LIBRO
Los hermanos
Felgueroso
Obra dirigida por Carlos Roces Felgueroso
Gijón, 1956. A la puerta de casa, un joven toma el aire
mientras descansa de sus estudios. En esto, pasa un viejo minero por la calle, y
se queda mirando por la ventana de la casa, con mucha atención. Mira hacia
adentro, hacia un cuadro.
Es el retrato de un hombre
mayor, de pelo y bigote blancos. De repente, el minero hace ademán de dirigirse
a la puerta. El joven le franquea la entrada. El minero inquiere:
- Ési del cuadru ¿ye don Constante Felgueroso?
- Sí
- ¿Qué fai ahí?
- Ye'l mi güelu - contesta el joven.
- ¿Quién lu pintó? - insiste el viejo.
- Pintélu yo.
Con un poco de sorna
asturiana, el jubilado dice: - ¡Qué vas a
habelu pintao tú! - Y, cambiando repentinamente el tono de su voz, muy serio
ahora, dice: - Hombres como ési non teníen
que morir.
El joven pintor era Carlos
Roces Felgueroso, y esa conversación le hizo reflexionar sobre su abuelo. La
reflexión le llevó a desear saber más, y quiso escribir un libro que
reivindicase a las personas que de verdad han trabajado por el bien de la
comunidad. Personas como los Felgueroso, que prefirieron trabajar duro, luchando
contra las burlas, la incomprensión y el olvido, mientras proporcionaban empleo
a miles de asturianos, son los que ahora, en este libro, han de recibir el
reconocimiento de la historia, más o menos brillante, más o menos gloriosa, y
más o menos auténtica.
Han pasado más de cuarenta años desde entonces.
Sobre la familia Felgueroso se escribió el guión para hacer una
película. Faustino González Aller y Jesús Rubiera tenían la ilusión
de llevar la historia por el mundo entero, pero algunos miembros de la familia
se opusieron a ello. Por esa razón, la película se tituló "Jandro", y el
apellido de los protagonistas pasó a ser Ordieres, malográndose la idea original[1].
Más tarde se escribieron tratados sobre minería y combustibles en
Asturias, en varios de los cuales no aparece ni siquiera mención de los hermanos
Felgueroso. Así, quien consulte hoy esos textos difícilmente pueda vislumbrar la
verdadera historia de la minería asturiana.
Pero la memoria del pueblo es firme. Y ellos, los que importan, siempre estarán
en nuestro recuerdo: hombres como éstos
no deberían morir.
La Ilustración fue un movimiento filosófico, político y económico que se
basaba en la razón, en la inteligencia y en el desarrollo humano, y que tuvo su
vigencia en el siglo XVIII. En esas fechas comenzaba un proceso de
industrialización y de educación en España, entre cuyos principales exponentes
se encuentran dos asturianos: Gaspar Melchor de Jovellanos y el padre Feijóo.
Los ilustrados se aplicaron a la creación y gestión de diversos centros de
estudio, porque creían (un tanto ingenuamente) que el conocimiento científico
era la mejor, la única manera en que el ser humano podía progresar
económicamente y ser feliz.
Fue una época optimista y luminosa de la historia de España, aunque
solamente afectara a las clases superiores. Pese a todos los esfuerzos
ilustrados, el grueso de la población española continuó en la incultura, el
analfabetismo y en unos sistemas de producción tradicionales y poco rentables.
La Revolución Francesa de 1789 dio un golpe mortal a la Ilustración
española, pues los monarcas (el régimen de Carlos III se llamó "despotismo
ilustrado") temieron por su real cabeza. Ello trajo el brusco paro de las
reformas, y la vuelta de numerosos aspectos del llamado "Antiguo Régimen", para
que no ocurriera en España lo que había ocurrido en Francia.
Gaspar de Jovellanos, visita de minas de Asturias, hacia 1789.- Apunte de Carlos Roces, para cuadro del Foro Jovellanos |
Era por estas fechas cuando Jovellanos acariciaba la idea de abrir en
Asturias varios centros de estudio para la formación de pilotos navales y de
mineros. Su propósito era poner los medios para el aprovechamiento racional de
las minas: veía claramente que hacía falta tener ingenieros en las
explotaciones, y buenos marinos en los barcos de transporte. Pero esa visión no
obtuvo resultados prácticos. Es muy ilustrativo para este particular un artículo
publicado por Carlos Roces en El Comercio, de Gijón, el día 20 de mayo de 1998:
JOVELLANOS, LA MINERÍA Y LOS HERMANOS FELGUEROSO
El día 6 de abril de 1930, en el diario La Prensa, de Gijón, el ingeniero don
Ignacio Patac publicaba un artículo con el título “Gijón, cuenca carbonífera”.
Decía entonces:
“La riqueza más positiva y más importante de
Asturias, constitúyela, sin duda alguna, el carbón. Pero los asturianos todavía
no nos hemos percatado bien de esta sencilla verdad.
Solamente Jovellanos, con su clara intuición con su cerebro privilegiado, en una
época en que no podía ser sospechada siquiera la importancia extraordinaria que
iba a tener bien pronto la explotación del carbón en el mundo civilizado, se dio
cuenta, a finales del siglo XVIII de la riqueza de estos yacimientos. Y
comprendió además que para explotarlos era necesario hacer buenos mineros y
buenos pilotos; los primeros para arrancar con arte la sustancia útil de las
entrañas de la tierra, y los segundos para transportarla en sus navíos por todo
el litoral español y aun para llevarla a otros continentes”.
“(...) De este magnífico pensamiento de Jovellanos, en cuya realización puso sus
mejores cuidados, sus más hondos cariños, no queda nada en pie. - Continúa.- Ha
transcurrido cerca de siglo y medio desde que el gran gijonés señaló esta ruta
luminosa para explotar nuestra riqueza, y enterrada definitivamente la obra del
insigne patricio, los establecimientos oficiales de hoy siguen extendiendo
principalmente títulos de abogados y bachilleres con una constancia y una
prodigalidad dignas de mejor causa, con planes de enseñanza continuamente
modificados, eternamente deficientes y muchas veces absurdos”.
(...)En abril de 1932, el ingeniero Ignacio Patac publica una serie de artículos
sobre la necesidad de implantar en Gijón una escuela de minas, siguiendo el plan
que trazó Jovellanos.
Se refiere a la magnífica “Oración Inaugural” de Jovellanos, el día 7 de enero
de 1794, en el Instituto de Náutica y Mineralogía. Un discurso modelo de buen
decir, profundidad de pensamiento y claridad didáctica, en el que exhorta a sus
paisanos a que se decidan a cultivar sus riquezas naturales y se abstengan de ir
a buscarlas al otro lado de los mares. Jovellanos terminó su insuperable
discurso profetizando los días venturosos, de prosperidad y bienestar que la
explotación del carbón proporcionaría a los asturianos. Y dice que cuando sus
cenizas “que no reposarán lejos de vosotros” (...)
“Os predicarán desde su sepulcro que estudiéis continuamente la naturaleza, que
sólo busquéis en ella las verdades útiles y que consagréis toda vuestra
aplicación, toda vuestra sabiduría, todo vuestro celo al bien de la patria y al
consuelo del género humano.”
“Pero el eco de tan elocuentes palabras - dice Patac - la armoniosa vibración de
tan firme y equilibrado pensamiento, bien pronto fueron apagadas”. Pero
prendieron, un siglo después, en el corazón de cada uno de los hermanos
Felgueroso
Aspecto que ofrecía el teatro Jovellanos de Gijón, en el acto de la conferencia del ingeniero D. Ignacio Patac en torno a la cuenca carbonífera de Gijón, en la que se refirió de forma detallada a los trabajos de los hermanos Felgueroso, en las zonas de Leorio, Vega y San Martín de Huerces. |
El siglo XIX comienza con una guerra (1808-1814) y sigue con la
monarquía absoluta de Fernando VII hasta 1833. Se produjeron numerosos
disturbios y represiones aunque, conforme pasaban los años, se fue suavizando la
garra de acero absolutista, y se aceptaron parte de las reclamaciones de los
"liberales".
Con el período isabelino (1833-1868) se inician las Guerras Carlistas.
Pese a ellas, hubo una cierta estabilidad política: "sólo" cinco gobiernos
distintos, separados por levantamientos, rebeliones militares y guerras civiles:
lo normal en este país. El régimen isabelino fue derribado por la Revolución de
Septiembre de 1868, llamada La Gloriosa.
Lo que seguía no fue mucho mejor: derribada la reina Isabel II, empieza
el "sexenio revolucionario". Este período extraordinariamente inestable (que
coincide con las revoluciones burguesas en toda Europa) se puede dividir en tres
etapas: en la primera (1868-71) se suceden un gobierno provisional y una
Regencia; en la segunda etapa (1871-73) con el rey Amadeo de Saboya se intenta
una monarquía democrática. La tercera fase corresponde a la Primera República
(1873-74: once meses, cuatro gobiernos: constituyente, república federal,
república radical unitaria y república unitaria conservadora). Por fin, tras el
golpe de estado del general Pavía, la cuarta etapa (diciembre de 1874), la
Interinidad, concluye con la proclamación del rey Alfonso XII.
Y en esta España belicosa, aterradora, primitiva y desgastada por mil y
una guerras, llena de soberbia, corrupción e injusticia social, pobre de
solemnidad pero orgullosa de un Imperio que ya no poseía, atrapada en un
concierto europeo en el que no tenía ninguna importancia, retrasada
industrialmente y ciega a muchas cosas, es donde nacen los hermanos Felgueroso.
LA HISTORIA DE UN
LUGAR
CIAÑO DE LANGREO
|
|
Ciaño. a principios del siglo XX |
Ciaño es un pequeño pueblo del concejo de Langreo, en Asturias, España.
La comarca en la que se asienta es conocida como "la cuenca del Nalón", "el
Valle del Nalón", o uno de los "valles mineros" de Asturias. Desde finales del
siglo XIX hasta finales del XX, Langreo basó su existencia en la minería de
hulla.
Casa de los Felgueroso en Ciaño | Hijas de Constante Felgueroso, en casa | Parte de atrás de la casa |
Hasta la aparición de las industrias mineras, esta zona de Asturias (en
realidad, prácticamente toda Asturias, si exceptuamos a Jovellanos, a Feijóo y
a unos pocos más) no tuvo NINGUNA importancia económica, social o cultural en
España, y mucho menos en el mundo. Enredados en un mundo primitivo y
tradicional, los lugareños vivían en una economía de subsistencia no muy
distinta de la que se dio durante la Edad Media (esa misma Edad Media en que
Asturias fue la cuna de España). Su dieta, hasta la introducción del maíz y la
patata americanos, consistía en unos pocos cultivos, castañas y productos
ganaderos. El bocio (enfermedad provocada por carencias alimentarias) era una
enfermedad común. Se sabe que en algunos lugares se recogía el carbón
artesanalmente para uso doméstico.
Los esfuerzos de industrialización que en su tiempo incoara Jovellanos
se estrellaron contra lo que los ilustrados llamaban "abulia" o "pereza
empresarial", y contra la desorganización de las empresas y concesionarios
instalados.
La razón para que comenzase la industrialización de la minería hullera
en Asturias no fue por el buen corazón de nuestros gobernantes ni por la
iniciativa de nuestros nativos, sino, como en tantas otras cosas, por un interés
pura y duramente económico: la industria necesitaba carbón (como sustituto
combustible de la madera en la siderurgia) y, si no se conseguía en territorio
nacional, habría de ser importado de Inglaterra. Y esa posibilidad aterraba a
la proverbial soberbia hispánica. En especial, porque Inglaterra era un enemigo
tradicional de la Corona española.
Aunque desde mediados del siglo XVIII se embarcaban cargamentos de
carbón en los puertos asturianos, según consta en la documentación recogida
por don Luis Adaro, LA PRIMERA sociedad comercial que se constituyó en Asturias
para explotar una mina de carbón de piedra lo hizo el 5 de abril de 1838, en
Turiellos, Langreo. Hasta ese momento, la recogida del carbón de las Reales
Minas de Carbón de Langreo se había realizado sin apenas organización, usando y
abusando de la corrupción administrativa, y con fines casi totalmente
militares. A partir de ese momento, la industria minera empezó a convertirse en
algo serio.
En estas primeras minas nadie sabía lo que era una jornada de ocho
horas, ni se les había ocurrido que podía existir un salario mínimo. Por
supuesto, nada de seguros de enfermedad ni de jubilación. El peón que tanto
trabajaba, tanto cobraba (más bien poco): de todas formas, los "brazos"
laboraban en la mina cuando les convenía, pues contaban con otros medios de
supervivencia. ¿Medidas de seguridad? Apenas. Las máquinas tardaron bastante en
introducirse, y no permitían grandes alardes técnicos. Pero hemos de reconocer
que se trataba de los comienzos. A lo menos, las ganancias que conseguían los
trabajadores les permitieron acercarse a la civilización con un poco de dinero
en el bolsillo. Y la transición desde "la aldea perdida" a un lugar que podamos
llamar "civilizado" es un asunto difícil.
La evolución de la historia corría veloz, y la minería se iba abriendo
camino. Conforme pasaban los años, fue aumentando la producción (siempre con un
carácter mínimo: los carbones extraídos solían utilizarse para el autoconsumo y
en la industria siderúrgica. Incluso era necesaria la importación). Sin
embargo, la minería iba mostrando su capacidad de producir riqueza. Los medios
de transporte eran precarios: el carbón se llevaba en las lentas, caras,
peligrosas y populares "chalanas" por el río Nalón hacia el puerto de San
Esteban de Pravia, o en ruidosas carretas de bueyes por empinados caminos de
montaña hasta el de Gijón.
Fue en 1852 cuando la Reina Madre doña María Cristina de Borbón inauguró
la primera línea del ferrocarril entre Sama de Langreo y Gijón. La construcción
del "puerto de refugio" de El Musel comenzaba en 1862, y hasta 1899 (tras muchos
accidentes) no pudo darse por terminado. El ferrocarril que atravesara el
puerto de Pajares no llegó hasta 1884.
En el tiempo de la fundación de aquella primera empresa comercial
(1838), Gabino, el que habría de ser padre de los hermanos Felgueroso tenía dos
años de edad. Y ese mismo año nacía Genara, la que habría de ser la madre. No
deja de ser simbólica la coincidencia del nacimiento de los progenitores y del
de la industria minera asturiana.
Cuando Gabino Fernández Felgueroso y Rodríguez se casó con Genara
González García, el rendimiento de su tienda de La Nozaleda, en Ciaño, era
suficiente para mantener una vida digna. No obra en nuestro poder el
certificado de matrimonio, pero podemos estimar que ella tenía 21 años, y él
23, hacia 1859.
Pese a la precariedad de muchas de las instalaciones, ya existían en la
zona numerosas minas dedicadas a la explotación de los riquísimos fondos
hulleros de Langreo. En la época del casamiento de los padres de los hermanos
Felgueroso había 2.300 minas descubiertas y solicitadas cuyos expedientes se
hallaban en tramitación; según datos de don Luis Adaro[2],
247 minas ya daban beneficios y 110 minas se encontraban en laboreo. Era ya,
pues, a esa altura del siglo XIX, una comarca discretamente próspera, y
netamente minera.
Las condiciones de vida en aquella época eran muy diferentes de las que
pueda disfrutar cualquier persona que lea esta narración. Por supuesto, no había
luz eléctrica ni agua corriente. Los sistemas sanitarios eran muy deficientes
(los "retretes" no existían como hoy: entonces, la palabra tenía su valor
etimológico, y se hacían las necesidades en "un lugar retirado"). La medicina
del siglo XIX desconocía casi todos los adelantos que hoy tiene la Seguridad
Social, y era bastante poco eficaz. Por fortuna, la mayoría de los niños se
tenían en casa, con el inestimable auxilio de la comadrona, figura muchas veces
a medio camino entre la bruja y la abuela de todas las madres. De las montañas
bajaban muchachas recién paridas (abandonando en ocasiones a sus propios hijos),
para amamantar a los retoños de los "señoritos" de ciudad: era la única manera
en que estas jóvenes podían progresar en los centros urbanos sin necesidad de
venderse a otros apetitos. Y, desde luego, los lujos como lavarse con cierta
frecuencia se reservaban a los terratenientes, a los caciques locales y a los
urbanícolas (y no siempre, ni todos).
Consecuencia de todo ello, la mortandad infantil era altísima aunque,
como la natalidad también era muy alta (pues apenas se conocían métodos de
control), el equilibrio resultaba adecuado. No existían las prestaciones por
desempleo, la jubilación ni la legislación laboral, que llegarían mucho más
tarde. El trabajo en la mina era mucho más duro que ahora, y se cobraba
numerosas víctimas, ya que se desconocían las medidas de seguridad que hoy día
son obligatorias en toda prospección.
El analfabetismo era abrumador, y pocos podían permitirse el lujo de
tener estudios: los pobres debían poner a los niños a trabajar en cuanto
pudieran llevar un cesto a la espalda. Y los que podían estudiar, nobles y
burgueses, lo hacían en colegios religiosos.
En estas condiciones, la familia Fernández-Felgueroso iba
creciendo.
Adelaida, la mayor de los cinco hermanos. | D. José Cueto González, su marido. |
La primera hija en llegar fue Adelaida, en 1861, y fue muy
celebrada. Sin embargo, según la visión tradicional de la época, cabe la duda de
si los padres deseaban que su primogénito fuera un niño. Ella funcionaría, más
adelante, como una especie de "madre piquiñina" para los dos menores. Casó con
don José Cueto González, y tuvieron nueve hijos: de ella parte la rama de la
familia que se llaman los Cueto - Felgueroso. Quedó viuda en 1921 y murió en
1938.
Edificio llamado "Casa de Doña Adelaida", en Langreo, que fue construido para ella y su numerosa familia por sus hermanos. Acabó siendo residencia de ingenieros de Duro Felguera, muchos años después. |
Víctor Felgueroso, el mayor de los varones | Su esposa, Ceferina González. |
Poco después, en 1863, nacía Víctor, el mayor de los varones, que
habría de ser un poco "in loco parentis" el cabeza de familia a efectos de
negocios, en especial tras la muerte del padre. Se habría de casar con Ceferina
González, e iba a tener siete hijos.
Constante, en la época en que estudiaba Capataz de minas en Mieres y despues. | Su esposa, María Figar, con años de diferencia |
Constante, o Constantino, nace en el año 1865. Muy vinculado con su hermano mayor, ellos dos serían los primeros en salir a estudiar a Mieres. Ya crecido, casaría con María Fernández - Figar, y tuvieron siete hijos.
![]() |
Carlos Roces con su abuela, María, Viuda de Constante |
![]() |
||
Rosario, que no tuvo hijos | D.Jesús Fdez.-Solís y García-Bernardo |
En el año 1868 nace Rosario. Siendo mujer, y ni la mayor ni la
pequeña, cultivó siempre un sentido común muy acusado, y un gran instinto
protector. Casaría con don Jesús Fernández - Solís García - Bernardo, aunque
enviudó sin descendencia en 1918. En el concejo de Langreo (donde siempre vivió)
se le tiene un especial cariño por la cantidad de obras de asistencia social que
puso en marcha y mantuvo durante toda su vida. Sería la que sobreviviese a todos
sus hermanos, pues murió, a los 101 años, en Ciaño, en el año 1969.
Secundino, el menor de los hermanos | Celsina Fernández-Nespral, su esposa. |
Y, por último, en 1872, nace el más joven de la familia, Secundino,
quien habría de casar con Celsa Fernández - Nespral, y de cuyo matrimonio
nacerían ocho hijos.
Los tres varones, habiendo nacido en un pueblo minero, pronto empezaron
a entrar al "tajo". Primero, como "guaje de mina", pasando luego a aprendiz. De
todas maneras, los primeros juegos ya se realizaban cerca de los pozos, o en las
instalaciones de superficie, lugares estupendos para esconderse y espiar las
actividades de los mayores. Los pequeños desafíos pudieron tener fatales
consecuencias, pues la inconsciencia infantil no entiende de peligros, y todos
deseaban mostrar su hombría. Era, además, una época en que la vida humana apenas
tenía más valor que la tierra en que se sepultaba.
Pasaba el tiempo, y los dos mayores empezaron a trabajar. Conscientes
sus padres de que sin estudios no lograrían progresar demasiado, los enviaron a
la Escuela de Facultativos de Minas de Mieres.
Mientras sus hermanos trabajaban y estudiaban, la mayor, Adelaida, comenzaba a tener hijos. Familia muy numerosa. |
Esta vida era agotadora: tras pasarse toda la semana, de lunes a
viernes, en los pozos, trabajando para arrancar a las piedras el sustento, el
sábado por la mañana (durante todo el curso académico, de Octubre a Junio)
partían caminando con sus bocadillos, por caminos de montaña hasta Mieres, unos
quince kilómetros, en un trayecto que duraba dos horas. Permanecían allí,
estudiando, hasta el domingo por la mañana, y a la tarde volvían a Ciaño, donde
todo empezaba de nuevo.
El continuo sacrificio y la necesidad de permanecer unidos ya estaban
forjando los caracteres de un equipo de hombres capaces de mover montañas. Los
resultados académicos eran excelentes, y se les consideraba alumnos de lo más
aventajado. Años más tarde, se uniría a ellos en la caminata el hermano pequeño,
Secundino.
Fue en la Escuela donde trabaron contacto con los estudios geológicos
del insigne ingeniero de minas Guillermo Schulz, de cuya lectura habrían de
extraer en el futuro la idea de buscar carbón hacia el norte y la costa. Y fue
también en la Escuela donde empezaron a escuchar los rumores sobre algo que
llevaba funcionando ya en Europa varios años, y que llegaba a España: la
Asociación Internacional de Trabajadores.
Terminaron los estudios, recibieron el título (Víctor, el 3 de abril de
1884)[3]
y, acto seguido, pasaron a prestar servicio como capataces en varios grupos
mineros de los alrededores. La vida parecía, por fin, sonreírles.
Sin embargo, los tiempos estaban endureciéndose. El precio de venta del
carbón era inferior al costo de la extracción, y muchas minas fueron
abandonadas.
A finales del siglo XIX, la industria minera estaba sufriendo una
transformación: aumentaba la demanda de carbón para las industrias
siderometalúrgicas, llegaban capitales extranjeros y de otras partes de España,
y se tendía a la agrupación de explotaciones en manos de grandes empresas.
Además, el movimiento obrerista progresaba en España (en 1869 se organizan
secciones dependientes de la primera A.I.T., y la U.G.T. se funda en 1888),
exigiendo mejoras en las condiciones laborales. Consecuencia de no poder
afrontar la competencia, muchas minas pertenecientes a empresas pequeñas estaban
cerrando en Langreo.
Y los Felgueroso no estaban dispuestos a quedarse sin trabajo, ni a
permitir que Langreo se hundiera en la miseria debido a la descapitalización.
El 1 de septiembre de 1893 se funda la Sociedad Felgueroso Hermanos, que
toma en arriendo las minas de Saús a la Compañía de Carbones Asturianos. Aunque
el arrendamiento estaba firmado por D. Víctor Felgueroso, el resto de su familia
tenía también participaciones, según esta proporción:
D.
Gabino Felgueroso............................
10 por 100
"
Víctor Felgueroso................................. 41 por 100
"
Constantino Felgueroso......................
25 por 100
"
Secundino Felgueroso........................ 10 por 100
Dª.
Adelaida Felgueroso........................
7 por 100
"
Rosario Felgueroso ........................... 7 por 100[4]
El capital inicial era irrisorio, aunque era prácticamente todo lo que
los Felgueroso tenían, y no se podía conseguir más dinero: 20.000 pesetas de D.
Gabino, 5.000 de D. Víctor y 3.000 de don Constante. Después de inmovilizar
capitales, sólo quedaban 8.000 pesetas para los gastos de organización.
Los guajes y las carboneras de Saús | Constante con Gabino y Víctor | Víctor y Constante Felgueroso en Saús |
Estas minas tenían justa fama de ser ruinosas: varias Sociedades habían
intentado explotarlas sin resultado, puesto que el precio de costo siempre
resultaba superior al precio de venta.
Edificio de la Central Térmica | Las escuelas para los hijos de los mineros |
Durante los cinco primeros años sólo don Víctor Felgueroso llevó la
dirección y administración de las minas pues, al tratarse de un negocio pequeño,
no necesitaba la ayuda de sus hermanos. Al cabo de dos años, en 1895, había
logrado beneficios suficientes como para devolver el capital invertido por su
familia.
D. Lucio Muñoz, maestro con los niños | Estado actual de las antiguas escuelas | Pabellón adjunto |
Más aún: el 28 de abril de 1896 compraban las minas de Saús por 140.000
pesetas, que se pagarían a plazos y sin intereses. El primer plazo se pudo pagar
con los beneficios de los primeros meses del año.
Uno de los edificios sirvió como vivienda, oficina y biblioteca de los Hermanos Felgueroso en la primera época de las minas | Panorámica de la mina de Saús, hace un siglo y estado actual del edificio de la Central térmica. |
Dos años más tarde, en 1898, la Sociedad estaba en disposición de
comprar de nuevo: se trataba de las minas "Clara Matilde" y "Benita" (que serían
el embrión del "Grupo Ciaño") adquiridas a la señora viuda de Arias, por 12.500
pesetas, y la mina "Entralgo", en Laviana, de los señores Kessler, Laviada y
Compañía, por 60.000 pesetas.
Según la historia
de la minería en Asturias.. "En 1917 tenemos registrada la primera aplicacion de la energia electrica en la zona. Un pequeño grupo termoelectrico que la Sociedad Hermanos Felgueroso instala en su explotacion de Saus, servira para proporcionar fuerza motriz en las labores de extraccion y tambien para el alumbrado dentro de las galerias. Al año siguiente, sera la recien formada Compañia Hulleras del Rosellon la que emplace un ingenio de las mismas caracteristicas en la localidad de Curuxona."
|
MINAS DE "LA MUEVA"
Plano inclinado de la mina "La Nueva", que había sido comprada por los Hermanos Felgueroso en el mes de Febrero del año 1899 | Aspecto de otra de las minas que se explotaban a principios del siglo XX. sin castilletes y usando la tracción animal como único sistema de transporte. |
La compra más audaz de esta etapa se efectuó el 19 de febrero de 1899:
Las minas de "La Nueva" llevaban abandonadas cuarenta años y, adquiridas y
gestionadas por don Víctor, a los cuatro meses (en junio) estaban en producción.
“Fueron
compradas a los señores don Inocencio Sela, don Policarpo Herrero y don
Wenceslao González en la cantidad de 1.000.000 de pesetas, a pagar 100.000 al
contado y el resto en doce años, a razón de 75.000 pesetas anuales, con interés
de 5 por 100. Además, pagaríamos un canon de 50 céntimos en tonelada, a partir
del mes de marzo de 1911.”[5]
Varios miembros de la familia Felgueroso, en las minas de Saús, años después de su compra, a final del siglo XIX, pero antes de su venta a la Sociedad Metalúrgica Duro Felguera, en el año 1920. |
Tras convertirse la pequeña sociedad familiar en una empresa mediana,
era preciso replantear el marco jurídico. Así, el 23 de marzo de 1899 se
constituye la Sociedad Regular Colectiva Felgueroso Hermanos como continuación
de la Sociedad Felgueroso Hermanos. Contaban para empezar con el capital de
250.000 pesetas, que era aproximadamente el beneficio de la explotación desde el
año 1896 hasta la fecha de la escritura de constitución de la sociedad.
Se modificó entonces la participación que cada socio había de llevar en
lo sucesivo, después de devolver el capital, con arreglo a lo convenido en un
principio, quedando esta participación como sigue:
D.
Gabino..................................................
10 por 100
"
Víctor
.....................................................
27 "
"
Constantino...........................................
25 "
"
Secundino
............................................
22 "
D.ª
Adelaida
............................................
8
"
"
Rosario
................................................
8
"[6]
El 10 de agosto de 1900 la escritura de propiedad de las
minas "La Nueva" pasaba a ser de los Felgueroso, quedando hipotecadas por la
cantidad de 825.000 pesetas. Y, el 29 de agosto, se las vendían a los señores
don Carlos de Barberá, don Ernesto Latast y don Gustavo Bord, por cuatro
millones de pesetas. En el mismo día se canceló la hipoteca que gravaba estas
minas. Los 4.000.000 de pesetas se convino que se pagarían en la siguiente
forma:
1.000.000 "
en 1 de octubre de 1901
1.000.000 "
en 1 de octubre de 1902; y
500.000
"
en 1 de octubre de 1903.
Por último, el 31 de agosto de 1900, se compró la mina
"Petróleo" a don Manuel Ortiz y Hermanos por 30.000 pesetas.
La gestión de don Víctor había convertido en rentables
unas minas inútiles. No se trataba de magia ni de ingeniería financiera:
simplemente, la aplicación de los principios de optimización de recursos que
todo buen empresario debe conocer, combinado con el recio sentido común del
minero. Estas minas, y las que habrían de venir, necesitaban de empresarios que
supiesen trabajar "a pie de tajo", gente que no quisiera vivir de rentas, sino
que supiera mancharse las manos sabiendo muy bien lo que estaba haciendo. Y,
así, honradamente, hacer que algo sin valor pasase a ser preciosísimo.
En estos momentos habían quedado saneadas las minas, y la
empresa obtuvo un beneficio de 2.897.161 pesetas, a los siete años de empezar
con un capital de 28.000 pesetas. Cierto es que, desde nuestra perspectiva, eso
no parece dinero para una empresa importante. Sin embargo, compárese el capital
inicial y el valor de las minas al principio, y en lo que se habían convertido
tras pasar por las manos de don Víctor Felgueroso: había centuplicado su valor.
Constante, Gabino y Víctor, en su jornada de trabajo. |
Y, sobre todo, el mérito mayor de esta empresa es que no
contaba con el respaldo de entidades multinacionales, ni los empresarios eran
nobles, indianos[7] o terratenientes con
rentas que invertir, sino gente de la mina, que habían estudiado mucho para
prepararse y que habían arriesgado en este negocio todo lo que tenían.
Durante los primeros años del siglo XX, se seguirían explotando los chamizos y minas con sistemas muy rudimentarios. | Sería muchos años después cuando se comenzarían a levantar castilletes, como los del grupo Barredos, de los Hermanos Felgueroso |
Las minas de Langreo iban a seguir siendo rentables durante muchos años. De hecho, los beneficios que dieron durante los años de la Gran Guerra permitieron a los Hermanos Felgueroso mantener en marcha las ruinosas exploraciones que darían lugar a Mina La Camocha. Concretamente, entre los años 1914 y 1918 la Sociedad Felgueroso Hermanos fue la quinta empresa entre los principales productores de hulla[8],
La explotación de las minas en la zona de Langreo era una tarea muy difícil, pues los sistemas eran anticuados. | En la modernización de las explotaciones tuvieron los Felgueroso una parte decisiva. |
hasta que, al vender en 1920 todas las minas que los
Felgueroso tenían al sur del río Nora a Duro-Felguera, éstas pasarían a engrosar
la ya majestuosa producción de ésta. Pero antes de ello, antes de desprenderse
de las minas de Langreo, los hermanos Felgueroso habrían de empezar con la
epopeya de La Camocha.
Y ésa es una historia que empieza con el final del siglo.
A principios del siglo XX, Gijón era una población
de 52.000 habitantes, que contaba con una incipiente actividad industrial. A
mediados del siglo anterior habían entrado en funcionamiento la carretera
Carbonera, el Ferrocarril de Langreo y la comunicación ferroviaria con Oviedo,
casi al tiempo en que empezaban los trabajos de Siderúrgica Moreda y Gijón. Y, a
finales del XIX se concluía la construcción del puerto de refugio de El Musel y
se fundaba la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Gijón. A principios
de siglo Gijón se estaba convirtiendo en un polo de atracción para los
emigrantes.
Y otra de las características
que definen Gijón en estas fechas (y hasta el final de la guerra civil) es el
movimiento ácrata, debido probablemente al influjo anarquista catalán llegado
por vía marítima y a las penosas condiciones socioeconómicas en que se
desarrollaban las vidas de los obreros gijoneses sin cualificar[9].
El muelle de Fomento de Gijón, hacia el año 1900. |
El puerto y la pequeña
industria eran sus bazas económicas principales. Pero, en cuanto al carbón, no
había más relaciones con el negro mineral que las que se derivaban del consumo y
embarque del que procedía de Langreo. Y eso iba a cambiar en breve. Al pasar el
siglo.
La verdad es que, dada la atormentada tectónica astur, a nuestra región
se la tenía por paraíso de los geólogos desde el inmemorial Guillermo Schulz,
que la recorrió de cabo a rabo y fue uno de los primeros en intuir sus
innumerables posibilidades mineras. El carbón constituía un reto permanente a
la iniciativa empresarial, tras hallarse en abundancia en la zona central de
Asturias. El libro de la tierra lo integran una serie de páginas que normalmente
se superponen por orden de antigüedad, recubriendo el hullífero un manto
mesozoico que aflora por muy diversos lugares, desde Luanco a Llanes y,
siguiendo con el ejemplo, desde Cangas de Onís a Llanera o Gijón.
Con ello se indica la imposibilidad teórica de hallar por estos pagos
tan preciada reliquia fósil y es aquí donde entran los llamados visionarios,
unos hermanos Felgueroso a los que impele la prospección. Vieja y entrañable
historia la que a partir de ese instante se va a escribir. Concejo de Gijón y
parroquia de Vega. Año de gracia de 1901. Se inicia la epopeya. Y la leyenda.
Porque a Víctor Felgueroso jamás se le olvidará que, hablando con los más
ancianos de entre los lugareños, éstos le explican que en aquel prado donde se
va a abrir un pozo solía pastar una vaca, mocha por faltarle un cuerno. De ahí,
acaso por contracción o corruptela popular, prado de La Camocha y por último
simplemente La Camocha.[10]
Los hermanos Felgueroso
habían deducido, en base a su conocimiento de la obra del geólogo Guillermo
Schultz, y de su propia experiencia minera que, si había carbón en Langreo,
probablemente habría de haberlo también cerca de la costa asturiana. Sus
trabajos de investigación les llevaron a iniciar las obras de lo que habría de
ser La Camocha, entre Vega y San Martín de Huerces.
Los Hermanos Felgueroso recorrieron los alrededores de Gijón, estudiando las zonas más idóneas para hacer la prospecciones en busca del deseado carbón. Era una larga y difícil tarea. |
Así, a principios de 1901
solicitaron la concesión de varias pertenencias en el Concejo de Gijón, a nombre
de la Sociedad Regular Colectiva Felgueroso Hermanos. Tras haber consultado con
el geólogo don Lucas Mallada, de la Sociedad Española de Sondeos y Alumbramiento
de Aguas, éste estuvo de acuerdo en que el lugar elegido por ellos para iniciar
las prospecciones era el más correcto, y les animó a comenzar con la empresa.
En el mes de noviembre había
ya un resultado positivo: las muestras extraídas por la sonda habían llegado a
terreno carbonífero a los 160 metros de profundidad. En diciembre, el balance
era inmejorable: a 200 y a 234 metros de profundidad se habían cortado tres
poderosas capas de carbón de calidad excelente.
Pese a las buenas noticias,
el sondeo hubo de ser interrumpido primero, y suspendido después, por un fallo
mecánico: la cabeza perforadora de la sonda, compuesta por una corona de
diamantes, se rompió y quedó enganchada, imposibilitando la prosecución de la
profundización hasta que pudieran efectuarse trabajos más concienzudos. Sin
embargo, el sondeo había demostrado que existían buenas razones para comenzar a
explotar en este punto.
Los trabajos de prospección, de los hermanos Felgueroso duraron treinta años en Gijón |
En 1902, consecuencia de los
datos obtenidos, se imponía comenzar las profundizaciones, y el primero de mayo
iniciaron la perforación de un pozo en San Martín de Huerces. El propósito era
llegar a la capa de carbón y comenzar, desde allí, la excavación de las galerías
transversales. Pero no pudo ser.
Los primeros 16 metros se bajaron fácilmente, en margas del trías, pero
a esta profundidad apareció un manantial de agua de 60 litros por minuto que
dificultaba los trabajos. Desde los 38 metros aparecieron nuevos manantiales,
empleándose entonces una bomba de vapor que elevaba 500 litros por minuto, lo
que resultaba deficiente para el agotamiento, consiguiendo llegar a fin de año a
la profundidad de 46 metros.[11]
Puede imaginarse el lector
las dificultades que supone para los mineros trabajar bajo esas condiciones. En
primer lugar, las bombas de extracción no tenían la suficiente potencia como
para agotar el agua. En segundo, un recurso para condiciones tan adversas es la
utilización de una campana neumática, un ingenio que permite trabajar bajo el
agua a costa de elevar la presión atmosférica sobre los trabajadores. El trabajo
de las bombas de extracción (pues en vista de las dificultades se compró otra
bomba más) junto con el uso de la campana neumática permitió llegar hasta los 62
metros, profundidad a la que se sufrían tres atmósferas de presión que ponían
en peligro la vida humana (la presión atmosférica que soportamos normalmente es
de una atmósfera, como resulta fácil suponer). Fue preciso suspender los
trabajos en este pozo en 1904.
El 19 de octubre de 1904
moría Gabino, padre de los cinco hermanos Felgueroso, orgulloso de que la
Sociedad que habían fundado empezaba a ser una empresa importante.
Abandonado este primer pozo,
comenzaron a excavar otro, a un kilómetro hacia el oeste[12],
pero a los 115 metros volvieron a tropezar con la zona acuífera, y tuvieron que
desistir. Se trababa, indudablemente, de un manto freático y no de una simple
corriente de agua subterránea[13].
El pozo primero costó 126.203 pesetas, sin incluir maquinaria, edificios, herramientas y terrenos. El número 2, incluida una galería horizontal más baja que la entrada del pozo, costó 33.362. En total, lo invertido hasta fin de este año 1904, incluyendo depósitos para registros, ascendía a 356.554 pesetas.[14]
Constante, acompañado de su hijo Cuno y de otros asesores, en una de sus viajes a Alamania, con el fin de estudiar los sistemas de profundización en los pozos de las minas con problemas de vías de agua. |
Como consecuencia de estos
hechos, la voz popular hizo correr una leyenda, que más tarde se convertiría en
canción, que decía que la mina se extendía bajo el mar. No podemos evitar la
tentación de reproducirla aquí, junto con unas palabras de su autor. Este pregón
fue pronunciado por José León Delestal el 9 de junio de 1989 ante el monumento
erigido en Ciaño a los hermanos Felgueroso:
|
D. José
León Delestal, momentos antes de la lectura del Pregón de las fiestas de
Ciaño, en 1989
|
Yo he tenido la suerte, más que el acierto, de
escribir una canción que ha hecho diana en el corazón popular. Todos la
conocéis, supongo, o casi todos: "La mina y el mar", "La mina de La Camocha"
como popularmente se la titula. Esa canción tuvo su inicio, su germen, en esta
casa, en los tiempos de mi niñez, cuando aún duraban los ecos (había sucedido
unos años antes) de la polémica levantada en torno a los ciañeses hermanos
Felgueroso, a los que se tachaba poco menos que de dementes e insensatos por
ponerse a perforar el pozo de La Camocha, en el que comprometieron su prestigio
y hasta la última peseta de su fortuna. Decían que era una locura intentar
extraer carbón tan cerca del mar. Aquella locura (que luego se reveló como un
acto de absoluta cordura y sensatez empresarial e industrial) dio pie, al cabo
del tiempo, a una leyenda que yo escuché de muy niño en mi casa, donde todo lo
relacionado con la mina cobraba una especial resonancia, cordial y emotiva,
pues no en balde mi padre había sido entibador de Carbones Asturianos, y mi
abuelo y mi tío reparaban casi todos los relojes de la minería langreana.
La leyenda (cierta o no, daba lo mismo) decía que
en algunos tajos de La Camocha se oía, arriba, el fragor del mar. Pasó el
tiempo. Sobre la leyenda oída en la más tierna niñez fueron posándose, sedimento
tras sedimento, todas las vivencias, nociones y experiencias que acarrea el río
de la vida, hasta que un día, sin saber por qué, cualquier remolino de la
memoria, pienso, el recuerdo salió a flote.
Y aquella leyenda tan breve, tan sencilla, de los
mineros que oían arriba el bramido del mar, pulsó las cuerdas de la inspiración
y empezó a desplegarse en mi pensamiento, convirtiéndose, verso a verso, en
una historia en la que se hermanaban dos tipos de vida, dos géneros de muerte,
dos destinos: el del hombre de la mina y el del hombre del mar, hermanados por
la muerte. Después, un amigo, un artista, el maestro Casanova, le puso música
nuestra, tradicional, y ya el poema tuvo alas para volar.
|
..."...ahí
está, en la impavidez del bronce y de la piedra, la memoria de los hombres
que perforaron esa mina...."
|
¿Por qué os lo cuento? No, por Dios, no lo toméis a vanagloria. Lo digo
porque si alguna vez os lo cantan aquí, penséis que también es algo vuestro,
algo de Ciaño, porque ahí está, en la impavidez del bronce y de la piedra, la
memoria de los hombres que perforaron esa mina que camina bajo el mar, y allí
fue, en aquella casa, donde un niño, nacido entre sus paredes, escuchó la
leyenda que había de convertirse en canción para que Asturias se emocionara con
ella, haciéndola suya[16].
José León Delestal
"Dicen que va baxu el mar
la mina de La Camocha.
La mina de La Camocha
dicen que va baxu el mar.
Por eso en el tayu
se oye esti cantar:
probe del marineru
con su barcu veleru
solo
frente a la tempestad.
|
La mina de La Camocha
dicen que va baxu el mar
y, a veces, los mineros
sienten les oles bramar.
|
La mina de La Camocha
dicen que va baxu el mar.
Por eso en la proa
se oye esti cantar:
probe de aquel mineru
que trabaya ensin mieu
a la quiebra y el gas.
|
La mina de La Camocha
dicen que va baxu el mar
y acasu los marineros
sienten el grisú explotar.
Probe de aquel mineru
que muere siempre solu
en la oscuridad. (...)
Así ye la mina y el mar.
José León Delestal
|
En realidad, la leyenda no
deja de ser eso. Porque ni el agua de La Camocha es del mar (pues se trata de
agua dulce, procedente del manto freático), ni la mina llegaba tan lejos. Esa
corriente que desemboca en el Cantábrico era conocida por los marinos, que en
ocasiones, y sabiendo de su existencia, podían tomar de ese agua mientras
navegaban. O eso dicen las historias[17].
Las prospecciones de Gijón
hubieron de ser abandonadas, pero la Sociedad continuó avanzando. Conscientes
los Felgueroso de que era necesario convertirse en una empresa grande para
conseguir rentabilidad, obraron en consecuencia[18]:
Así, en 1905 compraron la
mina "José María" a don José Cabeza Vigil, por la cantidad de 6.000 pesetas.
Túnel construido, a principios del Siglo XX, por la "Compañía de Ferro-Carril de San Martín-Lieres-Musel" al inicio del tramo proyectado. Proyecto que fracasó, pues los seis millones de pesetas de capital inicial se agotaron en el año 1906. |
Y, en el mismo año, entraron
en negociaciones con la Compañía del Ferrocarril a Lieres-Musel para construir
un ramal ferroviario desde las minas de Saús al Fresno. Sin embargo, la Compañía
fracasó y, con ella, el proyectado ramal de Saús (después de haber invertido en
ello 271.633 pesetas).
El problema con el transporte
ferroviario no era nuevo, por desgracia. Antes de haber proyectado el ramal de
Saús al Fresno, los Felgueroso ya habían intentado construir un tren de vía
estrecha desde Saús a Boca-Sur, que enlazase con el ferrocarril de Langreo.
Para ello habían adquirido los terrenos necesarios.
Desde el comienzo de sus explotaciones mineras, fue el transporte uno de los principales problemas que se les planteó a los Felgueroso | Hasta que se vieron obligados a tender sus propias léneas ferroviarias y tener sus trenes propios. Esta es la locomotora "Felgueroso" |
En realidad, no todos los
necesarios: el trazado de la línea debía pasar forzosamente por la propiedad
perteneciente a la Sociedad Fábrica de Mieres. Cuando entraron en negociaciones
con la SFM, ésta se negó a ceder los terrenos a ningún precio. Lo más particular
es que era terreno sin valor ninguno, dedicado a escombrera. Y no cabía derecho
a expropiación forzosa. No era éste un problema exclusivo de Asturias: el
tendido ferroviario en toda España sufría de similares carencias, con un trazado
radial y centralista que, sin unir los centros de producción con los de consumo,
corría paralelo al trazado de las carreteras nacionales.[19]
Cuadro pintado por Carlos Roces, con técnica mixta de "collage", sobre el minero en el tajo. |
Continuaban las inversiones,
y el 20 de marzo de 1907 se compraron las minas de Barredos a la Sociedad Figar
y Nespral, por la cantidad de 750.000 pesetas.
Pero la empresa no iba bien,
debido por un lado a su rápido crecimiento, y por otro a las antedichas
dificultades de transporte. Se produjeron importantes problemas económicos que,
durante tres años, les pusieron al borde de la quiebra. Para solucionarlos, el
17 de mayo de 1907 los Felgueroso otorgaron ante el Banco de España una emisión
de obligaciones hipotecarias para que se les concediera una cuenta de crédito.
Con esa inyección de capital se pudo salvar la situación.
Por fin, en 1909, por
convenio con la Compañía del Ferrocarril de Langreo, que autorizó la
construcción de un ramal de vía ancha desde Saús a Boca-Sur (el presupuesto era
de 320.000 pesetas, incluyendo terrenos y material fijo: los Felgueroso se
encargaron de la construcción y la Compañía les abonó dicha cantidad)[20],
pudieron llevarse los carbones hasta los lugares de consumo y transporte.
|
||
Constante, Víctor y Secundino Felgueroso, juntos, en los talleres de la mina , antes de que le fueran amputadas las piernas a Víctor, en el año 1917.
|
Superadas las dificultades
más importantes, la empresa volvió a la prosperidad: el 30 de abril de 1912
compraron las minas "Trespanda" y "Solana" a don Julio Bertrand, por la cantidad
de 18.000 pesetas; y, en julio "Garrucha" y "Fabiano" a don Lucas Marina y don
Esteban Rebollos, por 12.000 pesetas.
|
|
Fueron muchos años los que tuvieron que transcurrir para que los chamizos dejaran de existir y se modernizasen los sistemas de extracción | Mientras
tanto, los ferrocarriles de transportes de viajeros iban modernizándose y se
facilitaba el envío de carbón a largas distancias.
|
En 1914 arrendaron la mina
"Aurora" a don Mariano Ajuria y los señores Hernández Mendirichago y Cía., por
diez años, prorrogables por periodos de otros diez, pagando un canon variable
entre cincuenta céntimos y una peseta, según la producción. Este canon era
redimible en cualquier tiempo, por 1.000.000 de pesetas. Por otro lado,
convinieron con don Joaquín Velasco una permuta de macizos en Carrio, que fue de
grandísima importancia para la empresa.
En los años 1908, 1909 y
1910, la empresa toda estuvo a punto de quebrar. Sin embargo, una vez superada
la angustia, siguieron trabajando y creciendo. Todas estas inversiones tuvieron
fruto.
En 1914 comienza la Guerra
Europea (la Gran Guerra, la primera Guerra Mundial). Consecuencia de ello,
Inglaterra tenía graves problemas con su producción de carbón. Sin embargo, la
maquinaria bélica seguía necesitándolo. España, como país neutral, tenía abierto
un mercado privilegiado y sin competencia digna de mención. Y eso repercutió
fuertemente sobre los precios y la producción de los carbones asturianos.
Pero fue también una época de desenfrenada especulación, de ganancias
masivas y de progresivo ahondamiento de las diferencias sociales. El esplendor
momentáneo no fue acompañado de las necesarias reformas estructurales que
garantizaran la competitividad futura de la industria nacional frente a la
extranjera[21].
No adelantemos acontecimientos.
En el año 1913, el Instituto
Geológico de España acuerda comprar material de sondeos para el reconocimiento
de criaderos de minerales en la nación. Los hermanos Felgueroso ven entonces la
oportunidad de retomar su frustrado proyecto gijonés, y ofrecen al Estado
contribuir a los gastos con 65 pesetas por metro sondeado en el caso de que se
instalara dicho material en sus concesiones. Ofrecen también el agua y los
terrenos necesarios.
El director del Instituto
Geológico, don Luis Adaro, aceptó la oferta y, en abril de 1914, comienza el
sondeo número 2 de Caldones, bajo la dirección del personal del Instituto.
Víctor, Constante y Secundino, siempre unidos. Durante la Guerra Europea, de 1914 al 18, alcanzaron prosperidad. |
Escribe Víctor: "Al terminar el año de 1914, ya era
próspera la marcha de la Sociedad y estábamos en condiciones de aumentar
considerablemente la producción, merced a las varias compras de minas
colindantes con las primitivas nuestras, a permutas y a la concesión de otras
minas, solicitadas por nosotros, lo que nos permitió disponer de mayor campo de
explotación en los grupos de Aramil, Saús, Ciaño y Barredos, así como principiar
el pozo de Barros. Esta oportunidad de poder aumentar la producción en el
preciso momento en que aumentaba la demanda y subían enormemente los precios
como consecuencia de la guerra europea, fue lo que influyó decisivamente en el
gran éxito de nuestra empresa[22].
D. Víctor se refiere, cuando habla de prosperidad, a las minas de Langreo y Siero. Las prospecciones en La Camocha eran un pozo sin fondo.
Víctor Felgueroso, gerente de los negocios de los hermanos, a pesar de haber perdido sus piernas. |
El 20 de octubre de 1914, la
sonda de Caldones había alcanzado el terreno carbonífero a los 324 metros. Sin
embargo, otro contratiempo iba a dar al traste con el proyecto.
En la noche del 20 de enero
de 1915, los trabajos de sondeo habían llegado hasta los 564 metros. Los motores
de vapor de la maquinaria perforadora eran alimentados por grandes hornos de
carbón. Los operarios de retén atendían sus labores en las cercanías y mantenían
las ruedas girando.
El sondeador se da cuenta de
que el agua empieza a ascender con una fuerza inesperada. Además, la sonda gira
sin resistencia, como si se hubiera roto el varillaje, por lo que proceden a
extraerlo[23]. De pronto, surge un
potente chorro de agua, como un géiser, y todos los obreros se apartan de las
inmediaciones del sondeo. Eso les salvó la vida.
Vista del "Mecheru de Caldones" en el año 1915 |
Ya alejado el personal, se
produce una terrible explosión que se pudo escuchar en muchos kilómetros a la
redonda. El gas subterráneo había prendido fuego en los hornos, y había
explotado al contacto con el aire exterior, destruyendo el castillete y la
maquinaria de sondeo, e incendiando los barracones. La llamarada alumbró la
noche, y la luminosidad se podía ver desde Gijón. El pueblo lo llamaría "el
mecheru de Caldones". Ante el desastre, el Instituto retiró la maquinaria que se
pudo salvar, y los Felgueroso quedaron, una vez más, a su propia suerte.
Espectáculo tan llamativo
como éste despertó el lógico eco en los medios de comunicación (científicos,
escolares e informativos). Tuvo también su reflejo en el decir popular, que no
salía de su asombro. Como muestras, pondremos las siguientes:
(...) de improviso, en la
mañana del 21 de enero se produjo un incendio de gases, con llamaradas de
intenso color rojizo y gran fuerza calorífica, que brotando del suelo, donde se
hallaba introducida la sonda, se elevaban a una altura de unos diez metros
adoptando varias formas por la acción del viento.
Fenómeno tan sorprendente
atrajo numeroso público, y los técnicos creyeron al principio que se había
descubierto una mina de petróleo. Pero examinados los gases, se inclinaron
después a opinar que se trata más bien de un rico gas combustible que podrá
utilizarse para diversas industrias. El análisis científico se está llevando a
cabo en varios laboratorios.
Hasta el día 25 de enero no
se logró extinguir el incendio, consiguiéndose al fin por medio de una múltiple
corriente de anhídrido carbónico.[24]
Por otro lado, en la prensa
de información general, daba sus opiniones sobre la naturaleza de este fenómeno
también un ilustre ingeniero.
- ¿Puede ser petróleo el
combustible que se quema en la boca del orificio de sonda de Caldones?
Por la naturaleza geológica de los
terrenos que atraviesa el sondeo no es ningún disparate suponer que el taladro
de sonda, después de haber atravesado pizarras y calizas carboníferas, haya
llegado a un yacimiento artesiano de petróleo, subiendo este líquido hasta la
superficie.
A veces las cuencas hulleras confinan con las cuencas petrolíferas y con
las grandes líneas de fractura. (...) Pero eso no quiere decir que los petróleos
procedan de la hulla. (...) Los yacimientos petrolíferos tienen gran relación
con los grandes sistemas de fracturas de la corteza terrestre, que son al mismo
tiempo ejes de vulcanismo, y que esta relación puede ser la causa de que a
veces se encuentren asociados a las cuencas hulleras. Lo que parece indudable es
que todos los yacimientos petrolíferos tienen una íntima relación con los
volcanes.
- Pero en Caldones, hasta ahora,
al menos, no es posible sospechar la existencia de estos fenómenos de
vulcanismo, ni de grandes fracturas de terreno, pues las capas atravesadas por
la sonda, en los 565 metros de recorrido parecen yacer en la misma postura,
aproximadamente, que cuando se formaron.
Es verdad: los estratos parece que no han visto perturbado su sueño mil
veces milenario por revoluciones volcánicas, y esto me hace desconfiar de que
estemos en presencia de un yacimiento petrolífero.
- ¿Y del color de la llama, de la
ausencia de humos y de olor, qué opinión ha formado Ud.?
Que los (...) petróleos, por muy depurados que lleguen a la superficie,
no pueden producir una combustión tan completa como la que presenta esa llama,
en la que no se percibe ningún olor. Para ello sería necesario que las paredes
del orificio de sonda tuvieran una temperatura bastante superior (...) a fin de
que el petróleo llegara a la superficie completamente gasificado.
- ¿Luego Ud. no cree que se trata
de petróleo? ¿Cree Ud. entonces que se trata de gases en combustión?
Ni lo creo, ni lo dejo de creer. (...) Cuando se apague, aunque parezca
paradójico, entonces será cuando empezaremos a ver con mayor claridad.[25]
Estado actual de la tubería que queda como testimonio del "Mecheru de Caldones" |
En un reportaje de 1990 se
efectuó una entrevista al último testigo vivo del mechero, Corsino Ceñal, de 81
años. No podemos evitar la tentación de extractar un fragmento:
Eran las cuatro de la mañana y todos nos asustamos. (...) Debía tener 15
ó 20 metros de altura. (...) Por la noche, la gente andaba en camisón y pijama
por los "praos" para ver el "mecheru". (...) De día la Guardia Civil tenía que
controlar las caravanas de gente que venían en bicicleta, en autobús y el coche
de caballos a ver todo esto.[26]
Tal fue la expectación
despertada, que el Príncipe de Asturias, hijo del rey Alfonso XIII, acudió para
ver el asombroso fenómeno. Los Mecheros volverían a encenderse en otras dos
ocasiones.
Se establecen las
precauciones precisas para sofocar el incendio, (por medio de gas carbónico) y
para evitar nuevas deflagraciones y comienzan entonces nuevos estudios, pues se
sospechaba que pudiese tratarse de gases petrolíferos. La extinción del fuego no
se logró completamente hasta el día 25.
Los gases fueron analizados por el señor Hauser y su composición es la
siguiente:
Metano ............ 95'51 por 100
Etano ............. 2'14 por
100
Hidrógeno ......... 0'46 por
100
Nitrógeno ......... 1'98 por
100
(...)
Los gases que se desprenden en la mayor parte de los yacimientos
petrolíferos o en sus proximidades son bastante parecidos en su composición a
los de Caldones, y aunque existía la posibilidad de encontrar petróleo no hubo
ningún dato que confirmase esta existencia.
El análisis de los gases que se desprenden de los yacimientos
petrolíferos de Norteamérica, en comunicación con el Carbonífero inferior, es el
siguiente:
Metano .............. 70 por 100
Etano ............... 1 -
Hidrógeno ........... 20 -
Otros
gases ......... 9 -
De Patagonia se recibieron noticias sobre la composición de los gases
que se desprenden en los yacimientos petrolíferos de aquel país, semejante casi
a la del gas de Caldones.[27]
Las expectativas en torno a
la posibilidad de un yacimiento petrolífero pronto fueron abandonadas, y la
bolsa de gas se agotó antes de que se pudiese decidir sobre su utilización
industrial (canalización de los gases, obtención de gasolina, obtención de
"negro de humo"...) pues, o bien los gases no eran apropiados para los fines que
se perseguían, o la cantidad de gas disponible no era suficiente.
La Sociedad Felgueroso debía
decidir en este instante si le convenía aumentar el número de sondeos en
Caldones con objeto de disponer de un gran volumen de gases, o proseguir el
reconocimiento de la cuenca hullera, en uno de cuyos bordes se habían
encontrado los gases, y si el resultado de este reconocimiento era
satisfactorio, profundizar un pozo ya que en esta fecha el procedimiento de
cementación para atravesar terrenos acuíferos se empleaba mucho, era eficaz y
relativamente económico.
Optaron los prospectores por
lo segundo, y emprendieron (a principios de 1916) una nueva campaña de sondeos,
con material de su propiedad y bajo su dirección, empleando personal autóctono,
con lo que se consiguieron avances muy satisfactorios.[28]
Constante Felgueroso, en la preparación del primer pozo de La Camocha |
Pese a todo, La Camocha
continuaba sin dar fruto, y los trabajos de Gijón hubieron de interrumpirse una
vez más por la escasez de materiales y de equipo debida a la guerra europea en
curso.
El 5 de agosto de 1916 moría Genara, la madre de los hermanos Felgueroso
Mientras tanto, continuaba la
adquisición y permuta de nuevas minas, tanto en Langreo como en Siero. Los
beneficios de todas ellas permitieron sostenerse a la empresa, evitando la
quiebra.
La Guerra Europea fue causa de enriquecimiento de la España neutral. Sin
embargo, cuando el conflicto se hallaba en su punto álgido, en febrero de 1917
se produce en el Imperio Ruso un vuelco de los acontecimientos: la Revolución
Bolchevique. Reflejo de ella, en España se llamó a la Huelga General
Revolucionaria el 13 de agosto.
"Pedimos la constitución de un Gobierno provisional que
asuma los poderes ejecutivo y moderador, y prepare, previas la modificaciones
imprescindibles en una legislación viciada, la celebración de unas elecciones
sinceras, de unas Cortes Constituyentes que aborden en plena libertad los
problemas fundamentales de la constitución política del país. Mientras no se
haya conseguido ese objetivo, la organización obrera se halla absolutamente
decidida a mantenerse en su actitud de huelga.
Ciudadanos: no somos instrumentos de desorden, como en su
impudicia nos llaman con frecuencia los gobernantes que padecemos. Aceptamos una
misión de sacrificio por el bien de todos, por la salvación del pueblo español,
y solicitamos vuestro concurso. ¡Viva España!"[29]
Mientras los hermanos Felgueroso seguían sacando carbón de las minas, sus familias iban aumentando. |
Además del descontento de los obreros, la problemática sociopolítica se
complicaba por el disgusto de la burguesía y el ejército ante el sistema de
turno de partidos propio de la Restauración. La oficialidad del ejército formó
las llamadas "Juntas de defensa", movimiento sindicalista a través del cual los
militares querían defender sus intereses. Por otro lado, la burguesía catalana
exigió al Gobierno que convocara las Cortes y, ante la negativa de éste, reunió
en Barcelona una asamblea de diputados a la que se unieron parlamentarios
liberales de otras regiones, que preparaban el cambio de la estructura política
del país.
En estos momentos, la Monarquía se veía atacada por tres flancos: el
proletariado, el Ejército y la burguesía industrial. Si se hubiera producido la
conjunción de estas tres fuerzas, el régimen habría caído. Sin embargo, la
burguesía no podía arriesgarse a dar un paso tan extremo, el ejército apoyó a la
Corona, y el levantamiento obrero (UGT y CNT) fue fácilmente aplastado por la
fuerza en tres días.
En esta época es cuando a Víctor Felgueroso le amputan la segunda pierna, pero siguió trabajando |
Contra lo que nosotros presumíamos la convulsión de 1917
no halló eco alguno en las representaciones de los países aliados, a pesar de la
significación aliadófila de ésta; en cambio, motivó una activa gestión adversa
de parte de las diplomacias de las naciones centrales.
Y para aumento de contratiempos algunas deserciones vinieron a comprometer aún más la situación. Una de ellas fue la de Secundino
Felgueroso. Es muy conocida en Asturias la familia de los Felgueroso, de recio
abolengo trabajador y que ha contribuido mucho al desarrollo industrial hullero.
Constituye su tronco actual tres hermanos: Víctor, Constantino y Secundino.(...)
En la mocedad oyeron un día a Melquiades Álvarez uno de los inflamados discursos
republicanos que éste solía pronunciar de propaganda juvenil por los pueblos;
lo admiraron, trabaron amistad con él y lo siguieron en sus orientaciones
ideológicas. De capataces de minas, los Felgueroso, siempre unidos, se
convirtieron en arrendatarios de pequeñas explotaciones, más tarde en dueños de
grandes yacimientos y, por último, en una de las firmas mineras más importantes
de Asturias. La guerra europea acrecentó de tal modo el valor del carbón que los
hermanos Felgueroso, fusionadas sus minas con Duro-Felguera, pudieron forjarse
la ilusión, desvanecida después por reveses de la suerte, de poseer un nuevo El
Dorado. ¡Se veían de la noche a la mañana multimillonarios, ellos que se habían
pasado los mejores años de su vida arrancándole penosamente al mineral negro
las posibilidades de sólo un vivir ni pobre ni potentado! Pues uno de estos
millonarios, Secundino, asistía, con no poco asombro mío, a las reuniones
revolucionarias de El Noroeste, y allí, en compañía de proletarios
sindicalistas y socialistas, intervenía en las proposiciones que surgían sobre
el medio más eficaz de derrocar al régimen político de privilegio de castas y
clases sociales que padecía España. Otra nota exótica en aquellos conciliábulos
subversivos la hacía un americano, banquero, industrial y terrateniente,
millonario, como Felgueroso, y como éste, amigo de Melquiades Álvarez.
A mí no me cabía en la cabeza que estos dos hombres,
buenos, tal vez, para aceptar los hechos consumados, formasen en la legión de
combatientes que había de desatarlos, y tanto me preocupaba esta duda que al
terminar una de aquellas sesiones memorables, no pudiendo contener más tiempo
mis escrúpulos, llamé a un lado a Melquiades Álvarez y le pregunté: "¿Pero es
que estos dos hombres (el americano y Felgueroso) son de confianza?..." "De
absoluta confianza", me atajó Melquiades Álvarez. Y añadió: "Felgueroso es amigo
mío casi desde la niñez y coincidente en política desde hace muchos años; el
americano es hombre leal, respondo de él".[30]
Los síntomas de la inquietud social que se manifestó, en parte, con la
convulsión del 17 fueron anulados violentamente. Sin embargo, los problemas de
fondo persistían, y darían lugar en el futuro a más manifestaciones políticas,
huelgas, la dictadura, la República, la huelga del 34, y finalmente la Guerra
Civil.
Los Felgueroso fueron siempre conscientes, como se ha visto, de que en
la unión estaba la fuerza. Aplicado este convencimiento a su propia gestión
empresarial, en el pasado habían intentado convertirse en una empresa grande.
En 1920, venteando los tiempos difíciles que se aproximaban para la
mediana empresa minera por la competencia de las titánicas minas inglesas que
volvían a entrar en actividad, decidieron que era hora de convertirse en cola de
león.
Víctor,
con su esposa Genara, sus hijos Gabino y Luis y su nueras Mª Antonio León y
Elena Koppel.
Cuando el año 1920 venden a Duro-Felguera parte de sus minas, Víctor para a ser Vice.Presidente de Duro. |
Así, el 1 de marzo de 1920, con efecto desde el 1 de enero, los
Felgueroso vendieron a la Sociedad Metalúrgica Duro-Felguera los grupos de minas
de Aramil, Bendición, Saús, La Moral, Barros, Ciaño y Laviada-Barruelos, por la
cantidad de 12.875.000 pesetas, que se cobraron en acciones de la Duro, a la
par. En ese precio se incluía todo, exceptuando las existencias de carbón, las
cuales fueron cobradas en metálico. En la escritura se expresaba claramente que
las propiedades mineras que aportaban a la Duro Felguera eran las que los
Felgueroso tenían al sur del río Nora, y que las minas al norte de dicho río
quedaban en su poder.
Cuando, en 1920, los Felgueroso vendieron sus minas a Duro Felguera, pasaron a ser consejeros y se encargaron del control de las minas. | Muchas infraestructuras de la zona minera se modernizaron gracias al impulso que los Felgueroso dieron a la minería en la zona del valle de Langreo y en Gijón |
La Sociedad, además de la explotación e investigación de minas de
carbón, realizó trabajos de investigación de minas de plomo en la provincia de
Murcia, de antimonio en Lugo, de barita en Luanco, de hierro en Gozón, Pravia y
Grado. Todos estos trabajos fracasaron, abandonando las minas a excepción de las
de Grado. También se solicitaron minas de cuarzo aurífero, que fueron
renunciadas.
Estos quebrantos, así como los demás que se detallan a continuación,
están deducidos de los beneficios. El detalle es como sigue:
Minas de plomo en Cartagena .............
33.234
Minas de antimonio en Lugo .................. 7.539
Minas de barita en Luanco ..................
27.695
Minas de hierro en Grado .....................
31.929
Minas de hierro, "María", en Pravia
.......
4.408
Minas de hierro en Gozón ....................
10.966
Minas de cuarzo aurífero ........................
1.000
Ferrocarril de Saús al Fresno ............ 271.633
Minera Cántabro-Asturiana................. 225.000
Partidas fallidas
....................................
124.126
Total.......................................................
737.530
El importe de las partidas fallidas equivale a 0'06 por tonelada
producida y a 0'18 por 100 del valor total de la producción. En estas partidas
no se incluyó una cuenta por anticipo sobre el canon de la mina "Aurora", por
ser ajena al negocio de la venta de carbones.
En esta primera época hubo varios periodos de dificultades financieras,
siendo el más grave en los años de 1908, 1909 y 1910, en que la sociedad estuvo
en verdadero peligro de quiebra.
Los ferrocarriles mineros unían las explotaciones para facilitar la salida del mineral. | Después de las minas primitivas, con rampas, se cpmenzaron a elevar los castilletes por la cuenca de Langreo |
Con la aportación de nuestras explotaciones a Duro-Felguera, termina la
primera época de nuestra Sociedad. Los resultados obtenidos van detallados en el
cuadro que se adjunta.
El total de beneficios netos es de.......
29.251.487 ptas.
Los dividendos repartidos ................. 27.533.000 "
Hay una diferencia de............................
1.709.234 "
que queda como Capital para entrar en la segunda época: este Capital
está representado por lo siguiente:
Investigaciones en Gijón ....................... 1.099.114
[31]
Minas de hierro en Grado
............................
7.309
Minera Cántabro-Asturiana........................ 50.000
Disponible
.................................................
552.811
El disponible es la diferencia que resulta entre el realizable y
disponible del activo y el exigible del pasivo.
El total de los dividendos repartidos en efectivo y en acciones de Duro
Felguera, a la par, equivalen a MIL VECES el capital aportado.
No se llevó libro de actas ni hay ningún acuerdo por escrito;
únicamente, al constituirse la Sociedad Regular Colectiva se autorizó al
Gerente, don Víctor Felgueroso, por acta notarial, para todos los actos de
compra, venta, permutas, hipotecas, pignoraciones, etc., sin limitación alguna;
y después de la aportación hay otra acta, que se refiere a la transformación de
la Sociedad, en la cual se expresa lo siguiente: "Y que terminada ya la Sociedad
Regular Colectiva Felgueroso Hermanos, por su transformación en Anónima, los
aquí reunidos (los cinco hermanos), aprueban en absoluto todo lo hecho por los
gestores de la misma en el tiempo de su duración y expresan, no sólo su
conformidad, sino también su verdadera satisfacción por el acierto con que en
todo tiempo ha sido dirigida".
En marzo de 1920, los socios gestores de la Sociedad Felgueroso
Hermanos, pasan a ser Consejeros-Ponentes de la Duro-Felguera.
De este modo, los Felgueroso entraron a formar parte de la empresa más
poderosa de la siderometalurgia y minería asturiana, Duro-Felguera, mientras que
conservaban en sus manos, entre las otras al sur de río Nora, la que habría de
ser, en el futuro, y atravesando grandes sacrificios, Mina La Camocha.
A partir de la crisis de 1917, los partidos Liberal
y Conservador (que sostenían el turno de partidos de la Restauración) se ven
deslegitimados, y su programación política se agota, mostrando que el sistema
que en su momento instituyera Cánovas del Castillo no daba más de sí. Se
formaron gobiernos de concentración en los que participaban otros partidos. Aun
así, entre 1917 y 1923 hubo trece cambios de gobierno y treinta crisis
parciales.
D.José
Cueto, marido de Adelaida Felgueroso, muere en el año 1921,
dejando una numerosa familia.
En la foto con su hijo Celso y algunas de sus nietas |
Con el final de la Gran
Guerra, el espejismo económico de prosperidad comercial se colapsa, lo que
origina el hundimiento de la producción minera, textil y agrícola. El paro
aumenta, y el nivel de salarios no compensa el hecho esperanzador de que en 1920
se consiguiera por ley la jornada laboral de ocho horas.
En Cataluña, la CNT se
enfrenta violentamente con la patronal mediante atentados terroristas, y ésta
responde con bandas armadas que elevaron a 400 el número de muertes violentas en
1920 en Barcelona, y otros tantos en el resto del país. Debido a numerosos
cierres patronales, el paro estaba creciendo, y la Deuda Pública también,
dramáticamente. El comercio exterior estaba en crisis. En 1921 muere asesinado
el jefe del gobierno Conservador, Eduardo Dato, y el mismo año se produce el
desastre de Annual, en Marruecos (14.000 soldados españoles muertos o
desaparecidos en combate). La tensión ha llegado a un límite insoportable.
Constante, con su hijo Cuno...Felgueroso Figar, que no hay que confundir con otros. En estos primeros años del sigloXX, éste Cuno ya era Ingeniero de Minas. Después de la Guerra Civil y la muerte de su padre, vivió muchos años enfermo, por lo que no intervino activamente en los negocios familiares |
Ante este caos político,
social y militar, el Capitán General de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, da un
golpe de estado el 12 de septiembre de 1923 y asume el poder. La Monarquía, el
ejército, la burguesía e, incluso, los radicales y los socialistas, aceptan el
golpe, pues esperaban lograr reformas sociales y políticas tras la recuperación
del orden público.
La Dictadura fue concebida
como un remedio temporal, en la línea regeneracionista de Joaquín Costa:
"El Directorio asumirá el poder durante quince,
veinte, treinta días: el plazo necesario para que el país mismo nos facilite
hombres nuevos, civiles, pero no pertenecientes a la clase política, capaces de
gobernarlo."
Pese a estos propósitos, la Dictadura iba a durar seis años.
En la primera etapa (el
Directorio Militar) se logran resolver dos graves problemas: el terrorismo y la
pacificación del Protectorado español de Marruecos (con el desembarco de
Alhucemas en 1925).
Con la aparición del Gabinete
Civil (1925) se entrevé un intento de institucionalizar el Régimen que, pese a
los éxitos económicos (debidos especialmente a la coyuntura internacional
favorable) es visto por los intelectuales como un recorte de las libertades
civiles y políticas. Por otro lado, los caciques locales veían cercenado su
poder sobre las elecciones amañadas que caracterizaron el sistema de turnos de
la Restauración. El ejército estaba descontento, los nacionalistas también, y
se levantaron voces solicitando que se interrumpiera el carácter de
excepcionalidad del régimen.
Tantas voces contrarias
movieron a Alfonso XIII a pedir la dimisión de Primo de Rivera en enero de 1930.
El rey planeaba la restauración del régimen constitucional de 1876, pero el
Pacto de San Sebastián (entre socialistas, republicanos y catalanistas de
izquierda), un importante grupo de intelectuales republicanos y parte del
ejército (Sublevación de Jaca), no tienen intenciones de permitir que la
Monarquía vuelva por sus fueros.
Además, después de haber
mejorado netamente la producción agrícola, haber crecido la industria
siderometalúrgica y de combustibles (se funda CAMPSA), las vías y los medios de
comunicación, la economía empieza ahora a deteriorarse, pues las ondas de
choque previas y posteriores a la crisis mundial de 1929 (hundimiento de las
Bolsas, etc.) comienzan a llegar a España. De modo que la Dictadura no había
resuelto los problemas de fondo, y tampoco pudo hacerlo la monarquía.
En las elecciones municipales
del 12 de abril de 1931, las coaliciones republicanas triunfan sobre las
posiciones monárquicas en 41 de las capitales de provincia. Ante un ultimátum
revolucionario, el rey suspende el ejercicio del poder real y sale del país para
evitar una confrontación civil.
La Segunda República Española se proclama el 14 de Abril de 1931.
Pero los problemas no habían
hecho más que aplazarse.
Tras el final de la guerra
mundial en 1919, como habíamos visto, cesa la situación de excepción comercial
que favoreció el rápido auge de muchos negocios. Sin embargo, debido a una
huelga en Inglaterra, las consecuencias económicas no se dejaron sentir hasta
1921 y 1922.
Los costes de carbón, ahora
que se terminaba la situación de privilegio, tenían que competir con los
ingleses, que copan de nuevo el mercado. La razón era sencilla: era mucho más
barato el carbón inglés aunque tuviese que viajar en barco hasta Bilbao (35
pesetas por tonelada) que el asturiano que sólo tenía que llegar hasta la costa
(60 pesetas por tonelada).
La razón principal de esto
era la inclinación de las vetas carboníferas, que raramente aparecían
horizontales (lo que hubiera abaratado mucho los costes), sino en formaciones
irregulares, onduladas y plegadas, que obligaban a trabajar en condiciones
desfavorables en las minas asturianas.
Esta diferencia en los costes
se intentó solucionar rebajando el salario de los obreros, pero sólo tuvo
resultados parciales, reduciendo los precios hasta 50 pesetas por tonelada. Se
da la circunstancia de que, debido a ello y a los subsiguientes recortes, en
las industrias siderometalúrgicas los mineros recibían un salario menor que el
personal de las fábricas, pese a que realizaran trabajos equiparables.
una de la explotaciones de hulla que luchaban por sobrevivir |
La Asamblea de Sociedades
Hulleras se reúne el 2 de febrero en Madrid (Secundino Felgueroso se encontraba
en ella como miembro de la Junta Gestora), y presentan al Gobierno una serie de
peticiones, apoyadas por las "fuerzas vivas" asturianas. Estas peticiones son
las siguientes:
1ª.-
Fiel observancia de la Ley de protección a la producción nacional de 14
de febrero de 1907, haciendo obligatorio el consumo de carbón nacional en
los servicios públicos.
2ª.-
Exención del impuesto del 3% sobre el producto bruto del carbón, que había
sido eliminado con carácter transitorio por González Besada en el periodo de la
guerra.
3ª.-
Derogación de disposiciones que prohiben la exportación de carbón.
4ª.-
Restablecimiento de primas a la explotación del carbón.
5ª.-
Restablecimiento de tarifas especiales ferroviarias para el transporte de
carbón.
6ª.- Supresión de cuantas trabas se opongan a la libertad comercial y de
facturación.
7ª.-
Restablecimiento de los derechos arancelarios sobre el carbón.
8ª.-
Supresión de los arbitrios extraordinarios sobre el carbón establecidos durante
la guerra.[33]
Muchas de ellas van a tener
efectos a corto plazo, pero reflejan un grave lastre de la minería española
frente a la inglesa: no podía competir en capacidad ni producción, por lo que el
recurso del proteccionismo se hacía inevitable, gravando a la hacienda pública
con otro peso y poniendo la intensidad de la gestión empresarial en un tris de
estatalizarse.
Estatalización que, por otro
lado, era vista con buenos ojos por los sindicatos, en especial por el Sindicato
Minero, liderado por Manuel Llaneza. Creía el sindicato que la mayor presión
debía ejercerse sobre el Estado para que protegiese las minas, no sobre los
patronos, que no podían concederles lo que pedían. Llaneza hacía especial
hincapié en la reducción de personal de administración y de vigilancia, y en el
abaratamiento del transporte ferroviario.
En octubre de 1921 se reúnen
en Madrid representantes de la industria minera española con los parlamentarios,
para plantearles la problemática del coste del carbón, y solicitar soluciones.
La comisión, presidida por Melquiades Álvarez y entre cuyos miembros estaban
Víctor y Secundino Felgueroso, logró que la Armada consumiera carbón asturiano.
Discurso político de Melquiades Álvarez | Desde un Balcón de la Calle Corrida de Gijón |
En 1922 se reúnen los
sindicatos con la APMA para establecer unos criterios racionales de
entendimiento, evitando en lo posible el enfrentamiento y la huelga, que habría
de ser perjudicial para todos. El principal caballo de batalla era el salario.
En esos días la minería se hallaba seriamente paralizada con acumulación de
stoks e inmovilización del comercio. Y la crisis continuaba.
En 1923 se firmaría un
tratado comercial con Inglaterra con efectos sensibles sobre la economía, que
recibiría una fuerte protesta en Asturias de todos los sectores, desde el
Partido Reformista de Melquiades Álvarez hasta las patronales, pasando por los
sindicatos, las Cámaras de Comercio y los diputados regionales. Se trataba de
evitar la ruina de Asturias.
El tratado con Inglaterra se
firmaría finalmente pero la presión asturiana logró que se redujera el tonelaje
de la importación inglesa y que se aprobara una nueva prima a los carbones
consumidos en la costa.
Mientras todo esto sucede, la familia Felgueroso sigue creciendo. Adelaida con varias decendientes |
A la altura de 1926, ya nadie
podía dejar de darse cuenta de que la situación, tal y como se planteaba, no era
sostenible. Si la minería asturiana necesitaba como condición inexcusable que la
industria inglesa sufriera penalidades, nunca podría remontarse la eterna
crisis.
Y esa consciencia de la
crisis se plasmó en que prácticamente todos los sectores mineros reclamaron la
intervención estatal. Pero no todos lo veían del mismo modo:
Por un lado, los estamentos
patronales deseaban la intervención estatal, pero "estimulando a la iniciativa privada, sin la menor intromisión en la
gestión de las empresas productoras". Nótese que eso significaba que los
patronos siguieran obrando a su libre albedrío, mientras que el Estado les
arbitraba las dificultades.
La otra opinión, mantenida
por Manuel Llaneza, era la necesidad de que se nacionalizara la producción
minera. El argumento era directo y sólido: si las minas no eran de interés
nacional y además no producían beneficios, debían ser cerradas. En cambio, si
eran un bien de interés público, debía ser el estado el que las gestionara, por
pura coherencia.
La postura que resultó de
esta polémica fue la plasmada por el Dictamen oficial sobre la industria
hullera asturiana, en 1924, que establecía la aparición de un organismo (el
Consejo Nacional de Combustibles) que sobre la industria minera habría de "ejercer una acción sostenida y constante, no fragmentaria y
transitoria, que esté en todo instante solícita a sus necesidades y pronta a
acudir hasta donde sea preciso, pensando que cada día tiene su problema y cada
medida de protección que se intente, su momento exacto de aplicación".
El elemento patronal vio en
el Consejo una amenaza a su poder sobre la industria, y muchos se retiraron de
la Comisión de Combustibles. Sin embargo, el Gobierno se mantuvo firme en su
postura de que no habría protección sin intervención, y el Consejo fue
ratificado tras una serie de concesiones mutuas.
Pero resultaba patente para
todos (sindicalistas, empresarios y Estado) que la situación de la minería era
terrible, y que hacía falta hacer algo, pronto, sin que cupiera esperar a que
funcionase el Consejo, antes de que la crisis inminente estallase. Comenzaron
otra vez las reuniones de "fuerzas vivas" en Asturias, los días 3, 10 y 16 de
Febrero. A estas asambleas y manifestaciones acudía Víctor Felgueroso como
representante de la Cámara Minera, y Belarmino Tomás como representante del
Sindicato, entre otros muchos elementos de todos los ámbitos de la minería
asturiana.
La clave de las
reivindicaciones era la misma que había comenzado a darse en el año 23 y que
habría de durar hasta bien entrados los años 90: reclamaban protección de las
producciones y obligatoriedad del consumo de carbón autóctono.
Y la respuesta del Directorio
llegó con el Real Decreto de 27 de febrero de 1926, en el que se imponía el
consumo de carbón nacional en el ferrocarril, en metalurgia y producción de gas,
industrias eléctricas, azúcar, tejidos y cemento, y la Marina (de guerra y
mercante). Además, se fijan precios mínimos, la obligación de clasificar el
carbón por calidades y de que las empresas se sindiquen.
Todos los sectores vieron con
agrado este decreto, cuyos defectos no empañaban la buena voluntad de las
partes. Pero, aun contando con las ventajas, la situación de las minas sigue
siendo crítica, pues las medidas de protección no las han convertido en
competitivas frente a la pujanza inglesa.
El agobio de la minería se
alivia entre 1926 y 1927 debido a una prolongada huelga en Inglaterra, que
reproduce condiciones similares a las de los años de la guerra, con idénticos
resultados de especulación, enriquecimiento fácil y no reinversión. Cuando
Inglaterra vuelve a estar en el mercado, la crisis regresa. Y este mecanismo ya
se conoce: sólo cuando Inglaterra es débil, la mina asturiana tiene
posibilidades.
En 1927 la situación vuelve a
ser grave, y tanto la patronal como los sindicatos vuelven a pedir medidas de
protección. De hecho, el Congreso del Sindicato Minero, capitaneado por Manuel
Llaneza, se centra en ese tema, hablando de la "extremada gravedad, jamás imaginada, en que se halla nuestra
industria". La única solución que se entrevé es la protección total, la
obligación a todas las empresas públicas del consumo del carbón nacional. De ahí
se derivará, a través de una prolongación del R.D. de 27 de febrero de 1926, la
aparición del Estatuto Hullero.
El problema principal
consistía en que la calidad del carbón español era menor que la del inglés, y
sus precios más altos. De ahí que el consumidor quisiera comprar extranjero
antes que nacional, y buscara la manera de burlar la ley para conseguir más y
mejor y más barato.
El Estatuto Hullero se
centraría en dos tipos de medidas: las de auxilio económico a las empresas y las
de optimización de la estructura de la industria minera. El grado en que se
hubieran de aplicar tales medidas condicionarían la independencia de cada una de
las empresas, desde una libertad fiscalizada y transparente hasta la
intervención del estado en las mismas.
La medida más enérgica era la
del control del comercio: se establecían cuotas de mercado, se fijaban precios y
salarios, y se obligaba a las empresas concertadas a suministrar
preferentemente a los servicios públicos, y a éstos a consumir
obligatoriamente el carbón de aquéllas, se establecían rebajas de impuestos...
La reacción de la patronal no
fue homogénea y, hacia el 1929, prácticamente todas las empresas estaban
adscritas a las facilidades, aunque pocas solicitaron los créditos privilegiados
porque la situación había mejorado lo suficiente como para poderse permitir
inversiones propias.
La existencia desde 1926 de
un franco proteccionismo para la producción industrial española, y el orden
público derivado del endurecimiento de las leyes restrictivas de la libertad
fue, junto con las medidas económicas, lo que permitió el crecimiento del
consumo de carbón industrial, producido ahora con mayor racionalidad y eficacia.
Ello llevó a nuevas demandas
de salario por parte de los sindicatos, que fueron rechazadas por las empresas,
pese a que en abril de 1930, con la elevación del cambio de la libra esterlina,
la paridad en el mercado internacional favorecía a la divisa española y
encarecía el comercio para las exportaciones inglesas.
En este punto de la historia
de la minería parecían haberse solucionado buena parte de sus problemas
históricos. Sin embargo, irónicamente, las tornas volvían a cambiar: en estos
años comenzaba a afianzarse el imperio de
Su Majestad el Petróleo.
La lista de socios del Rotary Club
de Gijón, (nº 2.486, fundado en diciembre de 1926) en su edición del año
1928-1929 informa de que su Vicepresidente 1º era Secundino Felgueroso González,
que también se encuentra el Comité de Programa, junto con Enrique Cangas y Pedro
de Silva.
Los datos que aporta sobre Secundino
son:
Producción hullera
Consejero – ponente de la Sociedad
"Duro – Felguera"
Marqués de San Esteban.
Teléfono 33.
Part. Martínez Abades 23, 2º.
Teléfono 328.
Según consta en dicho documento, los
fines del Rotary son:
Estimular y alentar
El ideal de SERVIR como base de toda empresa digna.
Elevadas normas de ética en los negocios y profesiones.
La aplicación del ideal de servir por cada Rotario a cada persona, negocio y
vida en la localidad.
El desarrollo de la amistad como una oportunidad para ser útil.
El reconocimiento de la utilidad de todas las ocupaciones y la significación por
cada Rotario de su ocupación como una oportunidad para ser útil a la localidad.
El aumento del conocimiento, buena voluntad y paz internacionales por medio del
compañerismo de los hombres de negocios y profesiones de todo el mundo,
unidos por el ideal de SERVIR.
El club se reunía los martes, de una y media a
tres, en el Hotel Comercio, y tenía sus oficinas en la calle Salustio Regueral
12, 1, teléfono 1049.
Los años 20 para los hermanos Felgueroso se convirtieron en su
consagración como gestores: como hemos visto, Víctor y Secundino se encontraban
en los Consejos de Administración de numerosas empresas, a la cabeza de las
cuales se encontraba Duro-Felguera, una de las más poderosas industrias
asturianas de entonces y de ahora. Y se encontraban también entre los
representantes empresariales que llevaron a cabo buena parte de las
negociaciones con las autoridades, metidos hasta el cuello en el terrible
"maelstrom" de las tensiones por la supervivencia de la minería asturiana.
Respecto a La Camocha, era Constante el responsable
de llevar adelante las obras de exploración.
En el año 1922, a unos 10 metros del primer pozo, abren otro. Se pretendía
aprovechar el agua para el suministro de Gijón, por lo que el Ayuntamiento
financiaría la extracción y canalización del agua. Nuevo fracaso, pues alguien
dictaminó que el agua no era potable. Tienen que desistir de este nuevo intento.
A fin de poder proseguir los trabajos, los tres hermanos Felgueroso
constituyeron una Sociedad Anónima. Lanzan al mercado unas acciones, para
conseguir el capital necesario.
Nuevo fracaso. Tampoco tiene éxito la suscripción de acciones de la Sociedad
Anónima Felgueroso. Los inversionistas no se fían. ¿Por qué? Los informes
técnicos de los geólogos e ingenieros de minas son adversos.
Los bancos no están dispuestos a financiar la "aventura"... Hay una campaña en
contra. Pero no creo que sea ahora el momento de citar hechos y nombres
concretos.
Los únicos que se fiaban, en aquellos momentos, eran unos
cuarenta hombres. Éramos nosotros, los mineros que trabajábamos con los tres
hermanos Felgueroso. Estábamos con ellos. Así, al ver la situación de la
empresa, ofrecimos trabajar a jornada completa, cobrando solamente la mitad.[34]
Habiendo ya averiguado los bordes de la cuenca gijonesa en Caldones, la
lógica exigía que los siguientes sondeos se hicieran alejándose de dichos
bordes, y de acuerdo a esa idea, se instalaron los sondeos
números 5 y 6.
El sondeo número 5 se perforó en el barrio de Aroles,
parroquia de Vega, del concejo de Gijón. Está situado entre los de Caldones y el
de Huerces, formando con todos ellos aproximadamente una línea recta.
Los trabajos dieron comienzo el día 16 de agosto de 1929
y se terminaron el 9 de noviembre del mismo año.[35]
Sin embargo, las esperanzas depositadas en este nuevo sondeo no dieron
los resultados apetecidos: los estratos eran demasiado profundos, inclinados,
escasos y prácticamente inútiles, y hubieron de abandonar a los 285 metros de
profundidad.
En vista del resultado del sondeo de Aroles, el número 6 se situó en
Leorio, dentro también del Concejo de Gijón, aproximadamente sobre la alineación
de los demás sondeos, pero al Noroeste del número 1.[36]
La exploración se desarrolló entre el 1 de diciembre de 1929 y el 2 de
abril de 1930. Y aquí se recogieron grandes cantidades de carbón, decantado de
las aguas que iban saliendo. Demostró ser un buen carbón de gas, de altísima
calidad.
Este éxito dio nuevos ánimos a los prospectores, y desmontando el
castillete y la maquinaria, transpusieron con ellos las colinas liásicas que
separan los valles de Llantones y Pinzales, instalándose audazmente en las
inmediaciones del pueblo que lleva este último nombre, donde la carretera y el
ferrocarril de Langreo se cruzan para llegar a los puertos de Gijón y El Musel.
Esto fue el 13 de abril de 1930. A los once días se empezaba la
perforación, batiendo el récord de montaje[37]
del castillete
El sondeo se interrumpió a los 435 metros de profundidad, y con él
terminaron las labores de exploración e investigación.
El 1 de julio se comenzó la profundización del pozo de La Camocha, para
reconocer de un modo definitivo el terreno.
|
Preparación del
pozo nº 1 , en el prao de "la vaca mocha", lugar designado después de
terminadas las prospecciones
|
Cuando Abel fue abatido por Caín, sintió el crujir de dientes que
sienten tantos y tantos asturianos cuando intentan crear riqueza en su tierra.
El mismo coraje que provoca la reacción del "pues os vais a enterar".
Después de haber sido el payaso de las bofetadas de todos los
correveidiles de Gijón, que decían que los Felgueroso esto y la Camocha lo otro,
y que el camión de carbón que pasa por
allí de xuru que ye comprao, que ya ves lo que dijo el ingenieru l’otru día, y
que los bancos non yos dan ni una perra... Después de todo eso, sólo quedaba
una solución: o prendían fuego a la villa, o se metían bajo tierra.
En estos momentos cabía la posibilidad de utilizar un sistema
revolucionario para superar la capa de agua que había hecho imposible continuar
con el pozo. El acceso a tal recurso era el resultado de las gestiones que
Secundino Felgueroso (el hijo de Secundino) había estado realizando en sus
viajes por Europa. Se trataba de la cementación, que consiste en emparedar las
vías de agua por medio de la inyección de cemento a presión en las grietas. Esta
inyección cerraba el flujo de agua y permitía trabajar a la profundidad
necesaria para alcanzar el carbón. Nos lo cuenta un testigo ocular.
Llegó entonces el histórico momento. Fue el día 24 de
junio de 1930. Sabíamos dónde había
carbón. Había que sacarlo.
Éramos siete personas... Las cuatro y media de la tarde.
El Reverendo Párroco de Huerces iba a bendecir la iniciación del que sería el
pozo nº 1.
Marcelino Menéndez, encargado de los sondeos, y yo,
trazamos un círculo en el lugar elegido por los hermanos Felgueroso. El Sr.
cura bendijo el lugar. Situándose en el centro del círculo, D. Secundino
Felgueroso dijo solemnemente: "Profundizando aquí encontraremos carbón".
Dieron entonces tres golpes simbólicos de azada cada uno
de los presentes, comenzando por el ingeniero del Estado. Siguió el Párroco y
los tres hermanos Felgueroso. Después yo, con la misma azada, comencé la
profundización.
Marcelino Menéndez y yo nos turnamos con la azada y la
pala, hasta llegar al medio metro de profundidad. D. Constantino Felgueroso dijo
que estaba bien para empezar y organizó los turnos de trabajo para el día
siguiente. Yo mandaría un grupo de obreros desde las cuatro de la mañana hasta
la 12, y Marcelino de 12 a 8.
Así seguimos varios días, quedándose Marcelino al frente
de los tres grupos que se formaron, para turnarse durante toda la jornada,
mientras que yo pasaba a la carpintería, que era mi oficio.
A los 180 metros de profundidad se hicieron dos
transversales. Hacia el norte y hacia el sur. Lo mismo se hizo a la profundidad
de 220 metros. Varias capas de carbón quedaron a la vista.
A pesar de todo, las dificultades económicas continúan.
La única inversión que hay es la de los Felgueroso.
Se solicita ayuda estatal. No llega. Los cambios de
gobierno hacen que se extravíen los expedientes. Ante todas estas dificultades,
se sigue la explotación con los pocos medios de que se dispone.[38]
Estos cambios de gobierno a que se refiere Benjamín Rionda eran los
últimos coletazos de la monarquía alfonsina tras deponer al general Primo de
Rivera, preludio de la llegada de la Segunda República Española. Nótese que, a
pesar de que en otras minas los sindicatos solicitaron por estas fechas aumento
de salarios, los miembros de la plantilla de La Camocha se ofrecieron a trabajar
por la mitad de la paga, conscientes de que, de otra manera, la explotación no
tendría futuro. La mina era cosa suya, los patronos eran sus compañeros y
amigos, como se verá más adelante. Señal clara del carácter de los Felgueroso.
Empezamos unos quince hombres a profundizar. Hasta llegar
al carbón pasaron lo menos tres años durante los cuales la plantilla fue
aumentando hasta unos cien que empezamos a hacer galerías a 180 y a 220 metros.
(...)
Bajo la dirección de los tres hermanos y con personal de
estos limítrofes, se empezó a sondear el primer punto de los tres se hicieron,
situado donde hoy está la barriada de obreros de La Camocha; allí se
profundizaron unos trescientos cincuenta metros, alcanzando terreno
carbonífero.(...)
Se empezó el trabajo de perforación con los obreros de
sondeos y algunos más que se iban admitiendo hasta completar una plantilla de
treinta y cinco o cuarenta trabajadores. Con estos trabajadores se llegó a
profundizar 220 metros y desde aquí se comenzaron a hacer las transversales de
reconocimiento, una a ciento ochenta metros (que es donde se encuentra la zona
carbonífera) y la otra a la profundidad citada. A los pocos metros del avance de
las transversales, se empezaron a cortar las capas de carbón en las dos plantas
lo que les causó gran satisfacción a los hermanos Felgueroso.
Los hermanos Felgueroso, acompañados por otros técnicos, en las prospecciones de San Martín de Herces. |
Cuando se cortó la primera yo fui a comunicárselo a don
Constantino, que era el que nos regía en el destino de los trabajos. Cuando
llamé a su puerta salió a recibirme una hija; era sobre las nueve de la noche y
me dijo que, de parte de su padre, que si traía buenas noticias que pasara y, si
eran malas, lo solucionaríamos nosotros por si eran averías; cuando le contesté
que por suerte eran buenas, que estaba perforando una capa de carbón y que allí
tenía el polvo para demostrarlo, salió corriendo don Florentino con una gran
alegría y me ordenó que pasase aviso a su chófer para salir inmediatamente para
La Camocha.
Desde ese momento se empezaron con más ahínco los
trabajos para buscar más, como así sucedió. Halladas éstas y puestas al
descubierto, como carecían de medios económicos para su explotación decidieron
hacer un empréstito por medio de acciones de quinientas pesetas, lo que no les
dio resultado por haber pocas aportaciones. Fallado esto recurrieron al Gobierno
para que los protegiese pero también les falló porque cada tres o cuatro meses
había un cambio de Gobierno.
Dados estos inconvenientes decidieron continuar los
trabajos con los medios económicos de que disponían, que eran acciones de la
Duro-Felguera que se cotizaban a precios muy bajos y tuvieron que ir
desprendiéndose de ellas, según les hacía falta para pagar gastos.[39]
Eran tiempos socialmente difíciles. En primer lugar, como hemos visto,
se estaba terminando el régimen monárquico de Alfonso XIII, y los continuos
cambios de gobierno, a cual menos eficaz, estaban socavando la capacidad gestora
del Estado. En segundo, la quiebra de la bolsa de Nueva York produjo también en
España efectos devastadores sobre el mercado de valores. Por último, a pesar de
la evidencia de que sí existía en Gijón carbón explotable, los inversores
seguían sin fiarse, y el dinero no aparecía por ningún sitio.
Parecía el momento oportuno para desesperarse y
abandonar.
Según vimos en otros puntos, la monarquía de Alfonso XIII fue derrotada
por la República el 14 de abril de 1931 debido a varios factores importantes:
La peseta había sufrido la pérdida del 50 por ciento de su valor
adquisitivo frente a la paridad oficial (en aquellos momentos, la libra
esterlina), debido a los esfuerzos de ingeniería financiera conducentes y
procedentes del proteccionismo.
Consecuencia de la crisis bursátil de 1929, el comercio exterior se
encontraba prácticamente hundido, con un profundo descenso en la producción
industrial, minera, textil y de energía eléctrica. Todo ello condujo al paro
obrero y al descontento social.
El sistema monárquico y el turno de partidos, junto con la dictadura de
Primo de Rivera, habían fracasado en sus intentos de poner a España en el camino
de la modernidad. Añadido a esto, el movimiento político se había diversificado
tanto que no era posible encajarlo en el rígido sistema anterior.
Esa tensión políticosocial hizo que germinase la idea de un cambio de
régimen, el cual iba a tener sus propias contradicciones y problemas internos.
Y la República fue proclamada. El 15 de abril de 1931 se dicta el
Estatuto jurídico del Gobierno Provisional, en el que se esbozaba el sistema
de derechos y un programa de institucionalización. Sin embargo, los problemas no
tardaron en surgir:
- Se puso de manifiesto la actitud netamente separatista de Esquerra
Republicana de Catalunya contra la idea de una República Unitaria.
- Se produjo el primer choque de ámbito religioso a pesar de la libertad
de cultos que deseaba la República: el Cardenal Primado es expulsado de España
por su desconfianza ante el nuevo régimen.
- Se suceden los actos anticlericales (quema de conventos) y las
revueltas anarcosindicalistas contra los socialistas del Gobierno (ambos
especialmente en Andalucía).
Pese a todo, las elecciones a Cortes de junio de 1931 dieron mayoría
absoluta a las izquierdas socialistas. Estas Cortes elaborarían la Constitución
de 1931.
1931-1933
El Bienio Social-Azañista comenzó con la Reforma Religiosa (expulsión de
los Jesuítas), la Reforma Agraria (expropiación de latifundios para su reparto
entre los obreros) y el Estatuto de Autonomía Catalán. El gobierno de izquierdas
fue atacado por varios frentes: la sublevación contrarrevolucionaria en Madrid y
Sevilla del General Sanjurjo, la organización de las derechas en dos partidos
políticos (C.E.D.A. y Renovación Española), y las revueltas anarcosindicalistas
(que reaccionaban ante el creciente paro obrero), como la de Casas Viejas,
reprimida violentamente por las fuerzas del orden. Las elecciones de noviembre
del 33 iban a dar un vuelco a esta situación.
1933
El triunfo del Partido Radical y la C.E.D.A trajo consigo la sistemática
anulación de las reformas del bienio anterior (de la reforma agraria, de la
estatalización de la enseñanza; se restauraron algunos privilegios clericales,
se anularon leyes de la Generalidad de Cataluña). Sin embargo, no se resolvió el
problema económico (y el paro seguía aumentando), provocando además otra serie
de tensiones internas que habrían de conducir a la Huelga General Revolucionaria
de 1934, que tantas consecuencias tuvo en Asturias. Se acrecentaron las
protestas, sumándose además a diversos escándalos como el de Straperlo, y al
hecho innegable de que las derechas no habían logrado resolver los problemas.
|
En el año
1932 se sacó el primer carbón, aunque no se comercializaría hasta 1935. Pero
todos los varones de la famlia se reunieron en torno a los tres hermanos
Felgueroso para celebrar el descubrimiento de las primeras piedras.
|
LA REVOLUCIÓN DE 1934
En octubre de 1934 se produjo un cambio en el gobierno de la República,
con la entrada de tres ministros de la C.E.D.A. en el gabinete de Lerroux. Los
partidos y sindicatos de izquierda protestaron violentamente, y la UGT llamó a
la huelga a partir del día 5 de octubre. La huelga triunfó especialmente en
Cataluña y Asturias, tomando aquí los tintes de una auténtica guerra civil.
La sublevación asturiana comenzó el día 5 en Lugo de Llanera, y se
extendió rápidamente a las cuencas mineras y centros industriales de Mieres,
Langreo y Gijón. En Sama la lucha fue especialmente encarnizada entre los
rebeldes y la Guardia Civil y el Ejército, saldándose con numerosas víctimas de
ambos lados. Una vez dominadas las cuencas, los sublevados avanzaron sobre
Oviedo, armados con material de guerra contrabandeado, y toman varios barrios de
la ciudad, incendiando la Universidad, la Audiencia y el Teatro Campoamor, y
dinamitando la Cámara Santa de la Catedral. En Gijón, debido a factores
diversos, la huelga no tuvo especial incidencia y, lo que hubo (los anarquistas
se fortificaron en Cimadevilla, el Llano, Pumarín, el Natayoyo y La Calzada),
fue neutralizado por las fuerzas gubernamentales, gracias al desabastecimiento
de los sindicalistas gijoneses.
La Revolución de Octubre fue aplastada por abrumadora superioridad de
fuerzas al intervenir el ejército y la Legión. Pese a ello, y a que fueron
represaliados o muertos numerosos líderes sindicales, Asturias continuaría
siendo un importante foco anarquista (en Langreo y Gijón) y socialista (en el
resto de Asturias), lo que habría de notarse en la ya inminente Guerra Civil.
1936
Las elecciones de febrero de 1936 señalaron la ascensión parlamentaria
del Frente Popular (compuesto por Izquierda Republicana, Unión Republicana,
PSOE, UGT, Federación Nacional de Juventudes Socialistas, Partido Comunista,
Partido Sindicalista, Partido Obrero de Unificación Marxista, entre otros). Ante
la tibia actitud del Gobierno frente a las reclamaciones de la izquierda, el
Frente Popular produjo levantamientos, atentados y rebeliones (contra el
Gobierno y entre las propias facciones frentepopulistas) que terminarían
motivando el levantamiento del 17 de Julio en Melilla, primer acto de la Guerra
Civil. La República había fracasado trágicamente como experiencia democrática,
como administradora y como economista. Y el resultado fue una guerra civil y 40
años de dictadura.
|
Inauguración del
Pozo Nº 1 de La Camocha
|
Como habíamos visto, la profundización del pozo de La Camocha había dado
comienzo el 24 de junio de 1930, y muy poco antes (el 8 de abril) habían
comenzado a publicarse noticias que ponían el acento positivo sobre las
"fantasías" y "locuras" de los Felgueroso[40]:
Algunos periódicos han dado cuenta, bien parcamente, por
cierto, del éxito alcanzado por las investigaciones que los señores Felgueroso
Hermanos vienen efectuando en el concejo de Gijón, en busca de yacimientos
hulleros.
Desde el año 1902, en que estos señores hicieron el
primer sondeo (...), hasta hoy, van transcurridos 28 años. En ese lapso de
tiempo, los señores Felgueroso, con una constancia admirable, con una fe siempre
encendida y con un desprendimiento desusado entre los capitalistas españoles,
han efectuado en este concejo seis sondeos, dos de ellos de gran profundidad, de
más de setecientos metros. En estas investigaciones, se han empleado seis
millones de pesetas.
Gijón no se ha dado cuenta de lo que representa esta
larga labor, tenaz, dificultosa en extremo, llena de contrariedades y
sinsabores, en un país como España en el que reina la incomprensión más absoluta
para estas luchas modernas de la técnica industrial.
|
|
Automóvil Panhard, de 27 H.P., de los Hermanos Felgueroso, para sus continuos viajes a Langreo y a San Martín de Huerces. | Gabino Felgueroso, en el automóvil de Víctor, su padre, en la zona de La Camocha.
|
Sin vacilaciones ni desmayos, a pesar de los fracasos
-desde el punto de vista utilitario- de algunos de los sondeos, los hermanos
Felgueroso emplearon los años más viriles de su vida en estos difíciles
trabajos. Pero los resultados conseguidos hasta ahora han sido magníficos. (...)
Entre tanto, (...) puedo adelantar a mis lectores que se
ha descubierto una faja de terreno hullero productivo de unos dos kilómetros de
anchura y muy probablemente de unos diez kilómetros de longitud, dentro del
concejo de Gijón y a muy poca distancia de esta villa.(...)
La riqueza más positiva y más importante de Asturias
constitúyela, sin duda alguna, el carbón, pero los asturianos todavía no nos
hemos percatado bien de esa sencilla verdad. Solamente Jovellanos (...) se dio
cuenta, a fines del siglo dieciocho, de la riqueza de estos yacimientos.(...)
Todas las naciones se afanan por investigar y dar a luz
nuevas riquezas. Algo se hace también en este sentido, oficialmente, en España
(...), pero en modestísima escala.
Por esta razón el esfuerzo y el sacrificio de orden
privado que representa la inmensa labor de los hermanos Felgueroso, dedicando su
dinero y su trabajo, año tras año, a esta clase de investigaciones, son más de
agradecer y admirar.
Los trabajos continuaron y, el 3 de febrero de 1932, La Prensa,
de Gijón, podía ya publicar lo siguiente[41]:
Constante Felgueroso, en el pozo nº 1 de La Camocha, explica los trabajos realizados hasta conseguir el carbón |
Dimos ayer la noticia de que en los trabajos de la
Sociedad Felgueroso Hermanos está llevando a cabo en La Camocha, en la parroquia
de San Martín de Huerces, de este concejo, se había logrado cortar una capa de
carbón de metro y medio de espesor, a una profundidad de 180 metros, noticia que
tiene una importancia grandísima para Gijón, por el gran desarrollo industrial
que este hecho puede darle, y al mismo tiempo da satisfacción a los esfuerzos
que aquellos industriales vienen haciendo desde hace muchos años en pro de este
resultado realmente halagador.
Secundino, Vístor y Constante |
Con tal motivo ayer se dispuso la expresada Sociedad a
inaugurar la extracción de carbón, invitando al efecto al alcalde de Gijón,
técnicos, periodistas y otras personas, quienes se trasladaron a La Camocha,
después de las tres de la tarde, en varios automóviles.
Allí vimos, además de los señores don Secundino, don
Víctor y don Constantino Felgueroso, al alcalde de Gijón don Gil Fernández
Barcia, ingenieros de la Sociedad Duro-Felguera señores Moreno, Laine y
Felgueroso F. Nespral (don Secundino), catedrático del Instituto de Gijón señor
Gómez de Llarena, ingeniero de la Jefatura Provincial de Minas don Celso R.
Arango, ingeniero profesor de la Escuela de Capataces de Mieres don Ignacio
Patac, ingeniero don Luis Felgueroso, don Joaquín A. Bonet director de LA
PRENSA, don Florentino, don Secundino y don Víctor Cueto Felgueroso, don Gabino
Felgueroso, don Secundino Felgueroso Figar, doña Rosario Felgueroso, doña Celsa
Felgueroso, viuda de Hartasánchez, señora de Cueto Felgueroso (don Secundino),
señoritas Rosario Felgueroso, Sarina Cueto y Celsina Hartasánchez Felgueroso,
don Francisco Roces y don Faustino Hartasánchez Felgueroso, representantes de la
prensa local y provincial y una brigada de salvamento de la Sociedad
Duro-Felguera.
Esta brigada, al frente de la cual venía el ingeniero
señor Laine, hizo un reconocimiento en el pozo, encontrándole libre de gases.
Después, los obreros que trabajan en aquél bajaron a depositar una carga de
dinamita para preparar un barreno, y luego que subieron, el alcalde de Gijón
oprimió un botón eléctrico para hacer el disparo en el fondo del pozo a fin de
proceder a la primera extracción de la capa cortada de que anteriormente se
hacía referencia.
El momento resultó emocionante, y a pesar de producirse
el disparo a 180 metros de profundidad se oyó indistintamente en la superficie,
y él nos señaló el momento de la primera extracción de carbón en este concejo de
Gijón, que si es industrial por muchos motivos, le faltaba el complemento de una
cuenca carbonífera.
Después del disparo del barreno, bajaron nuevamente los
obreros al fondo del pozo, y empezó a subir el carbón en calderos, saliendo en
pocos momentos unas cuantas toneladas.
Al decir de los técnicos presentes, se trata de un rico
carbón de gas admirable, con muy escaso tanto por ciento de materias volátiles,
y dada la extensión que se supone a las capas, representa una riqueza
grandísima, lo cual produjo en todos la natural satisfacción.
Algunos de los presentes recogieron como recuerdo una
piedra de aquel mineral, siguiendo el ejemplo del alcalde, señor Fernández
Barcia, que quiso llevarse una muestra para el Ayuntamiento, a fin de
conservarla allí como recuerdo del primer carbón extraído en nuestro concejo
(...).
OPINIÓN IMPORTANTE
Antes de retirarse de La Camocha, los invitados al acto
de la primera extracción de carbón en este concejo de Gijón, todos felicitaron a
los señores Felgueroso por el éxito que supone el hallazgo de esta capa de 1'50
metros a la profundidad ya dicha de 180, augurando un brillante porvenir a esta
explotación.
La familia Felgueroso celebró jubilosamente los éxitos obtenidos después tantos años de lucha. En torno a Víctor, sin piernas,en su finca "Vista Alegre".Manolo Fdez, Coll, Francisco Roces, Celso Cueto, Gabino Felgueroso y esposas. |
El ilustre ingeniero de minas, don Ignacio Patac,
reconocido como una de las mayores autoridades en la materia, no ocultaba su
satisfacción y decía que debíamos felicitarnos todos como gijoneses, pues el
hallazgo de la cuenca carbonífera de Gijón supone una riqueza incalculable y no
es aventurado suponer que ella hará que dentro de pocos años nuestro pueblo
habrá alcanzado un desarrollo industrial considerable, si se secunda debidamente
el esfuerzo hecho por los señores Felgueroso, a los que somos deudores de
inmensa gratitud, pues gracias a ellos, a su tesón, a su amor al trabajo y a su
desprendimiento (pues ni ellos ni sus hijos recogerán lo mucho que han
sembrado), Gijón cuenta con la zona carbonífera de España más importante por su
extensión y por la excelente calidad del mineral.
Y, por otro lado[42]:
preparación de un pozo | Pozo nº1 |
(...) El pozo de La Camocha, propiedad de los señores
Felgueroso Hermanos, comenzó ayer a dar el carbón que durante muchos años se
esperaba, según se ve, con absoluto fundamento. Es el premio a una perseverancia
alimentada de esperanzas perfectamente cimentadas. Treinta años de lucha,
treinta años justos, de luchas y de sinsabores, en que hubo de todo, desde las
discrepancias técnicas, causa de decepciones, hasta las dificultades de orden
material que, en espíritus menos fuertes que los de aquellos distinguidos
industriales, habrían engendrado también el desaliento y hasta el abandono.
Cuando ayer, en presencia de autoridades e ingenieros, subían del pozo, desde
una profundidad de ciento ochenta metros, toneladas de carbón de espléndida
calidad, el júbilo de todos no podía estar más justificado. Un júbilo que en los
señores Felgueroso, presentes a la culminación de su obra, era emoción muy
legítima; en los hombres de ciencia, un verdadero hallazgo, y en los gijoneses
que allí estábamos, la iniciación de un porvenir de múltiples riquezas para
Gijón. Algo de lo que entreviera Jovellanos en sus estudios y en sus informes
acerca de la riqueza de nuestro subsuelo y de la necesidad de puertos en
nuestras costas. Aquella piedra de carbón que el señor alcalde dispuso le fuese
enviada para su colocación en sitio bien visible en el Ayuntamiento, como
recuerdo de esta efeméride local, puede estimarse, por lo tanto, como la
verdadera primera piedra de un Gijón nuevo.
Ésta es, pues, una gran realidad que debemos dejar
consignada en las columnas preferentes de nuestro número de hoy. Lo señalamos
con alegría, no ya tanto para destacar esta recompensa de la iniciativa privada,
silenciosamente ejercida, como para registrar el hecho transcendental que supone
la explotación de un gran yacimiento carbonífero, con capas de proporciones
excepcionales, a unos kilómetros de nuestro puerto. Es tan vasto el horizonte
que se abre ante nuestros ojos, que hechos como éste nos hacen pensar en lo que
sería de nuestra villa si la voluntad y el tesón que ahora acaban de encontrar
justa recompensa, hubiera acompañado otras iniciativas particulares en diversos
órdenes de la actividad.
Con verdadero entusiasmo recoge LA PRENSA este
acontecimiento de la vida gijonesa, por lo demás minuciosamente registrado en
información que aparte publicamos. Se suma a la emoción legítima y
enorgullecedora de los señores Felgueroso Hermanos y, al expresarles gratitud,
cree interpretar cumplidamente el sentir de Gijón entero.
Castillete del pozo nº 1 de La Camocha | Otra vista del mismo pozo |
El 2 de febrero de 1932 significó la consagración de La Camocha, y desde
ese momento, todos se hicieron lenguas sobre la sabiduría de los Felgueroso.
El 13 de marzo, don Ignacio Patac (que ejerció, además, como divulgador
científico en la prensa de información general) pronunciaba en el Teatro
Jovellanos una conferencia promovida por el Ayuntamiento y dirigida a todos los
estamentos locales, provinciales y nacionales, con asistencia del elemento
industrial, comercial y científico, además de numeroso público[43].
El día 13 de Marzo de 1932, D.Ignacio Patac y Pérez-Herce, en un acto promovido por el Ayuntamiento de Gijón, hablo sobre los descubrimientos de los Hermanos Felgueroso. La asistencia fue numerosa. |
(...)El señor Patac (...) fue acogido con aplausos en la
tribuna, y su exposición del tema a desarrollar fue tan clara y precisa, a pesar
de la aridez del asunto y de su nada fácil comprensión para los profanos, que
llegó a conocimiento de los oyentes en toda su intensidad, dándonos todos cuenta
de la importancia de los felices descubrimientos hechos por los señores
Felgueroso. Así se le aplaudió al final.(...)
Comenzó diciendo el conferenciante que para salir al paso
de posibles suspicacias, tan propias de la naturaleza humana, creía un deber
manifestar a sus oyentes que él no era ingeniero de los señores Felgueroso
Hermanos, ni le guiaba ningún interés económico ni de amistad con los
concesionarios de minas de esta región. Que los estudios que desde hace varios
años venía efectuado, tanto en este concejo como en los inmediatos, tenían un
carácter puramente particular, pues su principal objeto obedecía al estudio de
la comprobación o rectificación de una concepción suya, acerca de los terrenos
carboníferos de Asturias lanzada a la publicidad hace diez o doce años. Para que
el auditorio pudiera seguir fácilmente al conferenciante en su disertación,
estimó éste necesario hacer un resumen previo de las distintas formaciones
hulleras y del estado del asunto de la supuesta prolongación de la cuenca
hullera central de Asturias por debajo de los terrenos secundarios de los
concejos de Gijón, Villaviciosa y Colunga.
Explicó a grandes rasgos el modo y el medio en que se
formaron las cuencas hulleras, por la acumulación de los restos de la magnífica
flora que poblaba entonces los continentes, detallando el doble y maravilloso
papel de la vegetación de este periodo geológico, de purificación de la
atmósfera, muy cargada entonces de anhídrido carbónico, y de acumulación del
carbono para formar en el transcurso del tiempo los inmensos yacimientos de
combustible que hoy explota la humanidad.(...)
Presentó luego una magnífica proyección de un cuadro de
la flora hullera, confeccionado por el paleofitólogo alemán H. Potonie y sobre
él señaló las distintas clases de especies arbóreas que dieron origen a las
capas de carbón. Pasó luego a explicar las dos distintas formaciones
carboníferas que hubo en el periodo antracolítico poniendo ejemplos de cada una
de esas formaciones, tanto de España como del extranjero.
Detalló luego, con ayuda de proyecciones en las que se
reproducían sus magníficos cortes estratigráficos, los estudios que el insigne e
inolvidable ingeniero don Luis Adaro efectuó en Asturias y las ideas que
abrigaba este notable ingeniero acerca de la prolongación del carbonífero de la
cuenca central de Asturias hacia el mar, por debajo de los terrenos secundarios
de Gijón y Villaviciosa. Explicó los primitivos trabajos de sondeo y perforación
infructuosa de un pozo, efectuados por los señores Felgueroso, en la finca de La
Camocha a principios de siglo, y los que se efectuaron más tarde por indicación
del señor Adaro, en Caldones. Dijo que la interpretación oficial que se hizo
entonces, de este primer sondeo, atribuyó al sub-hullero, o sea, a las hiladas
estériles inferiores de la cuenca central, los estratos cortados en aquel lugar.
No obstante, los testigos de sonda recogidos y estudiados por el conferenciante,
le han inclinado a una interpretación diferente de este sondeo, que expone con
detalle.
Como consecuencia de sus estudios en las cuencas
carboníferas del interior de España, concibió, hace años, el conferenciante, una
concepción de las edades geológicas de las distintas cuencas hulleras
nacionales, que se separa por completo de las ideas que prevalecen generalmente
entre nuestros geólogos e ingenieros, acerca de este asunto. Esta concepción que
expresó por primera vez en su obra "La formación uraliense asturiana",
presentada al primer Congreso Nacional de Ingeniería del año 1919, fue estudiada
y casi en su totalidad confirmada por el notable ingeniero de minas y
estratígrafo don Ramón de Urrutia, prematuramente fallecido. Únicamente
discrepaba el señor Urrutia de la concepción del conferenciante, en que Urrutia
opinaba lo mismo que Adaro respecto a la prolongación de la cuenca carbonífera
central. No obstante, el conferenciante seguía creyendo que el carbonífero de
esta región septentrional de Asturias debía ser de edad posterior a la de la
cuenca central, y el estudio de los materiales extraidos por los sondeos que
posteriormente hicieron los señores Felgueroso Hermanos, así se lo confirmaron
plenamente. Últimamente, los trabajos del pozo de La Camocha han aportado las
pruebas más decisivas, por medio de los fósiles vegetales y animales que en
ellos se encontraron y la especial estratigrafía de los terrenos que no pueden
ser identificados con ninguno de los tramos de la cuenca central. Presentó un
corte de los trabajos subterráneos del pozo de La Camocha, con su galería
transversal de ochenta metros de longitud y la situación en este transversal de
las importantes venas de carbón cortadas por el mismo. Luego proyectó en la
pantalla una fotografía de la primera capa cortada, de 1'50 metros de espesor y
después un plano del concejo de Gijón en el que señaló la posición de los
sondeos efectuados por el conferenciante, como síntesis de sus estudios de estos
sondeos. Es un corte sorprendente por los pliegues profundos que presenta y hace
comprender claramente la importancia enorme de la cuenca carbonífera que tenemos
bajo los pies.
(...) Terminó el señor Patac diciendo que tales eran las
conclusiones a que le habían conducido sus estudios, gracias a haber podido
disponer de los datos aportados por los trabajos de los señores Felgueroso, sin
los cuales no hubiera sido posible llegar a ellas. Que tanto los señores
Felgueroso como él sabían bien que no habían de recoger ninguna recompensa
material de esta larga labor, pero que su mejor premio consistía en la
satiscacción experimentada por el deber cumplido, en el reconocimiento íntimo
-dijo- de no haber empleado demasiado ociosamente nuestras vidas, sino en haber
procurado hacer algo en provecho de nuestros semejantes, terminando con el
recitado de otro párrafo de Cajal (...)
"Debemos caer -dice Cajal- como la hoja del árbol
arrancada por los primeros cierzos otoñales. Si ellas pensaran podrían decirse
llenas de noble orgullo: "morimos consoladas porque sabemos que gracias a
nuestra obra (...) el tronco del árbol, es decir, nuestra querida patria, se ha
elevado y se ha robustecido con una capa más".(...)
![]() |
Vistas del primitivo lavadero de carbón correspondiente al primer Pozo, desde distintos puntos. |
El acto definitivo de consagración de los hermanos Felgueroso como un
bien público fue el homenaje popular que se les tributó el domingo 10 de Abril
de 1932[44].
|
|
Fachada del Teatro "Campos Eliseos" donde se celebró el Homenaje a los Hermanos Felgueroso, 10 de Abril de 1932
|
Ya desde primeras horas de la mañana del domingo llegaban
en tren y en automóvil numerosas personas y entidades desde toda la provincia,
en especial del valle de Langreo. En autobús llegó la banda municipal de
Langreo, con su director (Pedrosa), el alcalde y varios concejales, que
presentaron sus respetos al alcalde de Gijón. La banda tomó un refrigerio y
seguidamente fueron a la plaza del Galán, donde dieron una audición pública.
|
|
Tarjeta de la comida de homenaje a los Hermanos Felgueroso |
Reverso de la tarjeta con el menú de la comida
|
A la una y media de la tarde, el teatro de los Campos
Elíseos tenía un lleno absoluto, con el patio de butacas, las plateas y los
palcos, y hasta las entradas del entresuelo llenos de largas hileras de mesas.
Se calculó en su momento que la asistencia fue de unas 800 personas, desde
obreros y mineros hasta la burguesía industrial, ingenieros, profesores,
políticos... Toda una representación de Asturias.
|
|
|
Constante Felgueroso, el mediano de los cinco hermanos. Desde el año 1920 era Consejero de Duro Felguera. Hasta su muerte, en 1937 |
La mesa presidencial, ocupada por Constante, Víctor y Secundino Felgueroso, en el escenario de "Los Campos Eliseos" de Gijón |
Victor Felgueroso, el mayor de los varones, ya le faltaban las dos piernas. Había sido Vice-Presidemte de Duro-Felguera desde 1920 a 1930. Hasta 1944 fué Consejero
|
El escenario, decorado por un jardín, estaba ocupado por
la mesa presidencial, en la que se sentaban los tres hermanos, Víctor, Constante
y Secundino Felgueroso, Don Víctor en medio. A la derecha de don Constante, el
alcalde de Gijón don Gil Fernández Barcía, el alcalde de Langreo don Celso
Fernández, el diputado provincial don José A. Buylla, el Ingeniero Jefe de Minas
don Celso R. Arango, el ingeniero de minas don Ignacio Patac, el Ingeniero Jefe
de la División Hidráulica del Miño don Fernando Laguardia, el Presidente de la
Junta de Obras del Puerto don Gumersindo Junquera y el de la Cámara de Comercio
don Ángel Gómez Lamelas, don Luis Vereterra, el director de los Ferrocarriles
Económicos don Antero S. Coronas, el presidente del Club de Regatas don Ramón G.
Cobián, don Ramón Fernández por el Colegio de Agentes Comerciales, el presidente
de la Patronal don Julio Paquet, los concejales señores Riestra, Tuero, Ruiz,
León, Quirós, Suárez, Piñera, Tuya, y el secretario del Ayuntamiento de Langreo
don Benjamín Fernández. A la derecha de los homenajeados estaban el primer
teniente alcalde don Luis Blanc, el presidente de la Audiencia Territorial don
José Prendes Pando, el jefe de obras públicas don José Goicoechea, el ingeniero
director de la Junta de Obras del Puerto don Francisco Durán, el teniente de la
Guardia Civil don Pablo González Anguiano, don Rafael González por el Círculo
Mercantil, don Gerardo Berjano por la Cámara Minera, don Emilio Pérez por la
Cámara de la Propiedad, don Marcelino S. Piñera por la Unión de los Gremios, don
Antonio T. Vega por los navieros y consignatarios, don Eustaquio F. Miranda por
la Industrial Asturiana, por la Cámara de Comercio de Oviedo don José Álvarez
Díaz, por la Asociación de Agricultores don Pancracio García López, y don Andrés
Suárez por la Asociación de Ayudantes de Minas. Por último, los miembros de la
Comisión Organizadora y representantes de la prensa de la provincia.
|
||
El "Campos Eliseos" como restaurante | Mesa presidencial y panorámica | Más alegres comensales
|
La comida fue amenizada por la Banda de Música de
Langreo, y sobre los cubiertos fue colocado un folleto explicativo de los
trabajos realizados por los hermanos Felgueroso.
En el momento de los cafés, se les entregó a los
homenajeados unas flores para sus esposas y un álbum con las firmas de la
Sociedad "La Montera" de Sama.
Procedieron luego a la lectura de adhesiones al homenaje,
provenientes de todas partes de España, empezando por una del Gobernador Civil,
que no pudo asistir debido a que estaba presidiendo en Oviedo un acto en honor
de José Ortega y Gasset y de Gregorio Marañón.
Habló luego el segundo teniente de alcalde, don Isidro
del Río, que glosó la vida y obra de los tres hermanos, poniéndolos como
ejemplos de industriales para la regeneración de España. El ingeniero de la
Junta de Obras, señor Durán, dio lectura a unos improvisados versos respecto a
la explotación de La Camocha, por los que fue felicitado.
El señor Fernández Barcia, alcalde de Gijón, comienza
haciendo público el acuerdo del Ayuntamiento que declara hijos adoptivos de
Gijón a los señores Felgueroso y da el nombre de ellos a una calle[45].
Aprovecha la ocasión para pedir un aplauso para el obrero Segundo García, allí
presente, que lleva treinta años al servicio de los homenajeados, siendo un
ejemplo de laboriosidad y honradez. También propone que se pida la Medalla del
Trabajo para los señores Felgueroso[46].
El representante de la Diputación don José Buylla,
recuerda que en estos momentos se están celebrando en Asturias dos homenajes:
uno a un insigne filósofo[47]
y otro a los que convierten las ideas en realidades, como los señores
Felgueroso.
|
Secundino
Felgueroso, el menor de los cinco hermanos, que actuó como portavoz familiar
en la comida. En aquellos momentos era Vice-Presidente de Duro-Felguerro,
así como Consejero de otras muchas sociedades.
|
Cuando don Secundino Felgueroso se levanta para hablar, toda la concurrencia estalla en unánime ovación. Éstas fueron sus palabras:
|
La inmensa satisfacción que nos ha producido el
descubrimiento de la cuenca carbonífera del concejo de Gijón nos compensa de los
grandes sacrificios realizados. Por si fuera poco aún, el acuerdo del
Ayuntamiento de Gijón de nombrarnos hijos adoptivos de esta gran población nos
colma de honor. Y ahora, como remate para obligarnos a nuestra gratitud, este
banquete es premio superior a nuestros merecimientos y nos sirve de estímulo
para proseguir la obra emprendida con la misma intensidad que hasta el presente.
Nos consideramos orgullosos de ser hijos del pueblo, de un pueblo tan laborioso
y trabajador como el de Langreo, que es noble y practica la gratitud,
demostrándolo con el envío de esa representación y regalándonos esas flores para
nuestras esposas y entregándonos ese álbum de "La montera" que agradecemos
intensamente. Como hijos del pueblo, nosotros, señor alcalde de Gijón, aceptamos
emocionados el nombramiento de hijos adoptivos de esta gran ciudad, que es el
título supremo a nuestros merecimientos y la máxima aspiración.
|
Agradecemos el banquete y los honores y frases
encomiásticas que nos habéis tributado, y vivimos reconocidos a la Corporación
municipal, a las autoridades locales y provinciales, a la Comisión organizadora
y a cuantos están presentes y se han adherido a este inmerecido acto con el que
nos agasajáis.
Yo debiera terminar con esto, porque ya veis que estoy
sinceramente emocionado: pero como muchos nos preguntan qué causas nos indujeron
a las explotaciones carboníferas realizadas en este concejo, tengo que
complacerles.
Nosotros, que hemos practicado intensamente las labores
hulleras, observamos que la formación de las capas carboníferas de Langreo se
extendía hacia el Norte. Así como en las cuencas extranjeras ocurría lo propio,
creímos que la de Gijón sería una continuación de la de Langreo. Sin otras
sugerencias que nuestras modestas observaciones, sin que nadie nos insinuase esa
extensión, solicitamos la concesión de varias pertenencias en el concejo de
Gijón, y al hacerse ello público, fue objeto de grandes comentarios, entre ellos
algunos poco piadosos, que dejaban en entredicho nuestra fama de mineros. Sin
detenernos, por medio de las cartas de Schultz, fijamos el emplazamiento de los
sondeos, primeramente en Huerces, sitio estratégico bajo el punto de vista
geológico, y consultamos con el eminente geólogo don Lucas Mallada, que nos
confirmó nuestras suposiciones. En 1901 comenzaron los trabajos y se cortó una
capa de carbón riquísimo que evidenció la extensión de la cuenca carbonífera
langreana hasta este concejo.
Esto hizo que otras personas se apresuraran a solicitar
nuevas pertenencias, quedando denunciada la mayor parte del terreno del concejo
gijonés. Luego era preciso averiguar su importancia, y se hicieron nuevos
sondeos en otros lugares, practicándose el pozo que fue invadido por las aguas,
comienzo de la odisea sufrida desde 1902. Luchamos con infinidad de
inconvenientes, entre ellos la apatía, poco celo y abandono del personal
extranjero a quien encomendamos las labores, y ello obligó a suspenderlas. En
1929 se buscan nuevos yacimientos más hacia el Norte, ocupando personal del
país, perito, laborioso y competente, todo lo contrario del extranjero.
En Leorio, se cortaron varias capas y un eminente
ingeniero, don Ignacio Patac, que seguía atento nuestras investigaciones, nos
ayudó con su competencia y profundos conocimientos, publicando artículos
técnicos en los que hacía elevar a sesenta y tantos millones de toneladas la
riqueza de esas capas de hulla. Siguieron los trabajos, y actualmente se
practican galerías transversales que han cortado capas de carbón formidables
(son ocho las actuales) con una potencia de 1'45 metros, algo grande y
extraordinario, de carbón magnífico a seis kilómetros de Gijón y nueve del
puerto de El Musel.
Nos hallamos ante una cuenca minera capaz de transformar
la vida económica regional, y queremos desarrollar su explotación en un plazo de
unos dos años.
Para ello realizamos las gestiones económicas precisas,
que nuestras disponibilidades quedaron quebrantadas con los contratiempos
padecidos desde 1901 (representan unos siete millones de pesetas) y estas
gestiones las hacemos en Asturias, pero si no dieran resultado satisfactorio,
iremos a buscarlas fuera. Si tuviéramos que continuar las labores con el ritmo
que les marcasen nuestras disponibilidades, tendríamos que retrasar nuestra
labor, pero con la conciencia tranquila de haber cumplido con nuestro deber.
El acto finalizó con una distendida charla entre los tres
hermanos y los numerosos asistentes que se acercaron para expresarles
personalmente sus felicitaciones.
Gijón ya no
volvería a ser el mismo... nunca más.
|
|
Sentados, los tres varones Felgueroso, rodeados de algunos de sus familiares más próximos, en La Camocha. | Comida que los hijos de los Felgueroso ofrecieron a sus padres y tíos como celebración del éxito de las prospecciones.
|
Cuando fue sofocada la Revolución del 34, en Sama de Langreo fueron represaliados y expulsados de su trabajo muchos buenos mineros, expertos y capaces. Los Felgueroso, firmes en su ideal de cuidar de los suyos (eran y se consideraban mineros) dieron un puesto en La Camocha a esos hombres cuyo único delito era ser sindicalistas y luchar por la justicia. Así salvaron del hambre a numerosas familias (...otra vez), y de nuevo Langreo y Gijón quedaron hermanados por el trabajo. Esta mutua lealtad tendría nuevas manifestaciones durante los duros tiempos de la Guerra Civil
El Capataz Reinerio Baragaño, contratado en el año 1935, para dirigir los trabajos de los mineros que, como él habían sido represaliados en la cuenca minera de Langreo. La imagen está tomada en La Camocha cuando se jubiló. |
Y, en 1935 se realizaba la primera venta oficial de carbón a una industria, la
panadería Figar de Gijón. A esas alturas, dice la voz popular, todavía quedaba
gente que no se creía que la mina de La Camocha fuese una realidad, y
sospechaban en voz alta que debía tratarse de una broma de enormes proporciones.
Los
empleados de la Panadería Figar quisieron dejar constancia de la llegada del
carbón procedente de La Camocha.
Esta panadería era de la familia de la esposa de Constante Felgueroso, María Figar. |
Fue el estallido del odio, de la intolerancia y de
la insensatez. Fue un borrón y cuenta nueva sanguinario y fratricida. Fue la
gran bestia negra de todos los historiadores e hispanistas desde entonces. Fue
el parto doloroso de la España que hoy conocemos, con sus miserias y sus
vergüenzas, pero también con su modernidad y su actual democracia. Y, sin
embargo, no era algo nuevo. La historia de España se ha escrito, desgraciada y
frecuentemente, a golpe de bayoneta. La única diferencia respecto a otras
guerras civiles fue la escalada de las hostilidades: fue una guerra en la que se
implicaron todas las fuerzas de cada uno de los bandos, y en la que los malos
siempre eran muy feos y querían matar a los buenos. Fue el triunfo de "la gran
mentira" en ambos bandos.
Pero nada de eso era novedad.
1936
Como consecuencia de los desórdenes producto del triunfo del Frente
Popular en 1936, un grupo de altos mandos militares entre los que se encontraban
los generales Franco, Mola, Fanjul, Sanjurjo y Queipo del Llano, iniciaron el
Levantamiento el día 17 de julio en los territorios españoles de África. Al día
siguiente, y antes de que el Gobierno de la República pudiera tomar medidas, se
sublevaron otras guarniciones en la Península, con el apoyo de los Requetés
tradicionalistas en Aragón, y los Falangistas en Castilla la Vieja.
Debido al desigual éxito del levantamiento, España quedó dividida en dos
zonas, y comenzó una Guerra Civil que se prolongaría tres años. Una de las
razones para una dilatación tal del conflicto fue que los militares creyeron que
se iba a tratar de un levantamiento militar al estilo del siglo XIX, y no
contaban con que las condiciones habían cambiado radicalmente. Su idea inicial
era tomar Madrid para terminar de una vez con la guerra.
La primera fase de la guerra fue de iniciativa del ejército nacional:
desembarco de las tropas africanas en Andalucía y avance sobre Extremadura y
Castilla, para ponerse a las puertas de Madrid. Sin embargo, no pudieron tomar
la capital, que habría de resistir aún hasta casi el final de la guerra.
1937
En esta fase se produce la internacionalización del conflicto: Alemania
e Italia iban a proporcionar recursos, material y hombres al bando nacional,
mientras que la URSS, Francia e Inglaterra harían lo propio con el bando
republicano. Los nacionales, posponiendo la toma de Madrid y controlando la
mitad occidental de España, comienzan a presionar el norte industrial,
conquistando Bilbao en junio y Gijón en octubre. Sin embargo, el ejército
republicano había logrado organizarse por obra de Indalecio Prieto, y acometió
las ofensivas de Brunete y Belchite, que fueron rechazadas o neutralizadas. Para
continuar, los nacionales lograron vencer Santander y, por último, Gijón (en
octubre).
1938
Liquidada la zona norte, el ejército nacional impuso la supremacía
marítima en el Cantábrico, y la llevó al Mediterráneo. Además, lograron partir
en dos el territorio republicano: Levante y Cataluña. Tras la Batalla del Ebro
(infructuoso intento de los republicanos por invertir las tornas) la guerra
estaba ya decidida, y sólo era cuestión de tiempo.
1939
En febrero toman Cataluña, y el gobierno de Franco es reconocido por
Francia e Inglaterra. Manuel Azaña dimite como Presidente de la República. Los
republicanos de Madrid tratan de negociar la paz, pero es inútil. El 26 de marzo
se inicia la ofensiva final. El 1 de abril el parte de guerra diría: "En el día
de hoy, vencido y desarmado el Ejército Rojo, han ocupado las tropas nacionales
sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado".
El transporte del carbón desde la mina a Gijón o al puerto era un problema , por falta de vehículos. Durante la guerra civil fueron requisados los pocos camiones disponibles. | Después de la guerra, se compraron tres camiones Fiat, de desguace del ejército italiano. Se les colocó gasógeno, para usar madera, como sustitutivo de la gasolina, muy escasa. |
LA
GUERRA CIVIL EN ASTURIAS
El Alzamiento Nacional no triunfó en Asturias, a excepción de Oviedo. En
la capital, el general Aranda tuvo noticias de la sublevación de África y
acuarteló a buena parte de la Guardia Civil de la provincia. Cuando el día 18 el
periódico socialista Avance dio la noticia de la sublevación, Aranda
cooperó con las milicias, organizando un tren de obreros hacia Madrid, aunque se
negó a distribuir armas alegando falta de órdenes de la autoridad republicana.
Mientras tanto, continuaba acuartelando y armando a las fuerzas del orden y al
ejército. El día 19 toma los puntos estratégicos de la ciudad, y se subleva. Los
frentepopulistas se dispersan y comienzan a tomar posiciones en torno a Oviedo
para sitiarlo.
En Gijón se formó un Comité de Guerra mayoritariamente libertario, con
el apoyo de la Guardia de Asalto y los Carabineros, fieles ambos a la República.
Al poco, llegan a Gijón las columnas anarquistas de La Felguera, en apoyo de sus
compañeros gijoneses.
El día 20 de Julio se sublevan el Cuartel de Simancas, el 8º de
Zapadores y el de la Guardia Civil. Este último es rápidamente neutralizado,
pero los soldados del acuartelamiento de Simancas y del 8º de Zapadores intentan
tomar la ciudad y son rechazados por las fuerzas republicanas. Se producen
intensos combates callejeros durante seis horas, y los rebeldes se ven obligados
a refugiarse y hacerse fuertes en sus cuarteles. Lo que parecía una simple
retirada táctica se convierte en un asedio en toda regla. El cuartel de
Zapadores caería el 16 de agosto, y todos los esfuerzos pudieron concentrarse
entonces sobre el Colegio de los Jesuitas.
El crucero Almirante Cervera desde el mar apoya a los sublevados,
bombardeando las posiciones republicanas.
Por fin, el 21 de agosto se produce el asalto definitivo a la guarnición
de Simancas, a la bayoneta después de un intenso bombardeo. Cuando los
milicianos entraron en el recinto incendiado, el coronel Pinilla envió un último
mensaje por radio al Almirante Cervera, diciendo: "El enemigo está dentro,
disparad sobre nosotros". Pero los artilleros navales sospecharon una trampa, y
no abrieron fuego. Fue el fin de la sublevación gijonesa.
Sin embargo, una serie de errores tácticos y de coordinación entre las
distintas facciones republicanas iban a impedir que se consolidara esta
posición: por un lado, las fuerzas enviadas hacia Madrid fueron interceptadas en
los trenes e inutilizadas por las tropas nacionales. Por otro, el no enviar al
frente fuerzas bien equipadas (que se encontraban sitiando Oviedo) desequilibró
la balanza en favor de los nacionales. Por último, el avance por Luarca y El
Bierzo sobre Oviedo de las tropas nacionales iba a decidir finalmente el fin de
la resistencia asturiana. Sobre Gijón iban a avanzar, tras la toma de Oviedo,
las columnas navarras con un fuerte apoyo aéreo, marítimo y terrestre. El 21 de
Octubre de 1937 se tomaba Avilés y Gijón, rindiéndose 20 batallones
republicanos, mientras que unos 18.000 hombres continuaban la resistencia
guerrillera en las montañas. Pero la guerra había terminado en Asturias.
De mi abuelo Constante conservo y vago recuerdo, pues nací en el año 1934 y él falleció en el 1937 |
Los hermanos Felgueroso ya estaban muy viejos en estas fechas (Víctor
tenía 74 años, Constante 72 y Secundino 67). De hecho, muchos de sus hijos
estaban casados, y los tres hermanos tenían ya bastantes nietos. Pero veamos
cómo encajaban los Felgueroso en la vorágine de la guerra. Cedamos primero la
palabra a Víctor Felgueroso León, nieto de don Víctor[48].
En julio de 1936, se paró en la puerta de "Vista Alegre",
residencia de D. Víctor Felgueroso, un camión repleto de milicianos, hallándose
éste en el jardín con su nieto mayor.
Un grupo de milicianos "en plan militar" franquearon la
entrada con su jefe al frente, un hombre bajo y fuerte. Éste preguntó si hablaba
con D. Víctor, y al contestar él que sí, se quitó la gorra presentándose por su
nombre y apellido manifestando que era hijo de un antiguo minero que había
trabajado para él. Lo mismo hicieron el resto de los hombres que le acompañaban,
hijos todos de antiguos conocidos de D. Víctor. Después de tales presentaciones,
al preguntar don Victor a qué se debía la visita en aquellas fechas y con tanta
gente armada, le contestaron que acababan de llegar de la cuenca minera de Sama
y que les habían enviado a Gijón a tomar el Cuartel de Simancas, pero que antes
de entrar en combate, sus padres les habían encargado visitarle para saber si se
encontraba bien, tanto él como sus familiares y ponerse a su disposición, por lo
que terminó diciendo que para cualquier cosa que necesitara, o si alguien
trataba de molestarles enviara al "guaje" allí presente (Víctor, el nieto) a
buscarles y que ellos acudirían inmediatamente en su ayuda.
Al final de la guerra en Asturias, hacia septiembre de
1937 y en retirada desde Santander el ejército Republicano, se presentaron en
casa de D. Victor unos militares para comunicarle que necesitaban su casa para
albergar al Estado Mayor de una de sus Divisiones, dando un plazo de 24 horas
para el desalojo y, al preguntar dónde iban a ir él y los 43 familiares que allí
estaban, le contestaron que "como todos los refugiados" al Cine Campos Elíseos.
Ante esta circunstancia, encargó a su nuera que fuera a
visitar a Belarmino Tomás, en su oficina de la Calle Corrida, y que le dijera de
su parte, que hasta ahora nada le había pedido ni solicitado, pero que ante esta
situación le comunicara que de su casa no le echaba nadie y que si no había
solución tendrían que sacarlo a la fuerza y no podría decir "con los pies por
delante", ya que tenía amputadas las dos piernas[49].
Al día siguiente, cuando se presentaron los oficiales del
Estado Mayor a tomar posesión de la casa, se encontraron con un grupo de gente
armada, enviada por Belarmino Tomás, que impedían su entrada.
Por estas fechas don Constante se encontraba gravemente enfermo. De
hecho, iba a morir en el año 1937. Debido a esta circunstancia, de igual forma
que ocurría con don Víctor, una guardia de milicianos cuidaban de que nadie le
molestara en su dolor, y no permitían que los demás revolucionarios atacaran a
estos empresarios amigos. Sin embargo, esta circunstancia no se extendía
necesariamente a los parientes de los Felgueroso. Cedamos la palabra a uno de
los nietos de don Constante, Carlos Roces Felgueroso.
Mientras don Constante estaba protegido por los
milicianos, vivíamos en su casa su hija Pilar (mi madre) y el marido de ésta, mi
padre Francisco Roces, en compañía de varios hijos, entre los que me encontraba
yo, con tres años de edad. En las ocasiones en que los milicianos entraban en la
casa por alguna circunstancia, mi padre (que no las tenía todas consigo) se
escondía en un cuartucho oculto tras un armario, para evitar que lo vieran. Y,
en algún momento, los milicianos me preguntaron si había visto a mi papá. Yo,
según me contaba mi madre, les decía que sí, que le había visto, y ella
bromeaba, ocultando el miedo, y decía "¡vaya cómo son los niños!: hace tanto que
no ve a su padre que dice que lo ve por todas partes. No le hagan ustedes caso",
evitando la tragedia por muy poco.
Mi hermano Francisco, que tenía aspecto delgaducho, solía
colarse por debajo de las lonas en las tiendas de intendencia de los soldados
acampados en el chalet "La Diana", de mi tía Celsa Felgueroso, en Somió, para
distraer latas de comida que luego repartía a escondidas con el resto de la
familia. Nunca tuvieron estas inocentes y necesarias incursiones ninguna otra
consecuencia.
Volvamos a escuchar el relato de Víctor Felgueroso León:
En octubre de 1937 y en retirada desde Bilbao, se
presentaron en Vista Alegre dos oficiales de carrera al mando de la Escuela de
Oficiales de Vizcaya, con un grupo de unos veinte "gudaris".
Tras una cortés entrevista con D. Víctor acordaron
alojarse en el garaje y dependencias anexas, considerando que no se disponía de
otro lugar. Estos oficiales de carrera habían empezado la contienda civil en el
bando nacional y se habían pasado al republicano por el frente de Vizcaya.
La víspera de la entrada de la IV de Requetés de Navarra
en Gijón, los oficiales vascos estuvieron toda la noche con D. Víctor y demás
familiares, agradeciendo el alojamiento, despidiéndose emocionados y recordando
a los suyos, pensando que no volverían a verles.
Al día siguiente, entrando las fuerzas nacionales por
Somió, camino de Gijón, ese grupo vasco realizó una ceremonia castrense que
pocas veces se puede contemplar: la Rendición de Armas ante un Ejército
Vencedor". Formados en la explanada, el oficial al mando dirigió unas palabras a
los presentes y a la voz de "rindan armas" las depositaron en el suelo en
perfecta formación, rompiendo filas. A continuación, encargaron al nieto mayor
de D. Víctor que saliera a la carretera y que, en cuanto viera un oficial de
alta graduación entre los Requetés de la IV de Navarra, le dijera lo que allí
sucedía para que se hicieran cargo de ellos y de sus armas. Hechos prisioneros
fueron trasladados a la plaza de toros de "El Bibio".
Una vez terminada la Guerra Civil en 1939, se presentaron
en "Vista Alegre" aquellos dos oficiales de quienes tanto nos acordábamos y
sobre cuyo destino tanto nos habíamos preguntado. Y allí estaban, sanos y salvos
y alegres. Nos dieron de nuevo las gracias y nos dijeron que, una vez hechos
prisioneros, los habían enviado a la Legión hasta el término de la contienda.
Querían hacernos partícipes de su alegría y la de sus
familiares, lo mismo que habíamos compartido con ellos su pena y su dolor la
víspera de la entrada de la IV de Navarra en Gijón.
La guerra terminaría entonces para Asturias, aunque no para los
asturianos: algunos se echaron al monte, "los fugaos", y siguieron con la
guerrilla. Otros huyeron y muchos depusieron las armas.
Durante la vigencia del estado de guerra bajo gobierno republicano en
Asturias, las minas pasaron a formar parte de las Minas Reunidas, gestionadas
por comisiones sindicales.
Y es digno de señalarse que los hermanos Felgueroso fueron ahora también
queridos y respetados por el gobierno franquista, al igual que lo habían sido
por el gobierno republicano, por los sindicatos, por los empresarios y por todos
los que tuvieron algún contacto con ellos. Pocos pueden decir tal cosa.
En primer lugar, habían compartido inquietudes de justicia social con
los principales líderes políticos y sindicales de la izquierda española, como
Melquiades Álvarez, Belarmino Tomás, y otros. Por otro lado, habían trabajado
duro para crear riqueza, lo que les granjeaba el respeto del resto de los
empresarios. Y por fin, habían participado activamente en las actividades
políticas encaminadas a la defensa de la minería del carbón ante las instancias
nacionales de los años 20.
Se habían convertido por méritos propios en una institución innegable.
|
|||
Tren maniobrando en la mina | Con carbón hacia Gijón | Tren minero de La Camocha | Sale de la mina cargado (dibujos de Carlos Roces9 |
La hermana mayor de los Felgueroso, Adelaida, muere en 1938. Don
Constante murió en 1937, y doña María, su viuda, cedió el caserón familiar de la
calle Uría a la Cruz Roja, por un precio simbólico. Transcribimos un artículo de
La Nueva España de Gijón[50]:
En estos días está siendo restaurado el caserón de la Cruz Roja en la
Calle Uría de Gijón. Y creemos que es un buen momento para contar parte de su
historia.
Según datos recogidos por don José Antonio Samaniego Burgos, Catedrático
gijonés de Historia del Arte, (...)"con motivo de la Exposición regional (1899) levantó en la calle Uría un
hotel don Saturnino Alvargonzález y Pérez de la Sala, edificio ocupado
actualmente por la Cruz Roja. Llevaba en el sótano un oratorio de tracería
gótica y fue construido por José Miguel de la Guardia, el arquitecto que dejó
fama modernista en Oviedo con el palacete de Concha Heres. Realizado a base de
piedra, ladrillo visto y metal en la buhardilla afrancesada, el edificio combina
formas clásicas y barrocas, inmersas en una retícula de sensibilidad casi
abstracta. La ejecución gana coherencia respecto al proyecto, al suprimir el
mirador superior de la calle central y prolongar la buhardilla hasta el panel
izquierdo de la entrada; de esta manera se intensifica el juego de arcos,
frontones triangulares y guardapolvos rectos, se marca en la buhardilla la calle
lateral de entrada, y el piso superior mantiene homogénea su decoración más
plana, en juego con la inferior. La sinceridad de los materiales, el juego de
líneas, por un lado, y de relieves, por otro, confieren al edificio un aire de
nobleza y dignidad".
Hacia 1914 el edificio fue adquirido por don Constante Felgueroso para
residir allí con su familia, en un momento en que la empresa Felgueroso Hermanos
había recuperado la liquidez (perdida, entre otras cosas, por las inversiones en
Mina La Camocha). Los jóvenes vástagos de la familia se enfadaron porque desde
su nueva casa debían tomar el tranvía para acercarse al centro de la ciudad.
En la fotografía podemos ver la escena
de una boda en 1928: se casan Francisco Roces González y Pilar Felgueroso Figar.
En la parte superior de la escalera se encuentra Constante Felgueroso con su
esposa María Figar, padres de la novia. Junto a don Constante está Jorge Roces
Rivero y, junto a doña María, Faustina González Ruiz, padres del novio. |
En esta misma casa murió don Constante en 1937. Al terminar la Guerra
Civil doña María, su viuda, cedió el caserón a la Cruz Roja por un precio
simbólico, con la única condición de que los locales se dedicaran a las labores
asistenciales propias de dicha organización internacional.
En los últimos años estos locales sirvieron como sede del Voluntariado
de la Cruz Roja, respetando la voluntad de la donante. Y recientemente se hacen
labores de restauración, coordinadas por el arquitecto gijonés don Ángel
Noriega. (...)
Cuando en el año 1945, el Gobierno Español concede la Medalla del Trabajo a los Hermanos Felgueroso, Víctor acababa de morir, por lo que la condecoración la recibió solamente Secundino en nombre de todos. |
En la foto, Víctor, con sus descendientes, poco antes de morir. |
Secundino Felgueroso González, el menor de los hermanos, recibe la medalla del Trabajo, que le impone, en el Ayuntamiento de Gijón, Su Excelencia el Jefe del Estado, Francisco Franco Bahamonde. |
En 1945 se concedería a los hermanos Felgueroso la Medalla de Oro al
trabajo[51]:
La Camocha |
Por sus trabajos constantes durante muchos años en el descubrimiento de
la cuenca carbonífera de Gijón, en cuyos trabajos encontraron amarguras,
sinsabores y muchos obstáculos, (...) se otorgó el nombramiento de hijos
adoptivos a los Hermanos don Víctor, don Constantino y don Secundino Felgueroso
González, habiéndose confeccionado tres pergaminos completamente iguales que
fueron entregados solemnemente y dando el nombre de Avenida de Hermanos
Felgueroso a la Carretera de Ceares, por la que circulaban constantemente en
dirección al sitio de La Camocha para realizar los trabajos.
|
|
|
Cuando la producción del pozo nº 1 resultó insuficiente, se construyeron dos pozos más. El 3º se construyó al mismo tiempo que se preparaba el ferrocarril de La Camocha a Veriña y al Musel, que fué inaugurado por Francisco Franco en 1949. | ||
|
|
|
Exterior e interior del lavadero del pozo nº3, con la maquinaria e instalaciones más modernas, para poder atender la producción de carbón que debería ser transportado por el ferrocarril durante la etapa de máxima producción de la mina.
|
|
|
Montaje del motor eléctrico de la máquina de extracción del Pozo nº 3, hacia el año 1947 | Montaje del eje principal de la máquina, instalada en las mismas fechas
|
En el año 1945 el Gobierno les concedió la Medalla de Oro del Trabajo a
los Hermanos don Víctor y don Secundino habiéndose tomado el acuerdo en Consejo
de Ministros el mismo día en que, desgraciadamente, fallecía don Víctor. No se
concedió la medalla a don Constantino porque había fallecido ya años atrás.
La iniciación de este homenaje la llevó la Corporación Municipal, que se
dirigió a los Poderes Públicos, rogándoles el otorgamiento de tan preciada
distinción y, una vez que fue concedida, pidió autorización para llevar a cabo
una suscripción pública con cuotas limitadas por disposición expresa de los
interesados, habiéndose obtenido una brillante recaudación que permitió el pago
de todos los gastos sin ninguno para el Ayuntamiento salvo su cuota limitada
para tener el honor de figurar en la cabeza de la suscripción, habiendo sobrado
dinero que se invirtió en limosnas.
El homenaje se hizo con la máxima solemnidad con que podía llevarse a
cabo pues S.E. el Caudillo, Generalísimo Franco, con motivo de su viaje a Gijón,
colocó personalmente la medalla a don Secundino Felgueroso González, hizo la
colocación simbólica de la de don Víctor, entregándola a uno de sus hijos y a la
memoria de don Constantino puso en manos de uno de sus descendientes una
artística placa de plata con la consiguiente leyenda a los méritos del
fallecido.(...)
En la actualidad solamente quedan cuatro hijos adoptivos que puedan
ostentar ese título que son: el Jefe del Estado Generalísimo Franco, don
Secundino Felgueroso González, don José Antonio Girón de Velasco y don José
María Fernández Ladreda.
En el homenaje a los Sres. Felgueroso y como nota curiosa puede decirse
que el día de la colocación de la Medalla de Oro a don Secundino estaban en el
estrado del Salón de Recepciones los cuatro hijos adoptivos que quedan citados,
coincidencia que seguramente no volverá a repetirse.
|
||
Terminal del la línea del ferrocarril, en el interior de la mina |
|
El problema del transporte del carbón desde la mina se resolvió en el momento que se logró terminar la línea férrea |
En el año 1949, Francisco Franco inaugura el Ferrocarril Minero de La Camocha a Gijón. Máquina de vapor en la mina. |
Chófer con el automóvil de Secundino Felgueroso, ante su vivienda
|
(...)El Generalísimo (...) estuvo atentísimo con los
comisionados, departiendo con ellos durante largo rato en amable conversación,
durante la cual se interesó vivamente por los principales problemas que afectan
a nuestra provincia, problemas con los que Su Excelencia está perfectamente
identificado, sobre todo aquéllos que se refieren al desarrollo de la producción
carbonífera y a la expansión del comercio de Asturias a través de sus puertos.
Don Secundino Felgueroso González, presidente de la Junta
de Obras del Puerto de Gijón (Musel) y consejero de Duro - Felguera, que fue
quien sostuvo el peso de la entrevista y con quien trató más a fondo de las
principales cuestiones tema de la conversación, expuso extensamente al Caudillo
la necesidad de intensificar la explotación de los yacimientos carboníferos de
Asturias, estimando que la ampliación de la producción de hulla contribuiría
notablemente a resolver trascendentales problemas de orden industrial que hoy
tiene planteados España, entre otros, el de restricciones de energía eléctrica.
También se interesó el Generalísimo por las posibilidades de "La Camocha", uno
de los más ricos veneros hulleros de la cuenca asturiana y acerca de cuya
explotación el señor Felgueroso le facilitó detallada información.
Derivó después la conversación con el Jefe del Estado
hacia otros aspectos de las fuentes de la economía asturiana, tales como el
desarrollo portuario y la producción de energía eléctrica. El señor Felgueroso
dio a Su Excelencia amplias explicaciones acerca de tales problemas y de manera
especial le habló del grandioso proyecto de ampliación del puerto de El Musel,
completando los detalles que le había facilitado en anteriores entrevistas.
El señor Barbáchano, testigo y partícipe de tan
interesante conversación, terminó diciéndonos que todos los comisionados
asturianos salieron encantados de su visita al Caudillo, haciendo calurosos
elogios de su amabilidad y de su indudable preocupación por los problemas
vitales de Asturias, y muy satisfechos de la documentadísima intervención del
señor Felgueroso, cuyo profundo conocimiento de los diversos aspectos vitales de
Asturias le permitió hacer un luminoso informe de nuestras riquezas y
posibilidades de incrementarlas.
|
Ferrocarril minero de La Camocha a Veriña y Gijón.
Cuadro pintado por Carlos Roces en el año 2001 y expuesto en el Museo del Ferrocarril de Gijón |
|
|
|
Secundino Felgueroso, con su hijo Cuno y sus hijas Conchita, Genara, Rosario, Celsina y Pacita. | Aquí con su hija Celsina y su marido, Julio González y los siete hijos del matrimonio. |
|
|
Delante: Secundino y Víctor, Celsa en representación de su padre, Constante y Florentino en representación de Adelaida. | En la fiesta de Santa Bárbara, los hombres que regían la mina de La Camocha, reunidos para la celebración.
|
En 1952, el día 26 de Abril, fallecía el último de los hermanos
varones, Secundino[53]:
A las cinco de la tarde de ayer empezaba a circular por
la población una triste nueva. Había fallecido don Secundino Felgueroso
González, hijo adoptivo de Gijón, presidente de la Junta de Obras del puerto e
ilustre asturiano, que desde hace muchos años había traído al acervo de la
prosperidad industrial de la provincia iniciativas y sacrificios.
Hombre de gran capacidad de trabajo y de enérgica
constancia en sus propósitos, deja como labor magnífica laboral las minas de La
Camocha, que otros hubieran abandonado después de haber perdido en ellas todo su
patrimonio. Nos recuerda el tesón de los hermanos Felgueroso aquel famoso
mechero de Caldones, que ofrecía una veta de petróleo, pero que sirvió para
descubrir ricas vetas de carbón, dejando a su muerte la prosperidad local de sus
minas de La Camocha, a unos pocos kilómetros de la villa, donde en torno a las
bocas de mina se ha levantado un pueblo.
Hay una avenida que sube por el camino de Ceares hacia la
realidad de esas explotaciones hulleras que lleva el nombre de los hermanos
Felgueroso, como premio a su tesón y como pago de gratitud a su magnífica
labor.(...)
Al tener conocimiento del sentido óbito, se izaron
banderas de condolencia a media asta, ceñidas con lazos de crespón negro, en la
Junta de Obras del Puerto, en el Ayuntamiento y en otras entidades gijonesas.
|
|
|
La Policía Municipal en traje de gala | Gobernador Civil y militar, Alcalde, autoridades
|
Hoy será la conducción del cadáver a Ciaño,
al
panteón de la familia, para ir al reposo eterno en unión de sus
hermanos, que tanto han hecho por el engrandecimiento de Asturias.
|
|
|
Comitiva de coronas |
Representantes de todas las entidades | Sociedades públicas y privadas.
|
Todos los asturianos tendrán en sus labios y en su
pensamiento el tributo de una oración hacia la gigantesca figura llena de afanes
sociales y humanos, de don Secundino Felgueroso González, que pagó ayer su
tributo a la muerte, dejando la inmortalidad de su nombre y de su obra, tendida
sobre Asturias y, principalmente, sobre la cuenca langreana, como una ejecutoria
magnífica de hombre ejemplar.
¡Descanse en paz!
|
|
Hoy es la hora de Ciaño, mi pueblo, que va a descubrir un
monumento a los hermanos Felgueroso, también hijos de Ciaño. Hoy es como si, en
mi pueblo y en el de los homenajeados, se descubriera un monumento al trabajo:
dureza, perennidad y solidez de pétrea unión para perpetuarlo.
Eso mismo, un andante y vigente monumento al trabajo,
eran y fueron los hermanos Felgueroso: unidad, solidez de ideas, basamento
inicial. A la larga, un equipo. Pero, un equipo en los albores del siglo XX, muy
alicaídos por el demoledor paso colectivista del siglo XIX. Un equipo de trabajo
formado por tres hermanos alumbrados por el alerta vigilante del adelantado,
para lo que cincuenta años después, hoy, se considera como el factor laboral más
interesante: el trabajo en equipo. Los hermanos Felgueroso son un ejemplo claro
de esa modalidad conjunta y unitaria que engloba el esfuerzo individual y lo
amplifica, lo suma al de otros individuos que se complementan. La razón social
"Felgueroso Hermanos" fue, mucho más que una compañía mercantil o industrial, un
"complemento de trabajo", todo un equipo laboral organizado y, sobre todo, el
básico triángulo que configuró todas las edificaciones seguras de lo permanente:
la inteligencia en don Víctor, la eficacia en don Constantino, y la organización
en don Secundino.
Hoy se habla del trabajo en equipo como meta de lo más
perfeccionado y, acaso, de lo más perfecto. Entonces, hace más de medio siglo,
es muy probable que fuera el trabajo en equipo una desconocida manera de
trabajar sin la inmediata finalidad del trabajo mismo, como signaba Carlyle al
siglo XIX. Este anterior siglo estuvo caracterizado, todo él, por la figura del
"trabajador" como unidad del trabajo y, más aún, como individualidad. El
"trabajador" no tenía apenas tiempo de descansar lo necesario para volver al
trabajo del siguiente día, desarrollaba lo que se llamó, después, "el trabajo en
sí mismo, o trabajar por trabajar".
La concepción, apretada y estrecha, trajo de la mano los
aspavientos del colectivismo y el enfrentamiento del trabajo individual al de la
masa. Casi me atrevo a asegurar sin miedo, que el primer rayo de luz de Carlos
Marx fue el adivinar la repelente acción que se produciría al poner en contacto
esas dos fuerzas: individuo y masa.
No es, tampoco, muy aventurado el suponer que, cuando el
individuo, el trabajador, se complementa con otros individuos que trabajan con
el mismo fin, no por el trabajo en sí mismo, sino en el de su proyección futura
- la elevación del nivel humano - se descongestiona al trabajo de su tristeza
bíblica, que lo impone como un castigo al pecado del hombre, para darle un
alegre matiz de vigente permanencia optimista. Esta permanencia optimista es el
signo laboral de los hermanos Felgueroso.
Ya dice mucho, en honor y fama bien ganada de los tres
hermanos, el que hayan sido unos adelantados del trabajo en equipo. Pero dice
muchísimo más, el que en unos tiempos sacudidos por los desesperados esfuerzos
individualistas del "trabajador", ellos, los tres, sobre una base de
inteligencia, de eficacia y de organización, hayan sabido proyectar hacia el
futuro laboral del país, una ejemplar idea mejor llevada a la práctica, una idea
de unidad, una resolutiva acción de complementos: un engranaje de esfuerzos. La
cadena, símbolo del equipo.
Alguien ha dicho que los pueblos que saben honrar a sus
hijos, colocan la primera piedra de su dignidad histórica. Ciaño, que es un
pueblo trabajador, ha comenzado, ya, comienza hoy a tener historia,
ejemplarizado por tres de sus mejores hijos, don Víctor, don Constantino y don
Secundino, maestros en muchas calidades que adornan el trabajo, no sólo seguros
en sí mismos, sino más seguros, todavía, cada uno en los otros dos, que es un
fácil modo de arribar a la confianza. Y llenos de humanidad sencilla y de
sencillez corriente, como el agua de cristal de los arroyos.
Con ser tan importante, lo de menos es observar a los
hermanos Felgueroso a través de su esfuerzo inicial, de abajo a arriba, de su
constancia y de la tenacidad alimentada con el sacrificio, hasta llegar a la
meta del triunfo. Hubo algo más que esfuerzo, que horas de trabajo y que
renuncias materiales, en la senda de ejemplaridad que llega sumisa a los pies de
este monumento: hubo una inteligente manera de respetar las leyes naturales, que
son las inmutables, las que no hacen los humanos, sino las impuestas a sus
necesidades.
Uno de los refugios más bien construidos para la
permanencia, mejor resguardados contra la malicia, es el de la ley familiar. La
familia fue, en los hermanos Felgueroso, un mandamiento, el primer mandamiento
de su ley del trabajo. A la sombra del padre, primero, a la de la madre,
después, una madre bondadosa, activa y llena de amorosa equidad, los hermanos
Felgueroso descubrían, sin darse cuenta, el trabajo en equipo y descubrían,
también, la sociedad familiar como base económica de ese equipo. No es nada
aventurado firmar que, la realidad próspera y alta de "La Camocha", el mejor
coto minero de España, debido al esfuerzo y al sacrificio de los hermanos
Felgueroso, tiene su mejor apoyo, inquebrantable, en la fortaleza de esa
sociedad familiar, base de toda economía saludable. Mejor dicho, es la buena
salud espiritual de la familia la que proporciona una saludable economía a sus
intenciones. Y, en orden a "La Camocha", la intención de la familia Felgueroso
fue una: la que podéis ver y admirar desde Gijón.
En este nexo familiar y por lo que concierne a Ciaño, hay
que destacar a una mujer: Rosario Felgueroso, también homenajeada en este día.
Rosario Felgueroso y mejor doña Rosario, es la auténtica, la verdadera, la
constante madre de Ciaño. Una de las mayores suertes de mi pueblo, de Ciaño, es
la de conservar, aún a su madre, a esa madre que lo ha dado todo, que se lo ha
ofrecido todo al lugar de su nacimiento.
Para las obras del espíritu, para los ejemplos
maternales, doña Rosario no trabaja en equipo, funciona sola y con la mejor
herramienta de un trabajo (...)
En el día de ayer, festividad de Santa Bárbara, patrona
de la minería, se rindió en Ciaño, Langreo, el homenaje a los hermanos
Felgueroso.
A las once de la mañana en la Iglesia Parroquial de San
Esteban de Ciaño se celebró una misa rezada, siendo presidida por el alcalde de
Langreo, quien representaba al excelentísimo Gobernador Civil, alcaldes de San
Martín del Rey Aurelio, de Siero, de Nava, de Gijón y otras villas de nuestra
provincia, así como otras destacadas autoridades y representaciones y familiares
de los homenajeados, ingenieros de minas y facultativos de las mismas. La
iglesia parroquial se hallaba abarrotada de público, teniendo muchos feligreses
que quedarse fuera de la misma. Durante la ceremonia, el "Coro Santiaguín"
interpretó varios motetes, y la laureada Banda de Música de Langreo entonó el
himno nacional.
Antes de la misa, fueron ofrecidos varios ramos de flores
a distinguidas damas que asistieron a los actos.
Celebración en la parroquia de Ciaño en honor de Sant Bárbara, antes de la ceremonia de inauguración. | Inauguración del monumento a los hermanos Felgueroso en la plaza central de Ciaño | El monumento, visto desde la parte trasera |
Después de la misa en honor de Santa Bárbara, se procedió
a la bendición oficial del monumento a los Hermanos Felgueroso, bendición que
corrió a cargo del arcipreste del concejo, don Amalio Antuña Braga, ante una
gran multitud de personas. A continuación el alcalde de Langreo, don Alfonso
Argüelles, descubrió la placa en honor de don Constantino, don Víctor y don
Secundino Felgueroso, para seguidamente descubrir la que daba el nombre de doña
Rosario Felgueroso al parque municipal de Ciaño.
Desde el colegio de las Hermanas Dominicas donde se había
instalado el balcón presidencial, se dirigieron al público, en primer lugar el
señor alcalde de Langreo, quien representaba en aquellos momentos al Gobernador
Civil y jefe provincial del Movimiento.
El señor alcalde, don Alfonso Argüelles, entre otras
cosas, ensalzó las virtudes de los hermanos Felgueroso de esta manera:
"Porque podemos ofrecer este monumento levantado por
suscripción a los hermanos Felgueroso. Ellos habían sido distinguidos por
unanimidad en el ayuntamiento de Langreo, como hijos predilectos.
Ellos nacieron en este rincón del valle del Nalón, donde
fueron labrando poco a poco una personalidad. Ellos fueron quienes primero
cimentaron la minería asturiana. Terminados sus estudios, se esforzaron por el
desarrollo de la minería y se constituyeron como los capitanes más esforzados de
la misma.
Sin desalientos, con grandes esfuerzos y sacrificios se
dedicaron y se lanzaron a las explotaciones mineras de La Camocha, a las puertas
de Gijón, oyendo a veces los informes técnicos no favorables, pero ellos
siguieron con gran tesón, y el triunfo les alcanzó."
Terminó el alcalde de Langreo su discurso, pidiendo la
Cruz de Beneficencia en nombre del pueblo langreano, para doña Rosario
Felgueroso por sus incontables obras de caridad realizadas en el concejo
langreano.
Después de don Alfonso Argüelles tomó la palabra don
Avelino Martínez, secretario de los Facultativos de Minas, quien dijo que:
Los hermanos Felgueroso alcanzaron la dignidad y la
distinción de hombres ensalzados, siguiendo el camino más excelso de la vida, el
camino del trabajo, del entusiasmo y de la perseverancia. Los hermanos
Felgueroso llevan un apellido de mariscales. En nombre de los facultativos de
minas, de los productores, seguiremos cumpliendo con nuestro deber, seguiremos
bajando a las profundidades en busca de esa riqueza que queremos sea distribuida
justamente entre todos los que la producimos.
Terminó
felicitando a todos cuantos se unieron a tan grandioso homenaje.
Seguidamente tomó la palabra don Benjamín Rionda, en
nombre de los antiguos productores de La Camocha, quien agradeció y felicitó a
los homenajeados, en nombre de todos aquellos obreros que trabajaron a sus
órdenes.
Secundino Felgueroso Fernández-Nespral |
Por último fue don Secundino Felgueroso, hijo y sobrino
de los homenajeados, quien se dirigió al público:
"En nombre de todos los Felgueroso descendientes de los
tres hermanos, tengo que daros las gracias por este homenaje hacia quienes
fueron nuestros predecesores. Nosotros estamos orgullosos de llevar el apellido
que nos han dejado, porque entendemos que él lleva la más alta de todas las
aristocracias, la aristocracia del trabajo, encaminada al bienestar del país.
Nosotros estamos orgullosos de ellos, y comprenderéis
perfectamente cuál es la emoción que hoy sentimos. Podemos decir que también
están orgullosos de ser de Langreo, porque realmente nos sentimos todos y lo
somos langreanos por los cuatro costados, y es un encanto y una delicia el ser
de un pueblo como éste, que sabe demostrar la nobleza de sus sentimientos al
acordarse de aquellos hijos que supieron también hacer honor al pueblo.
Tengo que dar las gracias a todos los asistentes y a
todos los langreanos, y a todos aquéllos que contribuyeron a llevar a cabo este
homenaje."
Una visión del monumento según está en la actualidad | Celsa Felgueroso, representando a su padre Constante, en el lunch en el Colegio de las Dominicas. | El monumento con los jardines cuidados, como está en algunas ocasiones |
Después de las palabras de don Secundino Felgueroso, los
asistentes fueron invitados a un lunch, en los salones del Colegio de las
Hermanas Dominicas, que se vieron muy concurridos.
A la tarde en el parque de Ciaño, se celebró una pequeña
fiesta, amenizada por la Banda de Música de Langreo.
SECUNDINO FELGUEROSO FERNANDEZ-NESPRAL, "CUNO"
Cuno, con el ingeniero D.Marcelo Jorinssen, como continuadores ambos de los trabajos de explotación minera que habían comenzado los Hermanos Felgueroso. Representan el final de una época. Después de su muerte la historia continúa...pero por otros caminos, que nadie puede saber si serán mejores o no. |
Documento Nacional de Identidad de Rosario Felgueroso que tenía en su poder cuando falleció en el año 1972 |
Rosario Felgueroso González, más conocida como doña
Rosario en Ciaño, donde nació, vivió y murió. Cuarta en edad de los cinco hermanos Felgueroso, Rosario nace en el año
1872, por contrariar a su D.N.I. nº 10.399.996, que pone 1873. Este desfase
entre la edad oficial y la edad real no era extraño en la época que nos ocupa,
al no tratarse Ciaño de un lugar especialmente metropolitano, y tardar en
ocasiones los padres en inscribir a los hijos, o por errores de registro, o por
pérdidas accidentales de la documentación... No obstante ese detalle, doña
Rosario vivió hasta los cien años.
Todos los que la conocieron han dicho que toda su
vida la dedicó al servicio a los demás, haciendo el bien. Lo mucho que recibió,
lo repartió entre los necesitados, y su mejor herencia, pese a todas sus obras,
es su ejemplo.
D. Jesús Solís y García-Bernardo, al lado de su esposa Rosario Felgueroso |
Siendo mujer en esa época, estaba destinada al
matrimonio, y no podía (ni se lo planteaba siquiera) seguir los destinos de sus
hermanos mineros. Ellos se hicieron capataces de minas y comenzaron a trabajar
duramente. Ella conoció a Jesús Solís García-Bernardo, y contrajo feliz
matrimonio. Su vida era de persona acomodada, pero algo impedía que pudiera ser
feliz: no tuvo hijos de la carne. Su familia, su marido, dos criadas y una
participación en la empresa de los Felgueroso.
En 1893, al constituirse la Sociedad Felgueroso
Hermanos, tenía un 7% del capital social, que se convirtió en 8% al
transformarse en Sociedad Regular Colectiva, y en 9% al recibir la herencia de
su padre Gabino, en 1904.
Los ingresos de su renta siguieron los altibajos de
la empresa de sus hermanos: cuando a principios del siglo XX la Sociedad liquida
beneficios, recibe su parte, y la administra austeramente. En cambio, en 1909,
la empresa tiene graves problemas, y ella y su hermana liquidan sus bienes para
aportar capital fresco a las explotaciones de La Camocha, logrando reflotarla a
duras penas. Eran los largos años en que La Camocha no sólo no daba el fruto
deseado, sino que era un pozo sin fondo de inversiones desesperadas.
Rosario decide entrar como religiosa en las monjas
Salesas de Oviedo, e ingresa como novicia con su segunda criada. Pero parece que
no era ése el camino que Dios tenía destinado para ella: por razón de su frágil
salud, la Superiora le ordena que abandone el convento, y regresa a su pueblo,
pobre y enferma. Ciaño la acoge de nuevo, para no volver a dejarla marchar en
toda su larga vida.
Las tornas se vuelven al finalizar la Guerra
europea: la Sociedad Felgueroso vende a Duro-Felguera las minas situadas al sur
del río Nora, y reparte dividendos: Rosario es ahora millonaria, pero millonaria
en pesetas de 1920.
Una fortuna tal en manos de una persona que sólo
pensaba en ayudar a sus semejantes, no era difícil que encontrara manera de
aprovechar. Mientras sus hermanos continúan bregando con La Camocha, trabajan
como consejeros de Duro-Felguera y representan los intereses de la minería y de
la industria a nivel nacional,
metidos en asuntos de política, doña Rosario dedica sus esfuerzos a ayudar a su
pueblo desde su casa familiar.
Para la gente trabajadora, la limosna es casi un
insulto. Es algo que no puede permitirse: Rosario quiere ayudar a su gente, pero
sin dar caridades. Viendo el ejemplo de sus hermanos, que lograron auparse hasta
la prosperidad gracias al estudio y al trabajo firme, decide que lo que quiere
hacer es fundar un colegio, para que los hijos de sus vecinos puedan, en el
futuro, encontrar un trabajo digno.
Pero otro contratiempo viene a frenar esta noble
ambición. Se trata de la crisis de los años 20 de la Sociedad Felgueroso: de
nuevo deben invertir todos los ahorros para que los trabajos continúen. Ella
confiaba en sus hermanos, mientras que la mayor parte de la gente “enterada de
cómo funcionan las cosas” los consideraba unos ilusos y unos visionarios, razón
por la que se les negaba el pan y la sal.
Mural confeccionado por las Hermanas de la Caridad, en homehaje a la fundadora del colegio Nuestra Señora del Rosario. |
Al poco de terminar la guerra, doña Rosario
comienza a gestionar un colegio y, en 1942, funda un Patronato. El día 21 de
agosto de 1943 extiende en Escritura pública ante notario los estatutos de la
“institución benéfico-docente de carácter particular llamada “Colegio Nuestra
Señora del Rosario, Fundación Felgueroso”. Tenía como fin fundacional
“la instrucción y educación gratuita de niñas pobres de la parroquia de Ciaño”.
Rosario Felgueroso, en Ciaño, en compañía de algunas Religiosas de su Comunidad. |
El colegio comienza a funcionar con la llegada de
las cinco primeras monjas Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, cuyos
nombres conservamos. Se trata de sor Domitila González, sor Úrsula Villalaín,
sor Lucía Loyarte, sor Sofía Arburúa y sor Julia Martínez de Alegría. Esta
comunidad de religiosas serían las primeras maestras, las que seguirían así su
vocación evangélica de “enseñar al que no sabe”.
Cuando alguien se interesaba por ella (cuentan las
propias monjas), preguntando con quién vivía, contestaba “vivo con siete hijas”.
Y, en efecto, era ésa la relación que mantenía con ellas: la comunidad fue para
ella en el espíritu lo que hubieran sido los hijos que le fueron negados. Y
ellas la respetaban y querían como a tal.
Fue un colegio que influyó de forma decisiva en la
formación de los niños de la postguerra en Langreo. Se impartieron en él todas
las enseñanzas básicas: Jardín de infancia, Primaria, Bachiller, así como las
complementarias: música, mecanografía, baile, labores (bordados, bolillos,
etc.). Por sus aulas pasaron niños y niñas que iban a ser músicos, maestros,
enfermeras, médicos, licenciados, doctores, peritos, ingenieros, etc.
Por Orden Ministerial publicada en el B.O.E. de 18
de septiembre de 1954, se autoriza a que se modifique la Escritura fundacional
en lo que al nombramiento de patronos se refiere, estableciendo que el gobierno
y administración de esta institución corresponderá en su día a la Congregación
de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, bajo el protectorado
reglamentario del Ministerio de Educación y Ciencia. Firma la orden D. Joaquín
Ruiz-Giménez.
Tras la fundación, doña Rosario vivió todavía
muchos años para ser testigo de los homenajes rendidos a su familia antes y
después de la muerte de sus hermanos.
En febrero de 1956, A. Riera escribe en los
periódicos de Oviedo: “Ciaño (Langreo)
hace tiempo que tiene contraída una improrrogable deuda de gratitud con la
familia Felgueroso (...) España y Asturias dan fe de la ingente labor realizada
en el desarrollo de la industria por los Felgueroso (...) A todos los ciañeses
nos acucia el deseo de manifestar nuestro agradecimiento de la manera más
digna y efectiva (...) Ciaño aspira de corazón a perpetuar la memoria de estos
benefactores incansables con un monumento (...) Parece oportuno que nuestra
modestísima sugerencia debiera recogerla, mejorándola, nuestro digno
Ayuntamiento.
En el mes de junio de 1957, el ayuntamiento de
Langreo acuerda levantar un monumento en memoria de los hermanos Felgueroso: “En
la plaza del Alcázar de Toledo, donde se está construyendo un bloque de
viviendas por la Inmobiliaria
Felgueroso, y que las calles que rodean esa plaza lleven, cada una, el nombre de
Secundino, Constantino y Víctor Felgueroso”.
Informaba La Nueva España: “La propuesta de la Alcaldía fue aprobada por unanimidad, y encontrará la
adhesión y cooperación de las empresas mineras conocedoras, mejor que nadie,
de los desvelos y sacrificios de estos hombres en su lucha por incrementar
nuestra producción minera.”
Monumento a los Hermanos Felgueroso, en la plaza de Ciaño, delante de la Fundación NUestra Señora del Rosario. |
A esto contestan los ciañeses (Región, 6.7.57): “Si
Ciaño fue la cuna de los Felgueroso, si en Ciaño vive doña Rosario, única
superviviente de los hermanos, ligada como siempre a su pueblo natal, y siendo
su ángel tutelar, ¿qué razones, qué imponderables, pueden existir para que el
monumento no sea emplazado aquí?”
Por mediación de los concejales de Ciaño, en julio
de 1957, fue presentada una moción al Ayuntamiento de Langreo, con más de cien
firmas de ciañeses. Entre otras cosas, dice:
“La satisfacción que nos produce el haberse acordado la erección del monumento
ha sido nublada y completamente oscurecida por la desafortunada elección del
lugar (...). No puede escamotearse a Ciaño el sano orgullo de sentir alzarse
sobre su suelo minero el recuerdo convertido en piedra de aquellos tres
luchadores infatigables que supieron alumbrar las más ubérrimas fuente de
riqueza. Ellos mismos, desde la eternidad, si pudieran, no elegirían otro sitio
que Ciaño para emplazar su monumento. De igual modo que lo eligieron para que en
Ciaño reposaran sus huesos.”
Una versión del proyecto del monumento a los Hermanos Felgueroso |
La campaña, a través de todos los medios, fue
efectiva. El monumento se levantó en Ciaño, delante de la Casa Natal de los
Felgueroso, el día de Santa Bárbara (5.XII.62)
Juan Alberti escribió (La Nueva España, 4.XII.62):
“Hoy es la hora de Ciaño, mi pueblo, que
va a descubrir un monumento a los hermanos Felgueroso. Hoy es como si se
descubriera un monumento al trabajo, dureza, perennidad y solidez de pétrea
unión para perpetrarla” (...). Continúa refiriéndose
a los Felgueroso como “todo un equipo laboral organizado y, sobre todo,
el básico triángulo (...): la inteligencia de don Víctor, la eficacia en don
Constantino y la organización en don Secundino. (...) La familia fue, en los
hermanos Felgueroso, un mandamiento, el primer mandamiento de su Ley del Trabajo”.
|
Única foto
de estudio fotográfico. Sus sobrinas la engañaron, después de ir a la
peluquería.
|
“En este nexo
familiar y por lo que concierne a Ciaño, hay que destacar a una mujer: Rosario
Felgueroso, también homenajeada en este día. Rosario Felgueroso, y mejor doña
Rosario, es la auténtica, la verdadera, la constante madre de Ciaño. Una de las
mayores suertes de mi pueblo, de Ciaño, es la de conservar aún a su madre, a esa
madre que lo ha dado todo, que se lo ha ofrecido todo al lugar de su nacimiento.
(...) Para las obras del espíritu, para los ejemplos maternales, doña Rosario no
trabaja en equipo, funciona sola.”
Muy cercana ya su muerte, a la edad de 99 años,
Rosario escribió estos versos:
Si un día no lejano me pregunta Pedro "¿Por qué este retraso? contéstame presto". Le diré temblando: "Perdona, San Pedro: no fue culpa mía, fue culpa de Crespo. Si andando los años pregunta un viajero: "¿Por qué este parque así se llamó?"
|
Muy fácil que entonces diga el jardinero: "Que el diablo me lleve si sé, caballero, quién fue esa hembra ni dónde nació”. Si Ciaño me ha hecho, galante, este obsequio, no es mía la culpa, la culpa es de Alberto. Rosario Felgueroso |
Busto y
plaza de bronce, sobre monumento de piedra, colocado en el parque de Rosario
Felgueroso, en Ciaño de Langreo
|
Rosario dejó nuestro mundo en Ciaño el 18 de
diciembre de 1969, en los filiales brazos de sor Julia Martínez y sor Delfina
Felgueroso (pariente lejana suya), quien escribe: “como
vivió y murió como buena cristiana, el Señor la habrá compensado con creces sus
buenas obras. Ella sí que oiría con agrado las palabras de Jesús: ven, bendita
de mi Padre, a recibir el premio que desde toda la Eternidad te tengo preparado.
Porque tuve hambre y me diste de comer. Tuve sed y me diste de beber; era
peregrino y me acogiste, estaba enfermo y me visitaste, no sabía, y me
enseñaste. En verdad te digo, que cada vez que hiciste eso a cada uno de estos
mis hermanos pequeños, a Mí me lo hiciste."
La película titulada “Jandro”fue
rodada en 1963, y cuenta con las siguientes características:
-
Premio a la mejor película y a la mejor composición
musical en el Festival Internacional de Acapulco.
-
Primer premio del Sindicato Nacional del
Espectáculo.
-
Premio del Círculo de Escritores Cinematográficos a
la mejor fotografía.
Actores principales:
-
Arturo Fernández
-
y la presentación de Manuel Miranda.
Argumento: Antonio Momplet.
Sobre una idea de Faustino
González Aller y Jesús Rubiera.
Colaboración adicional en el argumento:
-
y Alfonso Sastre.
Guión y diálogos:
Música: José Solá.
Bailables y sones folklóricos: Jesús
Romo.
Cantar asturiano: Angelines
Costales (de la Coral Polifónica Gijonesa).
Dirigida por Julio Coll.
Expresa agradecimientos al Ayuntamiento de Gijón y a GIFESA.
Está dedicada "A todos los
españoles que con su trabajo y tesón crearon una riqueza y supieron
conservarla".
Los actores Arturo Fernández y María Mahor, en la mina, en una escena de la pelúcula "Jandro" |
La idea original era glosar la
hazaña de los hermanos Felgueroso, su lucha interminable y su gloria definitiva:
la mina de La Camocha. Sin embargo, la película se aleja de la historia en
varios elementos básicos:
En primer lugar, los hermanos de la
película no son tres hombres y dos mujeres, sino cuatro hombres, de los cuales
muere uno (Juan) en la mina (junto con su padre, Domingo que se corresponde con
Gabino), y otro más (precisamente Jandro) en el momento del descubrimiento. De
los personajes, se puede aproximar quién podría ser quién: el personaje
principal, Jandro, es probablemente Constante Felgueroso. El Estudiante, Pedro,
el mayor, debe de ser Víctor. Y el pequeño, Manolín, debe de ser Secundino. El
cuarto hermano, que apenas aparece en la película, es apócrifo. Faltan, además,
las dos hermanas: Adelaida y Rosario, de quienes no se hace mención en el filme.
En segundo lugar, el apellido es Ordieres, y no Felgueroso.
En tercero, la moda cinematográfica
de la época convierte lo que debería ser un tono épico y recio con hombres como
está mandado que luchan contra la naturaleza; en poco menos que en un pulso de
señoritos pasteleando con los amores y desamores de la sociedad burguesa. No hay
menciones específicas (excepto la referencia a la muerte en la mina, ahorrando
todos los horrores) a la dureza del trabajo minero. Lo que sí queda muy claro, y
lo manifiestan en varias ocasiones, es que nadie, excepto unos pocos, les
creía
hasta que lo consiguieron.
En cuarto lugar, la acción comienza
en 1912, con un desfase de casi 20 años respecto a la de la auténtica historia
de los Felgueroso.
Se supone que el personaje de da
título a la película representa a mi bisabuelo Constante. Pues bien: como
aparece en este mismo libro, Constante Felgueroso vivió hasta edad avanzada, y
murió en su cama rodeado por su familia y por los milicianos que le protegían.
una ocasión perdida de hacer una buena película sobre la epopeya de la familia Felgueroso. |
No vale la pena, pues, hacer más mención a dicha producción: no es más que una
película basada en la historia de los Felgueroso, pero que deforma la historia y
no añade gran cosa a la misma.
No debemos olvidar el ejemplo de los grandes
hombres y mujeres de nuestros tiempos. Gente que vivió con un objetivo
comunitario en mente, un proyecto de progreso y de prosperidad para su entorno,
llevándose por delante las dificultades y consiguiendo triunfar mientras
mantenían firme una inquebrantable lealtad a su ideales.
Necesitamos personas así en nuestra tierra. Pero no
se interprete esto como un alegato por el embalsamamiento de la minería tal como
hoy la conocemos. Hablamos más bien de la visión de futuro, del proyecto
coherente capaz de galvanizar una comunidad, siguiendo las voces sabias de los
antecesores, como los Felgueroso hicieron con las de Jovellanos, de Guillermo
Schultz, o de Ortega y Gasset. Ellos hicieron lo correcto en su tiempo. No
perdamos de vista que los tiempos han cambiado.
En la actualidad necesitamos visionarios con
carisma y saber. Necesitamos a los héroes de hoy, pues no podemos vivir de
recuerdos. Esos héroes que permitan la creación de los puestos de trabajo y de
la riqueza que necesita nuestra comunidad, nuestro país y nuestro mundo. Los
Felgueroso fueron muy de su pueblo, pero nunca fueron pueblerinos. Supieron
crear una parte de lo que hoy es Asturias, Langreo y Gijón. Supieron llevar la
carga con una sonrisa a veces dolorosa. Supieron ser líderes.
Y nosotros, los que les admiramos, les prestamos homenaje.
BIBLIOGRAFÍA
[1]Gran
Enciclopedia Asturiana, VIII, pág. 27.
[2]
ADARO RUIZ,
Luis. Historia resumida..., pág. 110.
[3]
Ver facsímil
del certificado, en Anexos.
[4]
Historial...
[5]
Historial...
[6]Historial...
[7] "Emigrante que vuelve rico de América" (Diccionario María Moliner). Figura común en la Asturias de fines del XIX y principios del XIX.
[8]Fuente: Revista industrial y Minera de Asturias, 1922, número 164, citado en La burguesía..., pág. 75.
[9]Datos
extraídos de El libro... y
la G.E.A
[10]Patricio
ADÚRIZ, "Del prado donde pastaba..."
[11]Historial...
[12] N. del A. Así figura en la documentación que manejamos, pero debemos suponer un error de transcripción, ya que el pozo nº 2 de La Camocha no se encuentra a un kilómetro del primero, sino a menos de 200 metros. Además, tratándose de la misma zona freática, sería admisible una diferencia de hasta alguna decena de metros de profundidad en su aparición (dependiendo de la permeabilidad del suelo), pero difícilmente una de casi 90 metros.
[13]Las
aguas freáticas son corrientes o depósitos de agua presentes en el subsuelo,
formados por filtración de las aguas superficiales (lluvia,
etc.). Cuando salen a la superficie dan lugar a los
manantiales.
[14]Historial...
[15]Trabajos
realizados...
[16]
Pregón de...
[17] Cfr. "El primer minero", en el 50
aniversario de la primera extracción de carbón de Mina La Camocha, en la
Feria de Muestras.
[18]Tomado
de Historial...
[19]
Jordi NADAL El fracaso de la Revolución industrial en España (1814-1913)
Barcelona, Ariel Hª, 1994.
[20](del
Historial...)
[21]
La burguesía... pág. 69
[22]
Historial...
[23]Cfr:
Manuel RUIZ-FALCÓ, El sondeo de Caldones
[24]"El
incendio de gases en Caldones", Páginas escolares, Colegio Inmaculada
de Gijón, 1915.
[25]Ignacio
PATAC "El suceso de Caldones"
[26]
Jaime PONCELA "Corsino Ceñal..."
[27]Luis
Felgueroso Trabajos realizados...
[28]Luis
FELGUEROSO Trabajos realizados...
[29]Manifiesto
de Besteiro
[30]OLIVEROS,
Antonio Asturias...
[31]El
resalte en negrilla es nuestro (N.d.a)
[32]Datos
extraidos de VÁQUEZ GARCÍA La cuestión hullera...
[33] El subrayado es nuestro (N.
del A.)
[34]Testimonio de "El
primer minero", en las Bodas de Oro de Mina La Camocha.
[35]Luis
FELGUEROSO Trabajos realizados...
[36]idem. id.
[37]idem.id.
[38]Testimonio
de "El primer minero"
[39]Benjamín
Rionda García, "El primer minero", El Noroeste, 22 de junio de 1980
[40]Ignacio
Patac, "En las inmediaciones de Gijón existen importantes yacimientos
hulleros" El Carbayón de Oviedo. Martes 8 de Abril de 1930.
[41]Miércoles,
3 de febrero. La prensa, de Gijón. "En el pozo de La Camocha
(Huerces). Se inaugura la extracción".
[42]"Minas
de Carbón en nuestro concejo. Ante un gran acontecimiento para nuestra vida
industrial gijonesa". Diario La Prensa, Gijón, 3 de Febrero de 1932.
[43]
"Ante un gran porvenir para Gijón. Don Ignacio Patac diserta acerca de la
cuenca carbonífera de nuestro concejo, descubierta por los señores
Felgueroso hermanos." La Prensa, diario independiente. Gijón, martes
15 de marzo de 1932.
[44]"El
acto del domingo en el teatro de los Campos Elíseos" El Comercio,
martes 12 de abril de 1932.
"En los Campos Elíseos, Gijón.
Se celebró ayer el homenaje dedicado a los hermanos Felgueroso" El
Carbayón, de Oviedo, 11 de abril de 1932.
[45]la
Avenida de los Hermanos Felgueroso, que
une la Carretera de Ceares, en su entronque con Ramón y Cajal, con el
Paseo de Begoña.
[46]Es
de señalar que, años más tarde, en 1946, les sería concedida tal
condecoración.
[47]A
don José Ortega y Gasset, en Oviedo.
[48]Del
testimonio de don Víctor Felgueroso León.
[49]Don
Víctor había perdido las dos piernas años atrás, y se desplazaba en silla de
ruedas.
[50]Bernardo
Roces "Boda en la casa de la Cruz Roja". La Nueva España de Gijón. 4
de noviembre de 1997
[51]Bodas
de oro de Fernando Díez Blanco: Evolución Profesional en Gijón 1922-1947
Ayuntamiento de Gijón, págs. 26 y 27.
[52]"Asturias
ante el Caudillo" Diario Voluntad, 29 de marzo de 1946
[53]"Ha
fallecido el hijo adoptivo de Gijón D. Secundino Felgueroso González,
presidente de la Junta de Obras"
[54]JUAN
ALBERTI: "Hermanos Felgueroso. El trabajo en equipo." La Nueva España,
4 de Diciembre de 1962, día de Santa Bárbara. Pág 8.