el básico triángulo que configuró todas las edificaciones seguras de lo permanente: la inteligencia en don Víctor, la eficacia en don Constantino, y la organización en don Secundino.

 

Hoy se habla del trabajo en equipo como meta de lo más perfeccionado y, acaso, de lo más perfecto. Entonces, hace más de medio siglo, es muy probable que fuera el trabajo en equipo una desconocida manera de trabajar sin la inmediata finalidad del trabajo mismo, como signaba Carlyle al siglo XIX. Este anterior siglo estuvo caracterizado, todo él, por la figura del "trabajador" como unidad del trabajo y, más aún, como individualidad. El "trabajador" no tenía apenas tiempo de descansar lo necesario para volver al trabajo del siguiente día, desarrollaba lo que se llamó, después, "el trabajo en sí mismo, o trabajar por trabajar".

 

La concepción, apretada y estrecha, trajo de la mano los aspavientos del colectivismo y el enfrentamiento del trabajo individual al de la masa. Casi me atrevo a asegurar sin miedo, que el primer rayo de luz de Carlos Marx fue el adivinar la repelente acción que se produciría al poner en contacto esas dos fuerzas: individuo y masa.

 

No es, tampoco, muy aventurado el suponer que, cuando el individuo, el trabajador, se complementa con otros individuos que trabajan con el mismo fin, no por el trabajo en sí mismo, sino en el de su proyección futura - la elevación del nivel humano - se descongestiona al trabajo de su tristeza bíblica, que lo impone como un castigo al pecado del hombre, para darle un alegre matiz de vigente permanencia optimista. Esta permanencia optimista es el signo laboral de los hermanos Felgueroso.

 

Ya dice mucho, en honor y fama bien ganada de los tres hermanos, el que hayan sido unos adelantados del trabajo en equipo. Pero dice muchísimo más, el que en unos tiempos sacudidos por los desesperados esfuerzos individualistas del "trabajador", ellos, los tres, sobre una base de inteligencia, de eficacia y de organización, hayan sabido proyectar hacia el futuro laboral del país, una ejemplar idea mejor llevada a la práctica, una idea de unidad, una resolutiva acción de complementos: un engranaje de esfuerzos. La cadena, símbolo del equipo.

 

Alguien ha dicho que los pueblos que saben honrar a sus hijos, colocan la primera piedra de su dignidad histórica. Ciaño, que es un pueblo trabajador, ha comenzado, ya, comienza hoy a tener historia, ejemplarizado por tres de sus mejores hijos, don Víctor, don Constantino y don Secundino, maestros en muchas calidades que adornan el trabajo, no sólo seguros en sí mismos, sino más seguros, todavía, cada uno en los otros dos, que es un fácil modo de arribar a la confianza. Y llenos de humanidad sencilla y de sencillez corriente, como el agua de cristal de los arroyos.

 

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Con ser tan importante, lo de menos es observar a los hermanos Felgueroso a través de su esfuerzo inicial, de abajo a arriba, de su constancia y de la tenacidad alimentada con el sacrificio, hasta llegar a la meta del triunfo. Hubo algo más que esfuerzo, que horas de trabajo y que renuncias materiales, en la senda de ejemplaridad que llega sumisa a los pies de este monumento: hubo una inteligente manera de respetar las leyes naturales, que son las inmutables, las que no hacen los humanos, sino las impuestas a sus necesidades.

 

Uno de los refugios más bien construidos para la permanencia, mejor resguardados contra la malicia, es el de la ley familiar. La familia fue, en los hermanos Felgueroso, un mandamiento, el primer mandamiento de su ley del trabajo. A la sombra del padre, primero, a la de la madre, después, una madre bondadosa, activa y llena de amorosa equidad, los hermanos Felgueroso descubrían, sin darse cuenta, el trabajo en equipo y descubrían, también, la sociedad familiar como base económica de ese equipo. No es nada aventurado firmar que, la realidad próspera y alta de "La Camocha", el mejor coto minero de España, debido al esfuerzo y al sacrificio de los hermanos Felgueroso, tiene su mejor apoyo, inquebrantable, en la fortaleza de esa sociedad familiar, base de toda economía saludable. Mejor dicho, es la buena salud espiritual de la familia la que proporciona una saludable economía a sus intenciones. Y, en orden a "La Camocha", la intención de la familia Felgueroso fue una: la que podéis ver y admirar desde Gijón.

 

En este nexo familiar y por lo que concierne a Ciaño, hay que destacar a una mujer: Rosario Felgueroso, también homenajeada en este día. Rosario Felgueroso y mejor doña Rosario, es la auténtica, la verdadera, la constante madre de Ciaño. Una de las mayores suertes de mi pueblo, de Ciaño, es la de conservar, aún a su madre, a esa madre que lo ha dado todo, que se lo ha ofrecido todo al lugar de su nacimiento.

 

Para las obras del espíritu, para los ejemplos maternales, doña Rosario no trabaja en equipo, funciona sola y con la mejor herramienta de un trabajo (...)

 

EN LANGREO SE INAUGURA EL MONUMENTO A LOS TRES HERMANOS, Y SE DESCUBRE LA PLACA DE DOÑA ROSARIO [55]

En el día de ayer, festividad de Santa Bárbara, patrona de la minería, se rindió en Ciaño, Langreo, el homenaje a los hermanos Felgueroso.  

A las once de la mañana en la Iglesia Parroquial de San Esteban de Ciaño se celebró una misa rezada, siendo presidida por el alcalde de Langreo, quien representaba al excelentísimo Gobernador Civil, alcaldes de San Martín del Rey Aurelio, de Siero, de Nava, de Gijón y otras villas de nuestra provincia, así como otras destacadas autoridades y representaciones y familiares de los homenajeados, ingenieros de minas y facultativos de las mismas. La iglesia parroquial se hallaba abarrotada de público, teniendo muchos feligreses que quedarse fuera de la misma. Durante la ceremonia, el "Coro Santiaguín" interpretó varios motetes, y la laureada Banda de Música de Langreo entonó el himno nacional.  

Antes de la misa, fueron ofrecidos varios ramos de flores a distinguidas damas que asistieron a los actos.  

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Celebración en la parroquia de Ciaño en honor de Sant Bárbara, antes de la ceremonia de inauguración. Inauguración del monumento a los hermanos Felgueroso en la plaza central de Ciaño El monumento, visto desde la parte trasera

Después de la misa en honor de Santa Bárbara, se procedió a la bendición oficial del monumento a los Hermanos Felgueroso, bendición que corrió a cargo del arcipreste del concejo, don Amalio Antuña Braga, ante una gran multitud de personas. A continuación el alcalde de Langreo, don Alfonso Argüelles, descubrió la placa en honor de don Constantino, don Víctor y don Secundino Felgueroso, para seguidamente descubrir la que daba el nombre de doña Rosario Felgueroso al parque municipal de Ciaño.  

Desde el colegio de las Hermanas Dominicas donde se había instalado el balcón presidencial, se dirigieron al público, en primer lugar el señor alcalde de Langreo, quien representaba en aquellos momentos al Gobernador Civil y jefe provincial del Movimiento.  

El señor alcalde, don Alfonso Argüelles, entre otras cosas, ensalzó las virtudes de los hermanos Felgueroso de esta manera:  

"Porque podemos ofrecer este monumento levantado por suscripción a los hermanos Felgueroso. Ellos habían sido distinguidos por unanimidad en el ayuntamiento de Langreo, como hijos predilectos.  

Ellos nacieron en este rincón del valle del Nalón, donde fueron labrando poco a poco una personalidad. Ellos fueron quienes primero cimentaron la minería asturiana. Terminados sus estudios, se esforzaron por el desarrollo de la minería y se constituyeron como los capitanes más esforzados de la misma.  

Sin desalientos, con grandes esfuerzos y sacrificios se dedicaron y se lanzaron a las explotaciones mineras de La Camocha, a las puertas de Gijón, oyendo a veces los informes técnicos no favorables, pero ellos siguieron con gran tesón, y el triunfo les alcanzó."  

Terminó el alcalde de Langreo su discurso, pidiendo la Cruz de Beneficencia en nombre del pueblo langreano, para doña Rosario Felgueroso por sus incontables obras de caridad realizadas en el concejo langreano.  

Después de don Alfonso Argüelles tomó la palabra don Avelino Martínez, secretario de los Facultativos de Minas, quien dijo que:  

Los hermanos Felgueroso alcanzaron la dignidad y la distinción de hombres ensalzados, siguiendo el camino más excelso de la vida, el camino del trabajo, del entusiasmo y de la perseverancia. Los hermanos Felgueroso llevan un apellido de mariscales. En nombre de los facultativos de minas, de los productores, seguiremos cumpliendo con nuestro deber, seguiremos bajando a las profundidades en busca de esa riqueza que queremos sea distribuida justamente entre todos los que la producimos.  

Terminó felicitando a todos cuantos se unieron a tan grandioso homenaje.  

Seguidamente tomó la palabra don Benjamín Rionda, en nombre de los antiguos productores de La Camocha, quien agradeció y felicitó a los homenajeados, en nombre de todos aquellos obreros que trabajaron a sus órdenes.  

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Secundino Felgueroso Fernández-Nespral

Por último fue don Secundino Felgueroso, hijo y sobrino de los homenajeados, quien se dirigió al público:

"En nombre de todos los Felgueroso descendientes de los tres hermanos, tengo que daros las gracias por este homenaje hacia quienes fueron nuestros predecesores. Nosotros estamos orgullosos de llevar el apellido que nos han dejado, porque entendemos que él lleva la más alta de todas las aristocracias, la aristocracia del trabajo, encaminada al bienestar del país.  

Nosotros estamos orgullosos de ellos, y comprenderéis perfectamente cuál es la emoción que hoy sentimos. Podemos decir que también están orgullosos de ser de Langreo, porque realmente nos sentimos todos y lo somos langreanos por los cuatro costados, y es un encanto y una delicia el ser de un pueblo como éste, que sabe demostrar la nobleza de sus sentimientos al acordarse de aquellos hijos que supieron también hacer honor al pueblo.  

Tengo que dar las gracias a todos los asistentes y a todos los langreanos, y a todos aquéllos que contribuyeron a llevar a cabo este homenaje."  

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Una visión del monumento según está en la actualidad Celsa Felgueroso, representando a su padre Constante, en el lunch  en el Colegio de las Dominicas.  El monumento con los jardines cuidados, como está en algunas ocasiones

Después de las palabras de don Secundino Felgueroso, los asistentes fueron invitados a un lunch, en los salones del Colegio de las Hermanas Dominicas, que se vieron muy concurridos.  

A la tarde en el parque de Ciaño, se celebró una pequeña fiesta, amenizada por la Banda de Música de Langreo.  


 SECUNDINO FELGUEROSO FERNANDEZ-NESPRAL, "CUNO"

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Cuno, con el ingeniero D.Marcelo Jorinssen, como continuadores ambos de los trabajos de explotación minera que habían comenzado los Hermanos Felgueroso. Representan el final de una época. Después de su muerte la historia continúa...pero por otros caminos, que nadie puede saber si serán mejores o no.

11.- DOÑA ROSARIO  

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Documento Nacional de Identidad de Rosario Felgueroso que tenía en su poder cuando falleció en el año 1972

Rosario Felgueroso González, más conocida como doña Rosario en Ciaño, donde nació, vivió y murió. Cuarta en edad  de los cinco hermanos Felgueroso, Rosario nace en el año 1872, por contrariar a su D.N.I. nº 10.399.996, que pone 1873. Este desfase entre la edad oficial y la edad real no era extraño en la época que nos ocupa, al no tratarse Ciaño de un lugar especialmente metropolitano, y tardar en ocasiones los padres en inscribir a los hijos, o por errores de registro, o por pérdidas accidentales de la documentación... No obstante ese detalle, doña Rosario vivió hasta los cien años.  

Todos los que la conocieron han dicho que toda su vida la dedicó al servicio a los demás, haciendo el bien. Lo mucho que recibió, lo repartió entre los necesitados, y su mejor herencia, pese a todas sus obras, es su ejemplo. Al nacer ella, su hermano Constante tenía tres años, Víctor cinco y Adelaida siete. En último lugar nacería Secundino.  

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D. Jesús Solís y García-Bernardo, al lado de su esposa Rosario Felgueroso

Siendo mujer en esa época, estaba destinada al matrimonio, y no podía (ni se lo planteaba siquiera) seguir los destinos de sus hermanos mineros. Ellos se hicieron capataces de minas y comenzaron a trabajar duramente. Ella conoció a Jesús Solís García-Bernardo, y contrajo feliz matrimonio. Su vida era de persona acomodada, pero algo impedía que pudiera ser feliz: no tuvo hijos de la carne. Su familia, su marido, dos criadas y una participación en la empresa de los Felgueroso.  

En 1893, al constituirse la Sociedad Felgueroso Hermanos, tenía un 7% del capital social, que se convirtió en 8% al transformarse en Sociedad Regular Colectiva, y en 9% al recibir la herencia de su padre Gabino, en 1904.

Los ingresos de su renta siguieron los altibajos de la empresa de sus hermanos: cuando a principios del siglo XX la Sociedad liquida beneficios, recibe su parte, y la administra austeramente. En cambio, en 1909, la empresa tiene graves problemas, y ella y su hermana liquidan sus bienes para aportar capital fresco a las explotaciones de La Camocha, logrando reflotarla a duras penas. Eran los largos años en que La Camocha no sólo no daba el fruto deseado, sino que era un pozo sin fondo de inversiones desesperadas. Cuando en los años de la Gran Guerra las minas dan buenos beneficios, su vida sufre un vuelco trágico por la muerte de su marido y una de sus criadas en una terrible epidemia que azotó media Europa. 

Rosario decide entrar como religiosa en las monjas Salesas de Oviedo, e ingresa como novicia con su segunda criada. Pero parece que no era ése el camino que Dios tenía destinado para ella: por razón de su frágil salud, la Superiora le ordena que abandone el convento, y regresa a su pueblo, pobre y enferma. Ciaño la acoge de nuevo, para no volver a dejarla marchar en toda su larga vida.  

Las tornas se vuelven al finalizar la Guerra europea: la Sociedad Felgueroso vende a Duro-Felguera las minas situadas al sur del río Nora, y reparte dividendos: Rosario es ahora millonaria, pero millonaria en pesetas de 1920.  

Una fortuna tal en manos de una persona que sólo pensaba en ayudar a sus semejantes, no era difícil que encontrara manera de aprovechar. Mientras sus hermanos continúan bregando con La Camocha, trabajan como consejeros de Duro-Felguera y representan los intereses de la minería y de la industria a nivel nacional,  metidos en asuntos de política, doña Rosario dedica sus esfuerzos a ayudar a su pueblo desde su casa familiar.  

Para la gente trabajadora, la limosna es casi un insulto. Es algo que no puede permitirse: Rosario quiere ayudar a su gente, pero sin dar caridades. Viendo el ejemplo de sus hermanos, que lograron auparse hasta la prosperidad gracias al estudio y al trabajo firme, decide que lo que quiere hacer es fundar un colegio, para que los hijos de sus vecinos puedan, en el futuro, encontrar un trabajo digno.  

Pero otro contratiempo viene a frenar esta noble ambición. Se trata de la crisis de los años 20 de la Sociedad Felgueroso: de nuevo deben invertir todos los ahorros para que los trabajos continúen. Ella confiaba en sus hermanos, mientras que la mayor parte de la gente “enterada de cómo funcionan las cosas” los consideraba unos ilusos y unos visionarios, razón por la que se les negaba el pan y la sal. Hasta que en 1930 sale carbón, y en 1935 comienzan a producirse los beneficios. Parecía el momento para fundar el colegio, pero estalló la Guerra Civil. En el 37 muere su hermano Constante, sin que pudiera asistir al entierro ninguno de los hombres de la familia, por estar escondidos. Sólo acude su sobrino nieto Víctor Felgueroso León, y eso porque era solamente un niño. La Guerra Civil azotó a todos los españoles, pero especialmente a los lugares en que la mayor parte de la población se contaba entre los derrotados. Así, en Asturias, y en la Cuenca minera, había que empezar a funcionar de nuevo. Ahora era el momento.  

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Mural confeccionado por las Hermanas de la Caridad, en homehaje a la fundadora del colegio Nuestra Señora del Rosario.

Al poco de terminar la guerra, doña Rosario comienza a gestionar un colegio y, en 1942, funda un Patronato. El día 21 de agosto de 1943 extiende en Escritura pública ante notario los estatutos de la “institución benéfico-docente de carácter particular llamada “Colegio Nuestra Señora del Rosario, Fundación Felgueroso”. Tenía como fin fundacional “la instrucción y educación gratuita de niñas pobres de la parroquia de Ciaño”.

  En el acto de la fundación se nombraban como vocales natos al párroco de Ciaño y a la Reverenda Madre de la Comunidad encargada del colegio. Como vocales electivos figuraban don Secundino Felgueroso González, don Víctor Felgueroso González; y, en representación del difunto Constante, a su yerno Francisco Roces González. Además, Luis Zuazua Laviada, y doña Rosario Felgueroso González como tesorera. Para la suplencia de esos cargos estaba previsto que se designaran parientes (consanguíneos o afines) de la familia Felgueroso y, para los más representativos, se especificaba que se preferían vecinos de Langreo.    

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Rosario Felgueroso, en Ciaño, en compañía de algunas Religiosas de su Comunidad.

El colegio comienza a funcionar con la llegada de las cinco primeras monjas Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, cuyos nombres conservamos. Se trata de sor Domitila González, sor Úrsula Villalaín, sor Lucía Loyarte, sor Sofía Arburúa y sor Julia Martínez de Alegría. Esta comunidad de religiosas serían las primeras maestras, las que seguirían así su vocación evangélica de “enseñar al que no sabe”. Era un acontecimiento sin precedentes en Ciaño. Doña Rosario vivía con ellas, trabajaba con ellas, como si fuera una monja más, resolviendo todo tipo de problemas no sólo los económicos.

Cuando alguien se interesaba por ella (cuentan las propias monjas), preguntando con quién vivía, contestaba “vivo con siete hijas”. Y, en efecto, era ésa la relación que mantenía con ellas: la comunidad fue para ella en el espíritu lo que hubieran sido los hijos que le fueron negados. Y ellas la respetaban y querían como a tal.  

Fue un colegio que influyó de forma decisiva en la formación de los niños de la postguerra en Langreo. Se impartieron en él todas las enseñanzas básicas: Jardín de infancia, Primaria, Bachiller, así como las complementarias: música, mecanografía, baile, labores (bordados, bolillos, etc.). Por sus aulas pasaron niños y niñas que iban a ser músicos, maestros, enfermeras, médicos, licenciados, doctores, peritos, ingenieros, etc.  

Por Orden Ministerial publicada en el B.O.E. de 18 de septiembre de 1954, se autoriza a que se modifique la Escritura fundacional en lo que al nombramiento de patronos se refiere, estableciendo que el gobierno y administración de esta institución corresponderá en su día a la Congregación de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, bajo el protectorado reglamentario del Ministerio de Educación y Ciencia. Firma la orden D. Joaquín Ruiz-Giménez.  

Tras la fundación, doña Rosario vivió todavía muchos años para ser testigo de los homenajes rendidos a su familia antes y después de la muerte de sus hermanos.  

En febrero de 1956, A. Riera escribe en los periódicos de Oviedo: “Ciaño (Langreo) hace tiempo que tiene contraída una improrrogable deuda de gratitud con la familia Felgueroso (...) España y Asturias dan fe de la ingente labor realizada en el desarrollo de la industria por los Felgueroso (...) A todos los ciañeses  nos acucia el deseo de manifestar nuestro agradecimiento de la manera más digna y efectiva (...) Ciaño aspira de corazón a perpetuar la memoria de estos benefactores incansables con un monumento (...) Parece oportuno que nuestra modestísima sugerencia debiera recogerla, mejorándola, nuestro digno Ayuntamiento.  

En el mes de junio de 1957, el ayuntamiento de Langreo acuerda levantar un monumento en memoria de los hermanos Felgueroso: “En la plaza del Alcázar de Toledo, donde se está construyendo un bloque de viviendas  por la Inmobiliaria Felgueroso, y que las calles que rodean esa plaza lleven, cada una, el nombre de Secundino, Constantino y Víctor Felgueroso”.  

Informaba La Nueva España: “La propuesta de la Alcaldía fue aprobada por unanimidad, y encontrará la adhesión y cooperación de las empresas mineras conocedoras, mejor que nadie,  de los desvelos y sacrificios de estos hombres en su lucha por incrementar nuestra producción minera.”  

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Monumento a los Hermanos Felgueroso, en la plaza de Ciaño, delante de la Fundación NUestra Señora del Rosario.

A esto contestan los ciañeses (Región, 6.7.57): “Si Ciaño fue la cuna de los Felgueroso, si en Ciaño vive doña Rosario, única superviviente de los hermanos, ligada como siempre a su pueblo natal, y siendo su ángel tutelar, ¿qué razones, qué imponderables, pueden existir para que el monumento no sea emplazado aquí?”  

Por mediación de los concejales de Ciaño, en julio de 1957, fue presentada una moción al Ayuntamiento de Langreo, con más de cien firmas de ciañeses. Entre otras cosas, dice:  

“La satisfacción que nos produce el haberse acordado la erección del monumento ha sido nublada y completamente oscurecida por la desafortunada elección del lugar (...). No puede escamotearse a Ciaño el sano orgullo de sentir alzarse sobre su suelo minero el recuerdo convertido en piedra de aquellos tres luchadores infatigables que supieron alumbrar las más ubérrimas fuente de riqueza. Ellos mismos, desde la eternidad, si pudieran, no elegirían otro sitio que Ciaño para emplazar su monumento. De igual modo que lo eligieron para que en Ciaño reposaran sus huesos.”  

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Una versión del proyecto del monumento a los Hermanos Felgueroso

La campaña, a través de todos los medios, fue efectiva. El monumento se levantó en Ciaño, delante de la Casa Natal de los Felgueroso, el día de Santa Bárbara (5.XII.62)  

Juan Alberti escribió (La Nueva España, 4.XII.62): “Hoy es la hora de Ciaño, mi pueblo, que va a descubrir un monumento a los hermanos Felgueroso. Hoy es como si se descubriera un monumento al trabajo, dureza, perennidad y solidez de pétrea unión para perpetrarla” (...). Continúa refiriéndose  a los Felgueroso como “todo un equipo laboral organizado y, sobre todo, el básico triángulo (...): la inteligencia de don Víctor, la eficacia en don Constantino y la organización en don Secundino. (...) La familia fue, en los hermanos Felgueroso, un mandamiento, el primer mandamiento de su Ley del Trabajo”.  

 

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Única foto de estudio fotográfico. Sus sobrinas la engañaron, después de ir a la peluquería.

 

En este nexo familiar y por lo que concierne a Ciaño, hay que destacar a una mujer: Rosario Felgueroso, también homenajeada en este día. Rosario Felgueroso, y mejor doña Rosario, es la auténtica, la verdadera, la constante madre de Ciaño. Una de las mayores suertes de mi pueblo, de Ciaño, es la de conservar aún a su madre, a esa madre que lo ha dado todo, que se lo ha ofrecido todo al lugar de su nacimiento. (...) Para las obras del espíritu, para los ejemplos maternales, doña Rosario no trabaja en equipo, funciona sola.”  

Muy cercana ya su muerte, a la edad de 99 años, Rosario escribió estos versos:

 

 

Si un día no lejano

me pregunta Pedro

"¿Por qué este retraso?

contéstame presto".

Le diré temblando:

"Perdona, San Pedro:

no fue culpa mía,

fue culpa de Crespo.

 

Si andando los años

pregunta un viajero:

"¿Por qué este parque

así se llamó?"

 

Muy fácil que entonces

diga el jardinero:

"Que el diablo me lleve

si sé, caballero,

quién fue esa hembra

ni dónde nació”.

 

Si Ciaño me ha hecho,

galante, este obsequio,

no es mía la culpa,

la culpa es de Alberto.

   

Rosario Felgueroso

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Busto y plaza de bronce, sobre monumento de piedra, colocado en el parque de Rosario Felgueroso, en Ciaño de Langreo

 

  Se refería doña Rosario, en el acto de inauguración de su busto en el parque de la Nozaleda, a que su longevidad se la debía a su médico (Crespo) y el homenaje al Alcalde (Alberto). 

Rosario dejó nuestro mundo en Ciaño el 18 de diciembre de 1969, en los filiales brazos de sor Julia Martínez y sor Delfina Felgueroso (pariente lejana suya), quien escribe: “como vivió y murió como buena cristiana, el Señor la habrá compensado con creces sus buenas obras. Ella sí que oiría con agrado las palabras de Jesús: ven, bendita de mi Padre, a recibir el premio que desde toda la Eternidad te tengo preparado. Porque tuve hambre y me diste de comer. Tuve sed y me diste de beber; era peregrino y me acogiste, estaba enfermo y me visitaste, no sabía, y me enseñaste. En verdad te digo, que cada vez que hiciste eso a cada uno de estos mis hermanos pequeños, a Mí me lo hiciste."  

12.- A propósito de la película “Jandro” 

La película titulada “Jandro”fue rodada en 1963, y cuenta con las siguientes características:

-        Premio a la mejor película y a la mejor composición musical en el Festival Internacional de Acapulco.

-        Primer premio del Sindicato Nacional del Espectáculo.

-        Premio del Círculo de Escritores Cinematográficos a la mejor fotografía.  

Actores principales:  

-        Arturo Fernández .        Alfredo Alcón ..-        María Mahor. -        Jorge Rigaud ,-        Ángeles Hortelano

-        y la presentación de Manuel Miranda.  

Argumento: Antonio Momplet.

Sobre una idea de Faustino González Aller  y Jesús Rubiera.

Colaboración adicional en el argumento: -        Joaquín A. Bonet. ,-        Javier Jiménez ,-        Martín Abizanda.

-        y Alfonso Sastre.  

Guión y diálogos: -        Rafael J. Salvia. ,-        Luis de Diego ,,-        José Luis Martínez Mollá. -        y Julio Coll.  

Música: José Solá.

Bailables y sones folklóricos: Jesús Romo.

Cantar asturiano: Angelines Costales (de la Coral Polifónica Gijonesa).  

Dirigida por Julio Coll.  

Expresa agradecimientos al Ayuntamiento de Gijón y a GIFESA.  

Está dedicada "A todos los españoles que con su trabajo y tesón crearon una riqueza y supieron conservarla".  

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Los actores Arturo Fernández y María Mahor, en la mina, en una escena de la pelúcula "Jandro"

La idea original era glosar la hazaña de los hermanos Felgueroso, su lucha interminable y su gloria definitiva: la mina de La Camocha. Sin embargo, la película se aleja de la historia en varios elementos básicos:  

En primer lugar, los hermanos de la película no son tres hombres y dos mujeres, sino cuatro hombres, de los cuales muere uno (Juan) en la mina (junto con su padre, Domingo que se corresponde con Gabino), y otro más (precisamente Jandro) en el momento del descubrimiento. De los personajes, se puede aproximar quién podría ser quién: el personaje principal, Jandro, es probablemente Constante Felgueroso. El Estudiante, Pedro, el mayor, debe de ser Víctor. Y el pequeño, Manolín, debe de ser Secundino. El cuarto hermano, que apenas aparece en la película, es apócrifo. Faltan, además, las dos hermanas: Adelaida y Rosario, de quienes no se hace mención en el filme.  

En segundo lugar, el apellido es Ordieres, y no Felgueroso.  

En tercero, la moda cinematográfica de la época convierte lo que debería ser un tono épico y recio con hombres como está mandado que luchan contra la naturaleza; en poco menos que en un pulso de señoritos pasteleando con los amores y desamores de la sociedad burguesa. No hay menciones específicas (excepto la referencia a la muerte en la mina, ahorrando todos los horrores) a la dureza del trabajo minero. Lo que sí queda muy claro, y lo manifiestan en varias ocasiones, es que nadie, excepto unos pocos, les creía hasta que lo consiguieron.  

En cuarto lugar, la acción comienza en 1912, con un desfase de casi 20 años respecto a la de la auténtica historia de los Felgueroso.  

Se supone que el personaje de da título a la película representa a mi bisabuelo Constante. Pues bien: como aparece en este mismo libro, Constante Felgueroso vivió hasta edad avanzada, y murió en su cama rodeado por su familia y por los milicianos que le protegían.  

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una ocasión perdida de hacer una buena película sobre la epopeya de la familia Felgueroso.

No vale la pena, pues, hacer más mención a dicha producción: no es más que una película basada en la historia de los Felgueroso, pero que deforma la historia y no añade gran cosa a la misma.  

A MODO DE EPÍLOGO 

No debemos olvidar el ejemplo de los grandes hombres y mujeres de nuestros tiempos. Gente que vivió con un objetivo comunitario en mente, un proyecto de progreso y de prosperidad para su entorno, llevándose por delante las dificultades y consiguiendo triunfar mientras mantenían firme una inquebrantable lealtad a su ideales.  

Necesitamos personas así en nuestra tierra. Pero no se interprete esto como un alegato por el embalsamamiento de la minería tal como hoy la conocemos. Hablamos más bien de la visión de futuro, del proyecto coherente capaz de galvanizar una comunidad, siguiendo las voces sabias de los antecesores, como los Felgueroso hicieron con las de Jovellanos, de Guillermo Schultz, o de Ortega y Gasset. Ellos hicieron lo correcto en su tiempo. No perdamos de vista que los tiempos han cambiado.  

En la actualidad necesitamos visionarios con carisma y saber. Necesitamos a los héroes de hoy, pues no podemos vivir de recuerdos. Esos héroes que permitan la creación de los puestos de trabajo y de la riqueza que necesita nuestra comunidad, nuestro país y nuestro mundo. Los Felgueroso fueron muy de su pueblo, pero nunca fueron pueblerinos. Supieron crear una parte de lo que hoy es Asturias, Langreo y Gijón. Supieron llevar la carga con una sonrisa a veces dolorosa. Supieron ser líderes.

Y nosotros, los que les admiramos, les prestamos homenaje. Hombres y mujeres como éstos no deberían morir.  



BIBLIOGRAFÍA

    [1]Gran Enciclopedia Asturiana, VIII, pág. 27.

    [2] ADARO RUIZ, Luis. Historia resumida..., pág. 110.

[3]  Ver facsímil del certificado, en Anexos.

    [4] Historial...

[5] Historial...

    [6]Historial...

[7] "Emigrante que vuelve rico de América" (Diccionario María Moliner). Figura común en la Asturias de fines del XIX y principios del XIX.

    [8]Fuente: Revista industrial y Minera de Asturias, 1922, número 164, citado en La burguesía..., pág. 75.

    [9]Datos extraídos de El libro... y la G.E.A

    [10]Patricio ADÚRIZ, "Del prado donde pastaba..."

    [11]Historial...

[12] N. del A. Así figura en la documentación que manejamos, pero debemos suponer un error de transcripción, ya que el pozo nº 2 de La Camocha no se encuentra a un kilómetro del primero, sino a menos de 200 metros. Además, tratándose de la misma zona freática, sería admisible una diferencia de hasta alguna decena de metros de profundidad en su aparición (dependiendo de la permeabilidad del suelo), pero difícilmente una de casi 90 metros.

    [13]Las aguas freáticas son corrientes o depósitos de agua presentes en el subsuelo, formados por filtración de las aguas superficiales (lluvia, etc.). Cuando salen a la superficie dan lugar a los manantiales.

    [14]Historial...

    [15]Trabajos realizados...

    [16] Pregón de...

    [17] Cfr. "El primer minero", en el 50 aniversario de la primera extracción de carbón de Mina La Camocha, en la Feria de Muestras.

    [18]Tomado de Historial...

[19] Jordi NADAL El fracaso de la Revolución industrial en España (1814-1913) Barcelona, Ariel Hª, 1994.

    [20](del Historial...)

    [21] La burguesía... pág. 69

    [22] Historial...

    [23]Cfr: Manuel RUIZ-FALCÓ, El sondeo de Caldones

    [24]"El incendio de gases en Caldones", Páginas escolares, Colegio Inmaculada de Gijón, 1915.

    [25]Ignacio PATAC "El suceso de Caldones"

    [26] Jaime PONCELA "Corsino Ceñal..."

    [27]Luis Felgueroso Trabajos realizados...

    [28]Luis FELGUEROSO Trabajos realizados...

    [29]Manifiesto de Besteiro

    [30]OLIVEROS, Antonio Asturias...

    [31]El resalte en negrilla es nuestro (N.d.a)

    [32]Datos extraidos de VÁQUEZ GARCÍA La cuestión hullera...

    [33] El subrayado es nuestro (N. del A.)

    [34]Testimonio de "El primer minero", en las Bodas de Oro de Mina La Camocha.

    [35]Luis FELGUEROSO Trabajos realizados...

    [36]idem. id.

    [37]idem.id.

    [38]Testimonio de "El primer minero"

    [39]Benjamín Rionda García, "El primer minero", El Noroeste, 22 de junio de 1980

    [40]Ignacio Patac, "En las inmediaciones de Gijón existen importantes yacimientos hulleros" El Carbayón de Oviedo. Martes 8 de Abril de 1930.

    [41]Miércoles, 3 de febrero. La prensa, de Gijón. "En el pozo de La Camocha (Huerces). Se inaugura la extracción".

    [42]"Minas de Carbón en nuestro concejo. Ante un gran acontecimiento para nuestra vida industrial gijonesa". Diario La Prensa, Gijón, 3 de Febrero de 1932.

    [43] "Ante un gran porvenir para Gijón. Don Ignacio Patac diserta acerca de la cuenca carbonífera de nuestro concejo, descubierta por los señores Felgueroso hermanos." La Prensa, diario independiente. Gijón, martes 15 de marzo de 1932.  

    [44]"El acto del domingo en el teatro de los Campos Elíseos" El Comercio, martes 12 de abril de 1932.

"En los Campos Elíseos, Gijón. Se celebró ayer el homenaje dedicado a los hermanos Felgueroso" El Carbayón, de Oviedo, 11 de abril de 1932.

    [45]la Avenida de los Hermanos Felgueroso, que  une la Carretera de Ceares, en su entronque con Ramón y Cajal, con el Paseo de Begoña.

    [46]Es de señalar que, años más tarde, en 1946, les sería concedida tal condecoración.

    [47]A don José Ortega y Gasset, en Oviedo.

    [48]Del testimonio de don Víctor Felgueroso León.

    [49]Don Víctor había perdido las dos piernas años atrás, y se desplazaba en silla de ruedas.

    [50]Bernardo Roces "Boda en la casa de la Cruz Roja". La Nueva España de Gijón. 4 de noviembre de 1997

    [51]Bodas de oro de Fernando Díez Blanco: Evolución Profesional en Gijón 1922-1947 Ayuntamiento de Gijón, págs. 26 y 27.  

    [52]"Asturias ante el Caudillo" Diario Voluntad, 29 de marzo de 1946  

    [53]"Ha fallecido el hijo adoptivo de Gijón D. Secundino Felgueroso González, presidente de la Junta de Obras"

    [54]JUAN ALBERTI: "Hermanos Felgueroso. El trabajo en equipo." La Nueva España, 4 de Diciembre de 1962, día de Santa Bárbara. Pág 8.  

    [55]César Avelino Menéndez "Langreo: emocionado y sincero homenaje a los Hermanos Felgueroso. Fue inaugurado el monumento y se dio el nombre de doña Rosario Felgueroso al parque de Ciaño." Voluntad, 5 de Diciembre de 1962. pág 15.  

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